El temor a un brote de enfermedades transmitidas por mosquitos encendió las alarmas en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. Vecinos de la Novena Sección difundieron a través de redes sociales una carta dirigida al Ayuntamiento local y a la Dirección de Salud Municipal, donde exigen medidas inmediatas para contener la proliferación del mosquito Aedes aegypti, vector del dengue, zika y chikungunya.
“Solicitamos de manera atenta y fundada que se realicen brigadas de fumigación en la 9ª Sección, y se tomen medidas preventivas necesarias para salvaguardar la salud de todos los habitantes”, se lee en el documento, que apela tanto a la Constitución como a leyes sanitarias nacionales para sustentar su demanda.
La denuncia ciudadana no tardó en encender el debate. La publicación fue replicada por habitantes de otras colonias, quienes describieron situaciones similares de abandono y deterioro ambiental, acompañadas por una creciente desesperación.
COLONIAS OLVIDADAS, CALLES ENCHARCADAS Y ZANCUDOS EN MASA
Los testimonios compartidos en línea muestran un problema que rebasa los límites de una sola comunidad.
“También en la colonia 17 de Julio de la Séptima”, “por la colonia San Pedro hay demasiado mosquitos y de esos grandes con manchas blancas”, escribieron usuarios en redes, extendiendo el reclamo a todo Juchitán.
Un vecino de la colonia Benito Juárez relató que llevan más de dos meses con calles inundadas:
“Aún siguen encharcadas más del 70%. Hemos tratado de pararlos con piedra y grava, pero no es suficiente. Y con los zancudos no se puede dormir aún con ventilador”.
La mezcla de falta de drenaje, acumulación de basura, lluvias recientes y una infraestructura precaria ha creado un entorno perfecto para que el mosquito transmisor se multiplique con rapidez. A esto se suma el hartazgo generalizado por la falta de acción institucional.
INDIGNACIÓN CIUDADANA: “¿QUÉ HACEN CON TANTO DINERO?”
La falta de respuesta oficial ha derivado en cuestionamientos más amplios al gobierno municipal. Algunos comentarios acusan al Ayuntamiento de tener recursos, pero priorizar obras que no responden a las necesidades urgentes de salud pública.
“¿Qué hacen con tanto dinero que llega para Juchitán? Las calles todas en mal estado, pero sí hay para andar haciendo escuelas en otras agencias”, denunció una usuaria en redes.
Otro vecino fue más directo:
“Presidente de Juchitán, atiende urgentemente el tema de fumigación. Son un enjambre de zancudos y moscas por donde quiera”.
Estas críticas reflejan una percepción creciente de desconexión entre las prioridades de las autoridades y las necesidades básicas de las comunidades.
RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS, SOLUCIONES PENDIENTES
El problema, sin embargo, no recae únicamente en la administración pública. La proliferación de mosquitos también está vinculada a prácticas ciudadanas que agravan la situación, como el almacenamiento de agua en recipientes al aire libre, la acumulación de desechos y el descuido del entorno inmediato.
La prevención, insisten expertos en salud, requiere una acción coordinada. Si bien las autoridades deben garantizar fumigaciones periódicas, campañas informativas y limpieza urbana, la población también debe asumir su parte. El control de criaderos es una tarea compartida.
En Juchitán, la combinación de negligencia oficial y prácticas comunitarias deficientes crea un cóctel peligroso que podría desembocar en una crisis sanitaria.
FUMIGACIÓN: UNA DEMANDA BÁSICA, NO UNA EXIGENCIA EXTRAVAGANTE
Lejos de ser un lujo, la fumigación se ha convertido en una demanda esencial para miles de personas que viven en condiciones ambientales vulnerables. La petición de la Novena Sección no busca otra cosa que ejercer un derecho constitucional: el de vivir en un entorno saludable.
“Esta situación representa un grave riesgo a la salud pública, el cual debe ser atendido de inmediato para evitar la propagación del virus y sus posibles consecuencias”, advierte la carta firmada por ciudadanos.
El tiempo corre, y con él, el riesgo de una epidemia. La pregunta que flota en el aire es si las autoridades actuarán antes de que las cifras de enfermos den la razón al clamor ciudadano. Mientras tanto, los zancudos siguen invadiendo hogares, y con ellos, el miedo.