Gabriela Morac ve la primera luz en San Jerónimo Tlacochahuaya, Oaxaca, una pequeña comunidad de origen zapoteco, ubicada en el valle de Oaxaca, cuyo nombre en zapoteco es “Zunni” que significa “lugar de la gente que siembra (cultiva)”, o algunos le han adjudicado “el lugar de los órganos (cactus)”, sin embargo, con la referencia de su nombre en náhuatl de manera personal creo que es más la relación de agricultura con una zona húmeda propicia para ello.
Uno siempre será del lugar en el que ha nacido, de una parte de la tierra, misma que lo vio nacer y adaptarse al mundo, igual que lo hace una planta al germinar dentro de ella. Es por eso que ella es Ben Zunni “gente del pueblo zunni”.
Su familia es zapoteca y hablante de la lengua materna, misma que no se le enseñó como primera lengua y que, sin embargo, aprendió por curiosidad, aunque no en su totalidad. Creció en medio de una cultura con bases en la cosmovisión de la cultura zapoteca y común en las culturas antiguas del náhuatl, cuya historia también forma parte de ella y por ello es su mayor fuente de inspiración y análisis.
Gabriela Mora es licenciada en artes plásticas, es egresada de la Escuela de Artes Plásticas de la UNAM, ha tenido en su existir una infinidad de exposiciones, como en la Facultad de Derecho de la UABJO; en el Colectivo Xagaa, Oaxaca; en la Galería de Santa Fe; Nuevo México, Estados Unidos; en La maldita cantina, Oaxaca; en la Casa del Artista en Tlaxcala y en el mismo Tlacochachuaya, estas exposiciones han sido en forma individual.
Las colectivas “México entre raíces” en el Museum at National Hispanic; el “Boom Oaxaqueño” en Arte Américas, en Fresno, California; “Grabados del Alma” en el Taller del Nuevo Amanecer, Woodland, California; “Canto a Oaxaca” en Antioquia, Colombia; “Encuentros Indígenas” en Canadá-Oaxaca y “Mujeres Grabando” en la Galería Maldita Estampa, Barcelona, España.
Creatividad
Gabriela Morac es una artista triunfadora porque ha cruzado fronteras donde ha alcanzado varios éxitos, pero ella no se conforma en su persistencia de crear y encontrar nuevos estilos en los grabados, trata de delinear el contenido de su obra que la lleva a los lienzos para estampar lo que ella desea conozcan a través de su arte.
Ella no se detiene en un solo cuadro, pues busca hacer llegar su mensaje de sus propias manos. Es por eso que ya es conocida en el extranjero y nivel nacional, no es fácil describir lo que desea hacer llegar, pero si nos detenemos encontramos la comunicación entre admirador y la artista.
Crítica
Morac, no se detiene en una tradición oaxaqueña repetitiva sino planta otra forma de comunicación estética, busca la belleza de la vida, porque vida es bella, para mantener una imaginación subsecuente y frecuente.
Ella tiene madera para continuar en este camino idóneo donde ha puesto su empeño de difusión que ha conseguido relacionarse entre sus mismos compañeros no para ser igual, sino para ser ella misma la comunicante de este arte del gravado que la ha colocado en un lugar privilegiado, pues como oaxaqueña tiene talento, tal como lo demuestra en su bella obra, con gravados de mucho contenido dándolos a conocer al mundo y a su propia tierra, no hay nadie que la detenga en esta imaginación creativa.
Con información de Dolores Jiménez
