Reviven con tradición al Panteón San Miguel
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Reviven con tradición al Panteón San Miguel

Los camposantos de Oaxaca lucieron gran cantidad de visitantes nacionales y extranjeros, rebasando la expectativa oficial.


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Como no ocurría desde hace dos años, por el cierre parcial del panteón San Miguel y General a raíz de los daños por el sismo, ayer ambos cementerios registraron una enorme afluencia de personas que visitaron a sus “fieles difuntos”.

Igualmente, los gobiernos estatal y municipal realizaron varias actividades artísticas en este camposanto, a las cuales acudieron decenas de personas, entre ellos turistas nacionales e internacionales. Las noches del 31 de octubre y 1 de noviembre se realizaron visitas guiadas, en grupos pequeños, por la zona más antigua de este sitio.

Y como es tradición en la capital del estado y en municipios conurbados, desde temprano hombres, mujeres, adultos mayores y niños llenaron de flores las lapidas, además, las familias compartieron comida lo que llenó de algarabía el panteón.

Tan solo los panteones General, San Miguel, Jardín y el Ex Marquesado rompieron la afluencia estimada de 20 mil visitantes, toda vez que se registró el arribo de una gran cantidad de turismo nacional y extranjero.

Durante el día, los visitantes a los panteones compartieron alimentos, vistieron con flores de Cempasúchitl, Cresta de Gallo y rosas los floreros colocados a los pies o en los costados de las tumbas, nada más que en este año, el agua fue sustituida por arena mojada.

Los trabajadores municipales invitaron a las personas que ingresaron con flores para sus difuntos, que en los floreros o jardineras les colocaran arena en lugar de agua, para evitar la propagación del zancudo, debido al alto número de contagios por dengue.

Las tradiciones en Oaxaca establecen que las almas de los niños muertos vienen de visita el 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos; y las almas de los adultos el día 2 de “los fieles difuntos”.

En el panteón General y San Miguel por momentos lo reducido de los accesos generó la saturación de los mismos, debido a que son insuficientes, al final, el hecho no provocó incidentes mayores.

Una constante fueron las filas para conseguir una cubeta de agua, dado que no en todas las tomas había vital líquido para poner en los floreros o bien asear las tumbas de los familiares que murieron.

A su vez para la recolección de basura se colocaron contenedores para depositar tanto desechos orgánicos como inorgánicos, pese a ello en muchos espacios los visitantes dejaron abandonada basura.

A las afueras, la verbena ofreció un ambiente de fiesta a los visitantes, lo mismo se encontraron puestos de comida, golosinas, ropa típica o los tradicionales juegos mecánicos que fueron del disfrute de los niños.

Alegre visita a los panteones Jardín y Ex Marquesado

A su vez en el Panteón Jardín, el culto a los fieles difuntos transcurrió con normalidad cientos de familias acudieron puntuales a la cita para acompañar y llevar flores a sus seres queridos que ya fallecieron.

En este camposanto localizado a las afueras de la ciudad de Oaxaca, la diferencia fue que el agua se suministró sin restricción solamente se sugirió a los usuarios no saturar los floreros para evitar la generación de larvas de zancudo.

La visita al camposanto se acompañó de una verbena en donde se ofreció comida regional, bebidas refrescantes, juegos mecánicos y comercio informal que expendió mercancía de la temporada.

En el camposanto del ex Marquesado, las familias convivieron en los pasillos de las hileras de lápidas, en la cual más de uno sacó el mantel y lo tendió junto a la lápida para luego poner la comida y los refrescos.

Las risas y la música hizo menos triste la visita.

Un poco de historia

“La celebración de los muertos forma parte de las tradiciones mexicanas que tienen un origen muy lejano, la cual, por una parte tiene una idea de la muerte que proviene de la visión española, y por otra la prehispánica”, relata Gustavo López catedrático universitario.

Subraya que primero “existía cierta correspondencia de los días de celebración de la muerte de los pueblos indígenas que coincidía con el levantamiento de las cosechas y la que tenían los conquistadores”, además de compartir la visión católica de que existe una vida más allá de la muerte.

“Los antiguos habitantes enterraban a sus muertos en posición fetal con la idea de que regresaban al seno de la madre, tenían una visión de la muerte como un fenómeno natural que no era definitivo y daba lugar a una siguiente etapa, donde los muertos seguían presentes y regresaban a visitar a los vivos, esta es una visión que sigue vigente”, agregó.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró en 2003 a la festividad indígena del Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Cultural de la Humanidad debido a su riqueza cultural.

“Es un fenómeno de tiempos modernos y corresponde al encuentro de culturas diferentes, pero hay que reconocer una tradición que ha sido nuestra y otra que nos está llegando de otras regiones y que la gente las comienza a vivir”, dijo el mentor.

La vela en Atzompa

Habitantes del municipio de Santa María Atzompa, acudieron, como cada año, al campo santo de esta comunidad ubicada en los Valles Centrales, para velar durante toda la madrugada del primero de noviembre a sus fieles difuntos.

Esto forma parte de las tradiciones de Día de Muertos en la comunidad.

Desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre, las calles y los camposantos oaxaqueños se visten de flores, inciensos, velas y música.

Los familiares y amigos ponen música junto a las tumbas de sus familiares fallecidos, mismas que lucen adornadas con cirios y flores, hasta el amanecer del primero de noviembre.

Cientos de personas acuden al panteón del municipio conurbado a la capital, a rendir culto a sus familiares muertos en medio de una gran convivencia.

Música de banda, mariachi y trío no puede faltar en el cementerio, pues a la comida que comparten los lugareños se acompaña con mezcal de la región y cervezas que son repartidas entre los visitantes.

Este ambiente atrajo, como en todos los años, a cientos de visitantes internacionales, nacionales, e incluso, de la ciudad de Oaxaca y zona conurbada.

El 1 y 2 de noviembre es día de fiesta en Atzompa; música, mole, chocolate y pan de yema son ofrecidos a los comensales que llegan a las casas de padrinos y conocidos para compartir los alimentos y hacen que perdure la tradición.

Atzompa se encuentra dentro de las decenas de comunidades oaxaqueñas que realizan una serie de actividades en torno a esta fiesta, a fin de hacer gozar a vivos durante las festividades de “Todos Santos”.

La tradición de Muertos en Oaxaca cobró vida una vez más para el deleite de los visitantes nacionales y extranjeros, así como para la alegría de miles de oaxaqueños que hacen perdurar el legado de sus antepasados.


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