Por María Esther Soto García
II PARTE
Algunas personas nos hacemos activistas cuando algo mueve nuestros cimientos, porque hemos pasado por un dolor tan fuerte que no queremos que nadie más lo viva. Por eso acepté hacer activismo, aprender a hacerlo, sigo aprendiendo, hacerlo por Gabi y las víctimas que, como ella, no debieron morir. También por las personas que siguen en la vía y quienes les esperan en casa.
Darle la espalda a una mujer que por 29 años me guio, me abrazó y amó nunca ha sido mi opción, no importa lo que me digan en cada dependencia de justicia, no importa si tengo que empezar de cero, con un tiempo incierto, en pandemia… no importa si siento que esto es un sueño, una pesadilla. Decidí ser activista, porque la vida se vistió de negro, ahora a nada le tengo miedo, me quitaron, quien la atropelló y el sistema que lo permitió, lo que más he amado.
Lamento decirles, a los victimarios, que no me van a quitar la fuerza de ese amor, ni las ganas de evitar más hechos así. Mi deseo es que ninguna mamá viva lo que mi mamá está viviendo, ninguna familia debería esperar a su familiar y recibir a cambio la noticia de su muerte.
Tengo muy claro que ya no soy la misma persona que era hace algunos meses. El tiempo, algo de lecturas, idas y vueltas a la fiscalía, rodadas por justicia, el acercamiento con más víctimas indirectas y muchas noches sin dormir me han ayudado a procesar y entender que cambié. La pérdida de Gabi me ha dado una nueva perspectiva sobre la vida, las relaciones y las cosas que verdaderamente importan. He aprendido a valorar lo que antes me parecía simple y a apreciar todo aquello que normalmente damos por sentado.
Gabi me sigue enseñando, todos los días, aun en los difíciles y que inician desde que abro los ojos, la siento diciéndome: hermana, no es tarde para alguna Gabi, hermana a quién podemos ayudar hoy, ¿a qué Gabi podemos salvar hoy?
He encontrado a mi hermana en tantas personas, no es igual, pero es bonito ver y poder abrazar a más personas que como mi hermana buscan un cambio y que lo más importante en las calles, en nuestro espacio público, sea la ciudadanía. Mi camino hacia la justicia comienza a ver la luz, yo espero que llegue pronto, pero incluso si tomara años, no importa porque en esta travesía me he encontrado con magnificas personas, de todas aprendo, a todas abrazo, con todas me acompaño. Alguien me dijo “no es el porqué, sino el para qué”.
Mi para qué son los que usan y quieren usar la bici. Yo he ido encontrando la paz al entender que mi hermana vive en mí, en la forma que moldeó mi vida y la de todas las personas que la conocieron. Y su trascendencia está en la influencia que dejó en mí y en lo que yo hago para que esa influencia se mantenga viva a través de esta exigencia por justicia. Y así, lo que yo pensaba que era un vacío, en realidad está lleno de vida.
Si tienes que salir a exigir justicia por los tuyos, y las lágrimas salen, déjalas, ellas también están exigiendo, también piden que cesen las muertes viales. Ellas también piden que no se normalicen estas muertes. No es normal la forma en que vivimos y nos tratan en las calles. No es normal esperar años por la justicia. No es normal la falta de empatía del sistema de justicia y las autoridades. No es normal que para recibir atención tengamos que salir a protestar.
Como activista, ahora sé que con una cabeza fría, con ayuda en la toma de decisiones, con apoyo en la logística diaria, con tiempo, avanzaremos. A veces, simplemente con dejarlo todo y correr a abrazarte tu familia y amigos van a estar ahí para ti. No puedo asegurar que así será en todos los casos, pero si tienes la suerte de contar con una red de apoyo como la mía, aprovéchala, agradécele y déjate ayudar por ella. Los que ahora estamos juntos, estamos aquí para ser tu red de apoyo.
No sé cómo termine mi travesía, no sé cuándo termine, solo sé que estoy viviendo cada segundo que mi hermana no tuvo oportunidad de vivir, los vivo por ella, y por los que como Gabi, se han ido anticipadamente; vivo y respiro cada segundo, por mi pecosa y por mí, porque trato de hacer las cosas como Gabi las hubiera hecho, porque trato de abrazar los nuevos colores que me definen. No importa el acoso, no importa el insulto, no importa la indiferencia de las autoridades, disfrazada de promesas, no importan las amenazas claras o veladas, entiendan me quitaron a Gabi y me quitaron el miedo.
Seguiré rodando por justicia, por Gabi Soto García.
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