Edith, ingeniera en genética y doctora en biomedicina

Edith es una mujer que representa muy bien a la nueva mujer oaxaqueña: inteligente, segura, curiosa, independiente, poderosa y con el objetivo en mente en desarrollar trabajos de investigación que aporten a nuestro desarrollo e independencia tecnológica. Oportunidades que antes fueron para varones únicamente hoy están siendo conquistadas cada vez más por mujeres. El campo de la ciencia también es un campo para mujeres.

Su currículo es impresionante: es la primera ingeniera genética formada en la UABJO y en su formación ha contado con acceso a investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Instituto de Biotecnología de la UNAM, El Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN y el laboratorio privado OpenLab. En todos ellos ha tenido la oportunidad de colaborar y ser asesorada por científicos que trabajan en las fronteras de la ciencia de sus respectivos campos.

Sus orígenes están en la Mixteca alta, en la pequeña comunidad de San Martín Huamelulpam, muy cerca de Tlaxiaco. En aquella región realizó su educación básica y ahí, creciendo muy cerca de la naturaleza, fue donde soñó con convertirse en una investigadora científica.

Tlaxiaco no le ofreció la carrera que buscaba, pero tampoco podía irse a universidades de la Ciudad de México, públicas o privadas, porque la economía de la familia no lo permitía. Más que tomarlo como una limitante para su futuro fue un detonador de su imaginación y de sus ganas de ser una triunfadora.

 

 

Vino a la ciudad de Oaxaca y se matriculó en el ITO para estudiar la Ingeniería en Química. Estaba en ese momento iniciando lo que hoy se ha convertido en una exitosa carrera académica a su muy corta edad. A partir de sus estudios en microbiología pudo introducirse a lo que era su meta, la genética.

Y es en el campo de la genética que Edith está desarrollando un trabajo de investigación que puede ser de gran trascendencia en asuntos de salud pública. En palabras muy sencillas, está trabajando para clonar una bacteria muy común para obtener de ella un compuesto que pueda ayudar a tratar la tuberculosis, uno de los eternos azotes de la humanidad y que hoy está de vuelta por la resistencia que han desarrollado las bacterias a los antibióticos.

Ante la gravedad de la situación en asuntos de salud pública la Organización Mundial de la Salud, OMS publicó una lista de patógenos para los cuales se necesitan con urgencia nuevos antimicrobianos. Uno de ellos, el “Mycobacterium tuberculosis” que provoca la tuberculosis y que, al año, más de 10 millones de personas se contagian alrededor del mundo. De ellas, más de un millón y medio perderán la vida, sobre todo en los países más pobres y con deficientes servicios de salud. Nuestro país, y Oaxaca en particular, tiene cada día más casos de esta terrible enfermedad, este año se reportan más de 700 personas contagiadas.

Se estima que aproximadamente una cuarta parte de la población mundial está infectada por esta bacteria, pero sólo entre el 5% y el 15% de estas personas desarrollan la enfermedad. El tratamiento para erradicar esta enfermedad es una combinación de fármacos antimicrobianos de larga duración y al ser un patógeno intracelular de crecimiento lento los medicamentos pierden su eficacia. Además, el número de cepas resistentes a los medicamentos está aumentando y se necesitan con urgencia nuevos productos. Esta crisis requiere una colaboración global y un esfuerzo integral para diseñar y producir agentes antimicrobianos efectivos que limiten la propagación de estos patógenos.

 

 

Su investigación está desarrollando una metodología para obtener de manera recombinante una bacteriocina de Pseudomonas protegens. En el laboratorio la manipula, le extrae el ADN y realiza la clonación de un gen para buscar la obtención de un nuevo antibiótico con el que pueda hacerse frente a esta casi pandemia silenciosa. Como resultados adicionales, el compuesto obtenido podría servir para tratar otras enfermedades de las vías respiratorias. Su trabajo está en periodo de evaluación para conocer su capacidad inhibitoria y, aunque está consciente de que todavía falta mucho por hacer en materia de pruebas y certificaciones, está optimista de llegar a lograr muy buenos resultados.

Para poder realizar sus estudios debió concursar, en su momento, por una beca del Conacyt. Gracias a ella ha podido continuar y ha tenido la posibilidad de realizar estancias académicas en instituciones mexicanas de vanguardia en materia de ciencias naturales que le han permitido llegar a lo que hoy es su trabajo doctoral que es: “Producción recombinante de la bacteriocina EMM1 y su evaluación sobre aislados clínicos multi drogo resistentes”. Esto es una muestra práctica de como jóvenes oaxaqueños con talento y apoyo puede lograr avances científicos de gran relevancia, en el caso de ella, sería el desarrollo de un nuevo fármaco contra una bacteria muy necia y, además, muy resistente a los tratamientos.

Edith Bernabé es ingeniera química, maestra en Desarrollo Regional y está concluyendo su doctorado en Biomedicina Experimental en la UABJO. Le gustaría que se socializara más el trabajo que realizan, que la gente de la calle y no solo los académicos valoraran y se interesaran por su labor que, al final, es en beneficio de todos.

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Néstor Yuri // Javier Toledo