A un año de su muerte, ocurrida el 22 de enero de 2022, la Banda de Música del Estado de Oaxaca recordó al teniente coronel músico José Ventura Gil. Con un concierto frente al Palacio de Gobierno, la centenaria agrupación de la que fue parte, interpretó los sones y jarabes de Betaza.
Al teniente coronel músico José Ventura Gil se le recordó por su trabajo en la recopilación, arreglo y composición de este conjunto de piezas, realizada hace 65 años con ayuda de Ceferino González.
Fue en la Plaza de la Constitución o zócalo de la ciudad de Oaxaca donde los sones y jarabes cimbraron el corazón de la capital. Oaxaqueños y visitantes disfrutaron de la interpretación y ejecución de los bailes, a cargo de una delegación de betaceños.
El concierto-homenaje fue en conmemoración del primer aniversario luctuoso del músico nacido el 19 de marzo de 1936 en San Melchor Betaza. Y quien por 80 años desarrolló una prolífica trayectoria musical desde su pueblo natal, su estado y por todo el país. Especialmente en la enseñanza, la fundación de bandas filarmónicas, la composición y la dirección.

En incontables ocasiones, el teniente coronel músico subió a la otrora Rotonda de las Azucenas y ahora auditorio Guelaguetza para acompañar a la delegación de betaceños que ejecutaron los sones y jarabes como parte del programa Lunes del Cerro.
El concierto de este domingo fue con la presencia de la familia del teniente coronel, quien además de haber estado en la Banda de Música del Estado siguió su carrera desde la milicia, en la Secretaría de la Defensa Nacional. Como parte de ese andar, fundó en 1990 la Banda Sinfónica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana.
Sobre los sones y jarabes de Betaza, el teniente contó en una ocasión a EL IMPARCIAL que fue “estando aquí en Oaxaca, en 1957, con la ayuda del señor Ceferino González”, como ambos seleccionaron los sones. “Los junté e hice una recopilación de seis, pero de mi autoría metí dos. Entonces comenzamos a pensar en los pasos, las evoluciones, para que tomaran forma los jarabes”.
Quien inició su desarrollo musical desde niño y empezó a dirigir bandas desde los 14 años de edad, también dejó un legado de más de 100 obras (entre marchas, sones, pasos dobles y boleros), las que creó incluso en los últimos días de vida, como contó su familia.