Carnaval de San Martín Tilcajete: une lo sagrado y lo profano
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Especiales

Carnaval de San Martín Tilcajete: une lo sagrado y lo profano

No existe una fecha exacta de cuando inició el carnaval, la historia en san Martín Tilcajete se ha contado de generación en generación


Carnaval de San Martín Tilcajete: une lo sagrado y lo profano | El Imparcial de Oaxaca

A no más de 40 minutos de la capital oaxaqueña se encuentra San Martín Tilcajete, un municipio de los Valles Centrales que es la primera parada obligada de la ruta de las artesanías.

Este municipio es conocido por ser la cuna de los alebrijes y debe su nombre a San Martín Caballero, obispo y patrón de la ciudad francesa de Tours. La palabra «Tilcajete», hace referencia al cultivo de la grana cochinilla y se conforma de “Til”: tinta extraída del insecto y “Cajete”, el pozo del cual se abastecía de agua la población.

La comunidad es ya conocida por el carnaval que cada año se lleva a cabo, en el cual el principal atractivo es ver desfilar por sus calles a hombres y mujeres disfrazados con máscaras de madera que ellos mismos tallan y el cuerpo pintado, para dar este efecto algunos ocupan aceite quemado algunos otros pintura vinílica y así se preparan para salir por las principales calles del poblado, “espantando” a propios y extraños.

El carnaval es una tradición ancestral, no se tiene registro de cuando inició pero a través de los años se ha realizado puntualmente un día antes del miércoles de ceniza, celebración con que comienza la cuaresma.

Esta fiesta propia de la región la llevan a cabo de una manera profano-religiosa, emana de la Semana Santa, donde antes comenzar los actos solemnes se rinde tributo a los pecados.

El carnaval es un acto entre la vida social, cultural, histórica y artística.

Místico y profano

En una mañana nublada y con vientos que levantan la tierra de las calles aledañas a la explanada municipal, se van aglomerando personas a la espera de que inicie el anunciado carnaval, en medio de la incertidumbre un lugareño informa a los extraños que en la casa del alcalde es la cita.

A lo lejos, antes de llegar a la casa del anfitrión se escuchan las trompetas y el ambiente musical apresura a la multitud, y en un momento de silencio a lo lejos se escuchan el tintineo de campanas, gritos, y de pronto, van apareciendo diablos con el cuerpo manchado de aceite quemado, algunos con disfraces de muerte, ancianos y otros con figuras imaginarias y coloridas en el cuerpo; cada uno con ritmo diferente, al tiempo comienzan a sonar las campanas que cuelgan de su cintura. Bailan sin ningún ritmo pero son la sensación del lugar, después de haber causado el alboroto en grupos de entre 3 y 5 personas se van sin un rumbo fijo a seguir el recorrido en el pueblo.

Al seguir a un grupo de “aceitados” en el recorrido se van haciendo bromas a los curiosos que se descuidan por buscar una foto, los tocan de la cara brazos o del cuerpo para mancharlos de aceite, los gritos de los que no quieren ser manchados se escuchan en cada momento.

Esta tradición ha empezado a causar inquietud entre las nuevas generaciones de la comunidad ya que de pronto, en medio de los adultos que gritan y azotan cadenas salen algunos pequeños pintados del cuerpo y “endiablados” se unen al recorrido, a los que visitan el lugar les causa ternura y risas ver esta bella tradición.

El recorrido finaliza en la casa del alcalde donde se realiza una boda, haciendo referencia a la relación entre autoridades y el pueblo, en donde se imitan disfrazan y burlan de los representantes municipales, también se premia a los mejores disfraces del Carnaval.

Por último, nos acercamos a un artesano de la comunidad conocido como “Memo” Sosa Cano, quien explica el sentido que se le da a cada disfraz que se ocupa en el carnaval por lo cual comentó “la burla, los gritos, las campanas, mecates y accesorios que porta cada participante del carnaval hacen alusión a los pecados, y este día se encargan de disfrutar de los placeres de la carne, para al otro día reconciliarse con Dios en el tiempo de cuaresma”.

Sosa Cano comenta que a través de su abuelo conoció parte de la historia del carnaval y menciona que es el día libre para divertirse y disfrutar de lo profano, se juega con el diablo y la muerte, en un sentido religioso es hacer a un lado lo bueno y lo malo, los “aceitados” como se les conoce son una representación de lo que es el mal y usan máscaras de diablo, algunos solo se adornan con cuernos, actualmente algunos jóvenes de la población han empezado a usar pintura colorida para decorar sus cuerpos con figuras imaginarias aludiendo a los alebrijes que son un representante cultural del lugar, finalizó.


aa

 

Relacionadas: