Para quienes buscan adquirir un vehículo a bajo costo, una opción poco conocida pero completamente legal es la compra de autos o motos que han sido abandonados en corralones. Aunque estos depósitos vehiculares suelen estar asociados a conflictos legales o multas, en muchos casos las unidades terminan disponibles para subasta pública.
¿Por qué un auto termina en el corralón?
Los motivos por los cuales un vehículo puede ser remitido a un depósito vehicular son variados: desde infracciones viales hasta estar relacionado con investigaciones judiciales o accidentes.
Sin embargo, el punto clave está en el tiempo: si el propietario no reclama la unidad en un lapso de 90 días naturales, se considera legalmente abandonada, según el Diario Oficial de la Federación.
¿Quién se queda con los autos abandonados?
Una vez vencido el plazo, el vehículo deja de ser propiedad del particular y pasa a manos del gobierno estatal o federal, dependiendo de quién tenga jurisdicción sobre el depósito.
A partir de ahí, las autoridades pueden decidir entre chatarrizar la unidad o subastarla al público. Con ello, abriendo la puerta a los ciudadanos interesados en adquirir un auto a bajo precio.
¿Todos los autos del corralón se pueden comprar?
No todos. Solo aquellos que no estén involucrados en procesos judiciales pueden ser subastados o vendidos como chatarra. Además, antes de ser ofertados, las autoridades deben detallar el estado físico y mecánico de cada unidad. Lo cual brinda cierta garantía al comprador sobre lo que está adquiriendo.
Aunque muchos suponen que los autos en corralón están en malas condiciones, la realidad es que una gran cantidad están en estado funcional o reparable. En algunos casos, incluso se trata de autos asegurados que las compañías no recuperaron o unidades detenidas por infracciones menores.
¿Cómo participar en una subasta de autos del corralón?
Las subastas públicas de estos vehículos son organizadas por diversas instancias, entre ellas:
El Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP)
Fiscalías estatales
Aseguradoras privadas (en casos específicos)
Para participar, se recomienda ingresar a las páginas oficiales de estas instituciones, donde se publican las convocatorias, fechas, requisitos y catálogos de vehículos disponibles. Generalmente, es necesario registrarse, presentar identificación y realizar un depósito o garantía para poder pujar en las subastas.
¿Conviene comprar un auto del corralón?
Desde un punto de vista económico, sí. Los precios suelen estar muy por debajo del valor comercial y al tratarse de procesos organizados por instancias oficiales, hay un respaldo legal que ofrece seguridad al comprador.
Sin embargo, como cualquier proceso de adquisición de bienes usados, es indispensable revisar el estado físico del vehículo, los términos de la subasta y tener claridad sobre los trámites posteriores, como el alta vehicular, cambio de propietario y pagos de derechos pendientes.
El otro lado del corralón: costos y burocracia
Aunque la posibilidad de adquirir un auto barato existe, también es cierto que sacar un vehículo del corralón cuando aún es propiedad de un ciudadano puede ser muy costoso. Las tarifas por arrastre, almacenaje y multas acumuladas a veces superan el valor del vehículo, lo que lleva a muchos propietarios a dejarlo abandonado.
Este sistema, aunque legal, también refleja fallas estructurales: falta de información al ciudadano, procesos burocráticos opacos. Y, en algunos casos, negocios colaterales poco regulados en torno a los depósitos vehiculares.
Comprar un auto del corralón es posible y puede representar una alternativa accesible y legal frente a los altos costos de agencia. Sin embargo, requiere información, prevención y asesoría para evitar sorpresas. En un país donde cada año miles de autos terminan abandonados, conocer este proceso es clave para convertir un problema urbano en una oportunidad de movilidad.