Reúnen 10 años de la creación poética de Cristina Rivera Garza
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Arte y Cultura

Reúnen 10 años de la creación poética de Cristina Rivera Garza

Bajo el sello Lumen, el libro incluye los cinco volúmenes de poesía con temática diversa que Rivera Garza publicó


Cristina Rivera Garza.
Cristina Rivera Garza.

La compilación poética Me llamo cuerpo que no está reúne escritos de Cristina Rivera Garza publicados de 2005 a 2015 con el ímpetu común de “quererse meter en la vida cotidiana y decir que la poesía está en todos lados”. Así lo explicó la crítica y académica.

La traductora dijo en entrevista que el título explora el lenguaje y muchas otras preguntas indispensables, pero “finalmente somos cuerpos aquí y si los tocamos estaría mejor”.

Publicada por el sello Lumen, incluye los cinco volúmenes de poesía con temática diversa que Rivera Garza (Matamoros, 1964) publicó en el Fondo de Cultura Económica, Bonobos Editores, Mantis Editores y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante una década.

Aquí hay burocracia, momentos de espera, rabia, autobuses, caminatas, árboles, momentos de caos, de múltiples crisis de las que nos vamos haciendo. Justo ahí hay una amalgama y no sería mala idea leer algunas líneas que te pudieran hacer sentir presente donde estás presente”.

La escritora destacó que gran parte de su producción literaria en distintos géneros “tiene que ver con los retos que implica invitar al cuerpo, traerlo a colación; no perder de vista que la escritura no se hace con la mente, sino con toda la corporalidad y los retos que implica: la relación con el lenguaje, con la vida cotidiana y los múltiples contextos”.

En este texto, continuó la narradora, el primer libro reunido “tiene que ver con la enfermedad, la madre y lo que lo rodea: hospitales, doctores, lenguaje médico y también de la ciudad. Los últimos textos están más centrados sobre los cuerpos que desaparecen, nos atosigan por no estar ahí, por la falta que nos hacen. Es un recorrido amplio, pero siempre hilvanado que pone en conversación al cuerpo y los retos que éste trae”.

 

Me llamo cuerpo que no está.

 

Nota roja

 

Rivera Garza reseñó que los libros incluidos en Me llamo cuerpo que no está son muy distintos en un recorrido muy largo. “Hay trabajos mucho menos autorreferenciales, donde interviene lo narrativo e incluso la ficción. Uno es una versión tachada de un libro de poesía, La muerte me da. El coto es la violencia del lenguaje de la morgue, de la nota roja, de cómo los cuerpos son abiertos y revictimizados muchas veces que, a todos, creo, nos resultó cada vez más obvia durante el calderonismo.

El libro Viriditas es una exploración de qué hace la nota personal, una especie de diario poético con oraciones sueltas, de cómo eso es capaz de poner en situación de compartencia una experiencia personal basada en el color verde, por ejemplo”.

Rivera Garza añadió que en su obra no sólo trata de “cuerpos no normativos y con sexualidades no normativas, sino también con los contextos que permiten o imposibilitan que tengamos una conexión real con cuerpos reales.

Mucho de mi escritura se trata también de ir proponiendo preguntas que amplíen el sentido de qué es lo que existe, qué es lo escribible y, en ese sentido, qué cuerpos son los que entran –o no– a esta práctica de escritura. Es una cuestión política, cotidiana, literaria, estética y definitivamente forma parte de las indagaciones de este libro”.

Hizo hincapié en que le importa mucho la relación sobre “cómo nos podemos acercar a la realidad del cuerpo, que es íntima y personal, pero que está atravesada por muchísimos vectores, fuerzas, lenguajes, experiencias, que no dependen de uno mismo”.

Por ejemplo, abundó, en La imaginación pública utilizó uno de los lenguajes a los que tenemos acceso de manera inmediata, el de Wikipedia, para visitar las debilidades o las enfermedades del cuerpo y explorar “cómo podemos hablar de algo que es íntimo y a veces pensamos intransferible, pero utilizamos algo que le pertenece a muchos más.

Ahí se establece la tensión de lo poético como algo personal pero no individual, que siempre está en una relación tensa con lo que lo va atravesando. No somos cuerpos aislados, sino cuerpos con relaciones desiguales por el tipo de sociedad en la que vivimos, relaciones volátiles, interesantes, crueles…

 

Eso es a lo que llamo lo político. Si vivimos en relaciones desiguales como cuerpos, se establecen relaciones de poder y sus jerarquías no son parejas. Meternos en esa conversación me parece ineludible en cualquier tipo de escritura y más en la que se denomina poesía”.


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