Hay unos frijoles que cuando se los pone uno en la palma de la mano o los coloca a la luz directa del sol, saltan como por arte de magia.
Son frijoles de un arbusto del género Sebastiania que tienen dentro la larva de una polilla o mariposa nocturna cuyo nombre científico es Cydia deshaisiana.
Estas polillas proceden exclusivamente de lugares rocosos y semidesérticos que hay en los alrededores de la población de Álamos, en el estado de Sonora.
Las polillas adultas depositan sus huevos sobre las flores del arbusto y cuando nace la larva entra al frijol y se alimenta de su parte interior.
Las larvas viven algunos meses dentro de los frijoles y en la primavera salen, convertidas en pequeñas polillas. Mientras están dentro del frijol, brincan para protegerse del calor o de la luz del sol, que les hace perder agua. Esto provoca que el frijol se mueva como si tuviera vida propia.
Puedes conseguir frijoles saltarines en mercados de ciudades grandes de México, principalmente en el mes de septiembre, pero son tan curiosos para los extranjeros que cada año se venden varios millones a otras partes del mundo, principalmente a los Estados Unidos.