En culturas como la maya hay relatos sobre la creación de hombres de barro, madera o maíz. Pero del barro, la humanidad también ha dado forma a sus deidades desde hace siglos. Y ahora, desde las artes, Sergio Mérida propone una reflexión sobre esos dioses que el propio ser humano ha creado “arbitrariamente para justificar su existencia en el mundo”.
El autor inaugurará su exposición “Idolatría abisal” en la galería de la biblioteca Andrés Henestrosa, en la ciudad de Oaxaca. En ella reúne más de 20 piezas realizadas en barro, en el que incursionó hace aproximadamente seis años tras varios años de haberse alejado de las artes.
Con “Idolatría abisal”, el autor invita a pensar en torno a esos dioses con que más allá de las cualidades otorgadas se ha buscado saciar una necesidad de fe, de un “camino que te guíe”. Y especialmente en tiempos como el actual, en el que considera que una parte de la humanidad también ha dejado de creer.
Previo a la exposición en la que se remite a dioses de varias culturas del mundo, Mérida habla sobre cómo la alfarería y el barro ha sido vital en Oaxaca.
Creo que es otra cosa que le debemos al maestro Francisco Toledo”, dice Mérida sobre la influencia del fallecido autor en él y otros autores que han volteado a ver su trabajo escultórico y el de Claudio Jerónimo (con quien Toledo colaboró).
Ellos dos hicieron que la gente o los artistas contemporáneos y quienes empiezan a trabajar arte en Oaxaca voltearan a la cerámica como una posible herramienta de expresión, ya sea de alta temperatura o como en mi caso que trabajo el barro tradicional, que es de baja temperatura, es ver el material y las posibilidades son geniales.
¿Más allá de la concepción que tenemos del barro como utilitario?
Sí y que tampoco deja de ser genial con los artesanos porque cuando compras una pieza utilitaria no la quieres usar de lo bonita que está… La filigrana que hacen con el barro no la usas. Y la tradición está en San Bartolo Coyotepec, Tlapazola, Atzompa, en la Sierra…
¿Cómo incursionaste en la escultura en barro?
Siempre estuve metido en cuestiones de la plástica, en teatro, hacía modelado con plastilina y arcilla. Pero crecí y estudié la licenciatura en comunicación, trabajé mucho tiempo en televisión… Hubo un momento en que la vida te lleva a una pausa extraña, retomé la pintura en casa de mi mamá en Atzompa y un día paseando encontré el taller del maestro Rolando Regino Porras. Me acerqué y él generoso me invitó a trabajar, así me encontré con el barro, luego mi amiga Ivonne Kennedy me invitó a trabajar alta temperatura en el taller del maestro Alejandro Santiago… Con eso encontré muy buen camino para trabajar la expresión que se me daba. El barro ha sido muy amable y generoso conmigo.
Y ahora llegas con esta exposición donde presentas obra nueva y algunas ya mostradas
Sí, fue de poco antes de la pandemia. Empecé a trabajar el barro hace como seis años y he tenido mucha suerte, primero con una exposición del maestro Rolando Regino, quien me dejó meter unas piezas mías, como al año de que empecé a trabajar, así se fueron dando las posibilidades para mostrar mi trabajo. Tres murales que hice de alta temperatura se fueron Ciudad de México, a una exposición colectiva de la Fundación Pascual… Pero vino la pandemia y la obra se quedó atorada. Finalmente pude ir por ella.
Concreta su sueño en la biblioteca Andrés Henestrosa
Para Sergio, tener en esta exposición individual aquellas obras se suma a ese gran logro de mostrar su obra en la biblioteca Andrés Henestrosa, el lugar en el que como reportero cubrió varias muestras. “Era de: ¡qué bonito lugar! Ojalá y si yo hiciera algo pudiera exponer aquí”.
Ahora se concreta su sueño, con una muestra que inaugura el próximo 1 de julio. En “Idolatría abisal”, Sergio no solamente cumple su sueño como artista sino concreta una idea que ha trabajado en los últimos meses: “la sacralización del entorno con dioses que tú mismo creas”.
