Sorprendentes imágenes captadas recientemente en la selva amazónica han revelado a una comunidad no contactada que desafía las crecientes amenazas de deforestación y actividades ilegales en la región. Conocidos como los Massaco, en referencia al río que cruza su territorio, este grupo sigue siendo un enigma: su nombre autóctono, lengua y tradiciones culturales permanecen desconocidos. Las fotografías, obtenidas por cámaras automáticas instaladas por la Fundación Nacional del Indio de Brasil (Funai), ofrecen la evidencia visual más clara hasta la fecha sobre su existencia.
RESISTENCIA EN UN ENTORNO AMENAZADO
La comunidad Massaco habita una reserva de 421 mil en el estado de Rondônia, cerca de la frontera con Bolivia, una de las zonas más deforestadas de la Amazonia brasileña. Esta región, conocida por su biodiversidad y la presencia de varias comunidades indígenas no contactadas, enfrenta constantes presiones debido a la tala ilegal, la expansión agrícola y el cambio climático.
Las imágenes muestran a hombres de la comunidad utilizando herramientas de metal dejadas estratégicamente por Funai, así como huellas de niños y juguetes de madera en campamentos abandonados. Estos registros evidencian no solo la adaptabilidad de los Massaco, sino también su sofisticado conocimiento del entorno, incluyendo el uso de trampas de madera endurecida y arcos de tres metros de largo para la caza y la protección de su territorio.
UN CRECIMIENTO SIGNIFICATIVO
Desde la década de 1990, la población estimada de los Massaco ha crecido significativamente. En ese entonces, se calculaba que vivían entre 100 y 120 personas en la región. Hoy, según Altair Algayer, veterano agente de Funai, el número podría haber alcanzado entre 200 y 300 individuos. Este aumento es consistente con tendencias observadas en otras comunidades aisladas de la Amazonia.
“En nuestras expediciones recientes y mediante imágenes satelitales, hemos observado un incremento en el número de tapiris [refugios tradicionales de palma]. Esto sugiere que la comunidad está en expansión”, explicó Algayer.
Esta evolución plantea preguntas sobre la capacidad de los territorios asignados para sostener a una población en crecimiento, especialmente ante la degradación ambiental.
POLÍTICAS DE PROTECCIÓN Y AISLAMIENTO
Desde 1987, la Funai implementó una política de “no contacto” para proteger a comunidades como los Massaco. Esta medida busca evitar los devastadores efectos de las enfermedades y la desintegración cultural asociados con el contacto forzado. Entre las estrategias empleadas se encuentra la distribución de herramientas de metal en puntos estratégicos, disuadiendo a los Massaco de aventurarse fuera de su territorio en busca de dichos instrumentos.
“Las herramientas que antes se utilizaban para atraer al contacto, ahora se emplean para evitarlo”, señaló Algayer.
Esta táctica, combinada con el monitoreo satelital y las expediciones controladas, permite a Funai proteger el territorio sin interferir directamente en el modo de vida de la comunidad.
DESAFÍOS FUTUROS
El crecimiento de los Massaco y otras comunidades aisladas plantea nuevos retos para su conservación. A medida que aumenta su población, surge la preocupación de que los recursos y el espacio territorial asignado puedan volverse insuficientes. Además, la deforestación y las actividades ilegales continúan amenazando sus fuentes de agua y recursos naturales.
“El crecimiento de estas comunidades es una gran noticia, pero también nos alerta sobre el riesgo inminente de contacto”, afirmó Algayer. Por su parte, Janete Carvalho, directora de protección territorial de Funai, advirtió que “en algún momento podría ocurrir un contacto, algo que queremos evitar a toda costa”.
UNA LECCIÓN DE RESISTENCIA
El caso de los Massaco destaca la importancia de las políticas de aislamiento voluntario como herramienta clave para proteger la diversidad cultural y biológica de la Amazonia. Esta comunidad no solo ha resistido las presiones externas, sino que también ha encontrado formas de prosperar, demostrando una notable adaptabilidad frente a los retos del siglo XXI.
El futuro de los Massaco depende de una inversión continua en recursos, la aplicación estricta de las leyes de protección territorial y el compromiso internacional para preservar una de las regiones más importantes y amenazadas del planeta.
Con información de Infobae