Panteón San Miguel, 194 años de historia
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Arte y Cultura

Panteón San Miguel, 194 años de historia

El panteón General y el San Miguel forman parte de un mismo complejo cuya utilización inició en 1829 a raíz de una epidemia de viruela


Fotos: Adrián Gaytán y Lisbeth Mejía // Actualmente, el Panteón San Miguel es objeto de una restauración tras los sismos de septiembre de 2017.
Fotos: Adrián Gaytán y Lisbeth Mejía // Actualmente, el Panteón San Miguel es objeto de una restauración tras los sismos de septiembre de 2017.

Entre sus muros descansan o estuvieron los restos de quienes padecieron de la epidemia de viruela y la de cólera, ocurridas en el siglo en 1829 y 1833, respectivamente. Están también los restos y recuerdos de personajes ilustres, entre ellos Macedonio Alcalá.

Con 194 años de historia, primero conocido como camposanto General y luego como cementerio municipal, el panteón San Miguel es un complejo con 194 años de historia, una que se resiste a morir aun con los embates de los sismos.

El San Miguel es el panteón más antiguo de la ciudad de Oaxaca y la última morada de miles que están entre sus 11 mil fosas y 2 mil 355 nichos. Actualmente, es objeto de una restauración tras los sismos de septiembre de 2017, pero también da cuenta de los cambios en las inhumaciones, que se solían hacer en los templos católicos.

En ocasiones, a este complejo se le diferencia como dos panteones: el San Miguel y el General. Aunque también se le ha nombrado como uno mismo y solamente se diferencia una sección como el San Miguel, que abarca los nichos y las tumbas ubicadas en torno a una capilla inconclusa.

 

El San Miguel es el panteón más antiguo de la ciudad de Oaxaca.

 

Diversos escritores han abordado la historia de este camposanto, uno de los cuatro o cinco (según sea el caso), que administra el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.

Incluso, en la parte que se reconoce como panteón de San Miguel hay una placa conmemorativa. En ella se señala que en el año 1829, “a raíz de la promulgación de las nuevas leyes de inhumaciones”, por la mortandad que se registró en la ciudad por la epidemia de viruela, fue necesario escoger un sitio apto para cementerio. Y que este fue “el terreno situado entre el río Jalatlaco y las canteras municipales”, al cual se llamó camposanto General.

Aunque la placa no detalla si a partir de entonces se dejaron de hacer inhumaciones en los templos, sí explica que en 1833 ese camposanto volvió a ser usado para enterrar ahora a “las numerosas víctimas del cólera”. Asimismo, que un año después, en 1834, se levantó una barda provisional y una capilla al centro, la cual quedó rodeada de nichos.

Puede decirse que este fue el primer panteón municipal en Oaxaca, el cual fue llamado de San Miguel”.

En su libro “Arquitectura del panteón San Miguel, Oaxaca” (2014), Armando Pérez Linares, retoma lo mencionado por el historiador y escritor Manuel Martínez Gracida en el libro “Historia de Oaxaca”, donde da cuenta de cómo la epidemia de viruela obligó a prohibir “el entierro de cadáveres en los templos y sus cementerios para alejar de ellos los focos de infección”.

Uriel de Jesús Santiago, autor de la obra Tras la sombra del panteón San Miguel, también expone cómo ante la renuencia de la gente, que estaba acostumbrada a enterrar a sus difuntos en las iglesias, el ayuntamiento decide dar forma al panteón como tal, con su barda y una capilla.

 

El terremoto del 14 de enero de 1931 dejó expuestos los restos de varias personas inhumadas; la epidemia de viruela obligó a prohibir el entierro de cadáveres en los templos.

 

La placa ubicada al interior del panteón ahonda en la historia del cementerio y su arquitectura. Por ejemplo, explica que en 1839 el ayuntamiento decide mejorar el sitio y encarga un proyecto al profesor Francisco Bonequi, mismo que quedó como director de la obra.

Sin embargo, por las revueltas en la ciudad la construcción quedó suspendida cuando llevaba gran avance y se perdió el proyecto de la “monumental capilla que debería figurar en medio del cementerio”. Pese a esto, el camposanto se siguió usando como tal, en especial por el decreto de 1844 con el que quedaron prohibidas definitivamente las inhumaciones en los templos.

Considerado como un complejo de estilo toscano, el panteón cuenta con “cuatro muros de 113 metros cada uno y un frontispicio sencillo”.  Además de que cuenta con cuatro galerías “formadas por 100 arcos del mismo orden, con mil 355 nichos o sepulcros”.

Pero, así como con los sismos de 2017, otros siniestros han causado daños al panteón, como el terremoto del 14 de enero de 1931, que dejó expuestos los restos de varias personas inhumadas en él. Por ello, en la placa alusiva al músico Macedonio Alcalá se explica que sus restos estuvieron en este camposanto.

 

Personajes ilustres

 

El panteón es también conocido por haber tenido o contar aún con los restos de personajes ilustres. De acuerdo con los registros hemerográficos y del propio cronista de la ciudad, Jorge Bueno Sánchez, estos personajes son:

Nombres como el del ex gobernador Félix Díaz Mori (hermano del general y expresidente de México Porfirio Díaz Mori), Susana Juárez, hija del Benemérito de las Américas y también exmandatario federal Benito Juárez , así como el célebre músico Macedonio Alcalá figuran entre las miles de fosas o nichos del recinto.

Los restos del coronel José María Díaz Ordaz, muerto durante la batalla de Santo Domingo del Valle el 25 de enero de 1860, conocido “Benemérito del Estado”, y del general Albino Zertuche están también en él. Lo mismo que los de Mariano Jiménez, Fidencio Hernández, Gregorio N. Chávez y Luis Meixueiro.

Eduardo Mata, connotado músico; los doctores Aurelio Valdivieso (cuyo nombre lleva el hospital civil de la capital), Manuel Canseco Landeros, Federico Ortiz Armengol y Ramón Pardo están en la lista de ilustres.

Asimismo, Fernando Ramírez de Aguilar, Jacobo Dalevuelta, José Alcalá, Marcos Pérez y Heliodoro Díaz Quintas.


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