Oaxaca ya no es un lugar seguro
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Columna

Oaxaca ya no es un lugar seguro

“Me han asaltado a plena luz del día, no había ningún policía cerca, nadie de la autoridad que me extendiera una mano.”


Foto: Archivo El Imparcial / Oaxaca ya no es un lugar seguro
Foto: Archivo El Imparcial / Oaxaca ya no es un lugar seguro

El sábado pasado me han asaltado a plena luz del día y sobre una de las calles principales de la colonia Reforma; no había ningún policía cerca, nadie de la autoridad municipal o estatal que me extendiera una mano.

Hace solo unos meses, un amigo ha sido atracado con violencia, sobre la avenida García Vigil; él relata que caminaba por la arteria del Centro Histórico, cuando una camioneta tipo van lo alcanzó por la espalda, se bajaron dos personas que lo despojaron a golpes de sus pertenencias: celular, cartera, zapatos, bolso…todo.

Los siguientes meses él se dedicó a reunir decenas de testimonios de agraviados sobre la delincuencia en la ciudad. Cada uno más cruento que el otro, y su perfil de Instagram se convirtió en una ventana a desgracias callejeras que a nadie parecen importarle, menos a las autoridades. Yo en broma, llegué a decirle que le iba a quitar el trabajo a los periodistas de nota roja y él siempre me decía: “No, Oaxaca ya no es un lugar seguro”, y como bien dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, yo quise creer que exageraba.

Hasta hace sólo unos días, que caminaba cerca de la Iglesia de Los Pobres, cuando una mujer en una moto, con la mano sangrando, se acercó a pedirme ayuda; supuestamente estaba buscando un médico y no lograba localizarlo. Como lo he hecho las veces que alguien ha pedido mi ayuda, saqué mi celular y googleé la dirección: inexistente. Era tal el desespero que mostraba, que no dudé en prestarle el móvil para que hiciera una llamada. Ahora veo lo tonto de la acción, pero en ese momento creí genuinamente que necesitaba ayuda, incluso le dije: “Llevo prisa, pero ahora tu mano es más importante”. Más tarde en marcar el número que ella en arrancar su moto y huir con mi celular; con la mano supuestamente ensangrentada tuvo aún el descaro de decirme adiós.

¿Qué hacía? Me vieron la cara de la forma más vil y yo caí redondito en su historia. Corrí buscando inútilmente ayuda y ningún policía estaba cerca. Cuando finalmente en un teléfono público han respondido los números de emergencia, el operador al oír mi historia dijo “por pendejo”, -de la forma más espontanea- e inmediatamente recordó que estaba en servicio y se corrigió en sus palabras. Pero yo me quedé con eso.

Efectivamente, me asaltaron “por pendejo”; otra desgracia que a nadie le importaba, solo a mí que perdí con ese celular las ganas de volver a ayudar y mis fotos de los últimos meses -un golpe bajo a la memoria sentimental de mi vida-.

En fin, lo material ya lo repuse, pero me queda una honda y profunda tristeza. Mi amigo tenía razón: “Oaxaca ya no es un lugar seguro”, y me duele mucho, por yo crecí caminando las calles de la colonia Reforma, del Centro. Mismas que ya no volveré a transitar con la misma confianza o tan siquiera con confianza. Me siento inseguro en mi propia tierra y es un sentir que compartimos muchos paisanos, lo cual nuevamente a nadie parece importarle. Porque es julio y Oaxaca está de fiesta.

@Urieldejesús02


aa

 

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