Desde su local en la zona húmeda del Mercado de Abasto y siendo los únicos de ahí que elaboran sus piezas, don Servando y su hijo Ángel López se han dedicado a recrear a interpretar a la muerte, a dar otro sentido e incluso reírse de ella a través de las tradicionales catrinas.
El alambre, el papel periódico y el engrudo son la base de las figuras que con hábiles manos dan forma y a las que agregan vestimenta como las tradicionales del estado o con hojas de totomoxtle, petates de palma y otros elementos. Guiados por la creatividad y las sugerencias de quienes les confían esta labor, padre e hijo han elaborado también esqueletos en forma de perros, gatos, dinosaurios u otras figuras.
Hasta ahora, ha sido una catrina con vestimenta de totomoxtle la que ha implicado un mayor reto, confiesa Ángel, quien lleva cinco años en el oficio. Su padre, Servando, tiene ya una década o más en él. Pero ambos coinciden en que en esta tradición también hay que innovar e incluso recrear personajes que películas como “Coco” ha puesto en el imaginario popular a propósito de las fiestas de Fieles Difuntos, Día de Muertos o Todos Santos.
Como cada año, la familia López pone manos a la obra para hacer las catrinas, desde aquellas que apenas rebasan los 30 centímetros de altura hasta las que alcanzan los dos metros.
Es viernes y en este pasillo de la Central de Abasto, como también se conoce al mercado más grande de la ciudad y estado, toda persona que pasa queda maravillada o al menos atraída por las coloridas representaciones de la muerte. Y es que las figuras femeninas que aluden a ella son las más solicitadas. Aunque tampoco pueden faltar los catrines.
En los dos casos, como personajes que remiten a la catrina del grabado autoría del mexicano José Guadalupe Posada, cargada de crítica hacia las clases medias y privilegias y asociada al Día de Muertos. Pero así como don Servando y Ángel reinterpretan a la catrina y la misma muerte, lo han hecho el artista Diego Rivera. Como ejemplo queda “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.
La elaboración de las catrinas es una tradición de muchos años, es una representación de nuestros difuntos”, agrega Ángel sobre los nuevos significados que se dan a estas creaciones en Oaxaca. Es “encontrarle la diversión a la muerte porque después ya no se puede hacer nada y tratamos de recordar a nuestros difuntos de alguna manera representativas de ellos”.
Elaborar cada pieza puede tomar media jornada o un día, aunque el secado puede demorar hasta dos días. Entre más pequeña la pieza la complejidad aumenta, dice Servando sobre las catrinas y esqueletos.
En la mesa de trabajo de los locales 186 y 187, Servando y Ángel tienen también representaciones de esqueletos de mascotas, a veces para recordar a aquellos seres que también han sido parte importante en la vida de las personas. Todo en torno a la muerte, la nostalgia por los que han dejado el mundo terrenal y que, según las creencias, están en el más allá, en el Mictlán u otro plano. Pero que cada año, en Día de Muertos, regresan para convivir un rato con sus familias, en cuyos corazones y memoria aún viven.
