La zozobra y preocupación con la que los habaneros vivieron el imprevisto acercamiento del huracán Irma a la ciudad dejó paso horas después al característico humor cubano, que afloró tras la tensión y llevó a decenas de personas a hacer de las calles inundadas una improvisada fiesta.
A la pachanga contribuyó que en una tienda cerca del hospital Hermanos Ameijeiras la inundación provocó que para regocijo de los presentes salieran flotando calle abajo varias cajas del famoso ron “planchao”, una popular y barata marca del destilado que se vende en cajas tipo “tetrabrick” y que ameniza muchas tardes en el Malecón.
A pocas cuadras de allí, en la calle San Lázaro, unas cuarenta personas con el agua a la cintura arrancaron en una improvisada rumba afrocubana al ritmo de palanganas y cubos convertidos en tambores, comandados por “Fátima”, una conocida transexual de la comunidad LGTBI cubana.
Mientras, el Parque Maceo, en pleno Malecón, se convirtió en una piscina gigante en la que los muchachos jugaban al ratón y al gato con los atribulados policías que trataban de hacerles cumplir las orientaciones de la Defensa Civil que prohíben salir a la calle en el estado de alarma ciclónica en el que se encontraba ayer La Habana.
#Cuba après le passage de #Irma et ses vents atteignant 260 km/h #LaHavane #Cojimar #Varadero #RTSvidéo pic.twitter.com/9egW0zx92S
— RTSinfo (@RTSinfo) 11 de septiembre de 2017
Al final, los agentes no tuvieron más remedio que quitarse la ropa y entrar a sacar a los jóvenes para ponerlos a salvo.
Familias al completo paseaban con toda naturalidad con medio cuerpo sumergido en el agua y en otros puntos como el túnel que une el Malecón con la Quinta Avenida del barrio de Miramar, algunos jóvenes se aventuraron a zambullirse de cabeza en el agua.
El escenario preferido para la “selfie” fue la intersección de la calle 23 del barrio del Vedado con el Malecón, donde hasta hoy mismo rompían con fuerza las olas de hasta ocho metros que dejó Irma en La Habana.