La madrugada de este domingo 15 de junio, Día del Padre, la violencia volvió a sacudir la Costa oaxaqueña. Alrededor de las 5:30 de la mañana, un hombre fue ejecutado con arma de fuego dentro de las instalaciones de la gasolinera G500, ubicada sobre la carretera costera Pinotepa – Acapulco, a la altura del kilómetro 1.5, justo frente a la zona hotelera del bulevar de esta ciudad.
La víctima quedó tendida a un costado de una bomba despachadora de combustible, en un hecho que pone de relieve la creciente inseguridad que afecta incluso a zonas comerciales y turísticas de alto tránsito.
Autoridades acordonan la zona; víctima aún no identificada
Al recibir el reporte, elementos de Seguridad Pública acudieron al sitio y acordonaron la zona para evitar la alteración de la escena del crimen. Poco después, personal de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) arribó al lugar para realizar el levantamiento del cuerpo y llevar a cabo las diligencias correspondientes conforme a la ley.
Hasta el momento, la identidad del fallecido permanece sin confirmar. Se trata de un hombre de complexión robusta, que vestía una playera negra y bermuda beige. No se ha revelado si el ataque fue directo ni si existen pistas sobre los agresores.
Un contexto de inseguridad persistente
Este crimen se suma a una preocupante ola de violencia en la región de la Costa chica oaxaqueña. Donde los homicidios dolosos, muchas veces relacionados con la delincuencia organizada, han aumentado en frecuencia y brutalidad.
Organizaciones civiles y analistas en seguridad han advertido que esta zona carece de vigilancia efectiva, mientras que los niveles de impunidad se mantienen alarmantemente altos, lo que desincentiva las denuncias y debilita la confianza ciudadana en las instituciones.
La normalización del miedo
Que una ejecución ocurra en una gasolinera, frente a una zona hotelera y sobre una vía federal, en plena madrugada, refuerza una realidad inquietante: la normalización de la violencia y la falta de garantías mínimas de seguridad pública.
Mientras la FGEO avanza en la investigación, este crimen representa no solo una tragedia individual, sino un síntoma de la inseguridad estructural que continúa afectando a la región. ¿Cuántas ejecuciones más se necesitarán para que haya una respuesta efectiva del Estado?