Elon Musk encendió una tormenta política este 5 de junio al declarar públicamente que el nombre de Donald Trump “aparece en los archivos de Jeffrey Epstein”, y que esa sería la verdadera razón por la cual dichos documentos no se han hecho públicos hasta ahora.
“Es hora de soltar la bomba verdaderamente grande”, escribió el magnate en X, en medio de un enfrentamiento verbal que ya sacude tanto a Wall Street como a la Casa Blanca.
La afirmación pone en jaque al presidente estadounidense y apunta a una de las conexiones más oscuras de la élite norteamericana: la red de tráfico y abuso sexual asociada a Epstein.
De aliados a enemigos: la ruptura entre Musk y Trump
La relación, que había sido simbiótica durante años, se desmoronó tras una serie de publicaciones cruzadas. Trump afirmó en Truth Social:
“Elon se estaba agotando, le pedí que se fuera” y lo tildó de “loco”.
En respuesta, Musk expuso su descontento con el “proyecto de ley grande y hermoso” impulsado por la administración republicana, al que calificó de “abominación repugnante”.
El distanciamiento se volvió irreconciliable cuando Trump amenazó con retirar subsidios y contratos federales a empresas de Musk.
En reacción inmediata, el empresario anunció:
“SpaceX comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon”.
La guerra también es económica: Tesla se desploma
La pelea no solo sacude la política: las acciones de Tesla cayeron un 10,1%, borrando más de 17 mil millones de dólares del patrimonio de Musk en cuestión de horas. La caída, la peor desde abril, se aceleró justo después de que Trump acusara al empresario de oponerse al plan fiscal porque afecta a los vehículos eléctricos.
El retroceso refleja el pánico de los mercados ante un conflicto que pone en juego el futuro de contratos millonarios con el gobierno, el desarrollo espacial y la movilidad eléctrica.
El pasado que regresa: imagen de unidad se hace trizas
Hasta hace apenas una semana, Trump y Musk compartían una relación de mutua conveniencia. El presidente lo homenajeó en la Casa Blanca por su labor como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental, y Musk había invertido 250 millones de dólares en su campaña. Ahora, los dardos entre ambos son cotidianos y públicos.
Musk acusa:
“Sin mí, Trump hubiera perdido”.
Trump responde:
“Estoy muy decepcionado. ¡Qué ingratitud!”. La política norteamericana vive un quiebre interno entre dos de sus figuras más influyentes, y el impacto puede ser duradero.
¿Una estrategia o un ajuste de cuentas?
La explosiva acusación de Musk sobre Epstein no parece casual: llega justo después de que Trump amenazara sus negocios y cuestionara su lealtad. Pero al poner ese tema sobre la mesa, Musk sacude el tablero global, reaviva una herida judicial aún abierta y desafía directamente el poder presidencial.