En los últimos años, la ashwagandha ha resurgido con fuerza en el mundo del bienestar y la medicina alternativa. Esta planta, conocida también como Withania somnifera o “ginseng indio”, ha sido utilizada por más de dos milenios en la medicina ayurvédica para tratar desde el estrés hasta la fatiga crónica. Hoy, su popularidad ha explotado en redes sociales, suplementos alimenticios y productos cosméticos. Sin embargo, su uso generalizado ha encendido alertas entre profesionales de la salud debido a posibles efectos adversos y el uso sin supervisión médica.
¿Qué es la ashwagandha?
Originaria de regiones de la India, el Medio Oriente y partes de África, la ashwagandha es una planta adaptógena, lo que significa que ayuda al cuerpo a manejar el estrés físico y emocional. En la medicina ayurvédica se emplea para “equilibrar” el cuerpo, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la calidad del sueño. También se le atribuyen beneficios como aumentar la energía, mejorar la concentración y regular los niveles hormonales.
En Occidente, la ashwagandha ha comenzado a venderse como cápsulas, polvos, gomitas y hasta bebidas energéticas. En plataformas como TikTok y YouTube abundan videos que prometen efectos “milagrosos” con su consumo diario.
¿Qué dice la ciencia?
Aunque diversos estudios respaldan algunos de sus beneficios, como la reducción de los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y una mejor calidad de sueño, muchos de estos ensayos han sido de corto plazo, con muestras pequeñas o financiados por las mismas empresas que producen suplementos.
Una revisión publicada en el Journal of Alternative and Complementary Medicine sugiere que la ashwagandha puede ser útil para tratar el insomnio leve y mejorar el estado de ánimo en adultos, pero advierte que se requieren más estudios a largo plazo para establecer su seguridad general.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no regula los suplementos herbales de la misma forma que los medicamentos, lo que significa que productos con ashwagandha pueden contener dosis variables y, en algunos casos, impurezas o ingredientes no declarados.
Beneficios respaldados por estudios
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Reducción del estrés y cortisol
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Un estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo publicado en Indian Journal of Psychological Medicine (2012) evaluó a 64 personas con estrés crónico. Quienes tomaron 300 mg de extracto de ashwagandha dos veces al día durante 60 días mostraron una reducción significativa del cortisol (hasta 27%) y de los síntomas de ansiedad.
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📌 Chandrasekhar K, et al. (2012). A prospective, randomized double-blind, placebo-controlled study.
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Mejora de la calidad del sueño
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Un metaanálisis de 5 estudios clínicos (2021) concluyó que la ashwagandha puede mejorar significativamente el sueño, especialmente en personas con insomnio leve.
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📌 Langade D, et al. (2021). “Efficacy of Ashwagandha (Withania somnifera) in improving sleep: a systematic review and meta-analysis.” J Ethnopharmacol.
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Incremento de fuerza y masa muscular
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En un estudio clínico de 57 hombres realizado en 2015, aquellos que tomaron ashwagandha (600 mg diarios) durante 8 semanas ganaron significativamente más masa muscular y fuerza que el grupo placebo.
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📌 Wankhede S, et al. (2015). “Examining the effect of Withania somnifera supplementation on muscle strength and recovery.” J Int Soc Sports Nutr.
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¿Qué riesgos conlleva?
Pese a su origen natural, la ashwagandha no está exenta de efectos secundarios ni de interacciones con otros medicamentos. Entre los riesgos más reportados se encuentran:
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Trastornos gastrointestinales: Náuseas, diarrea y malestar estomacal son efectos secundarios comunes en personas sensibles o que toman altas dosis.
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Efectos hormonales: Puede influir en los niveles de hormonas tiroideas, lo cual es riesgoso para quienes padecen hipertiroidismo o toman medicación hormonal.
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Somnolencia: Al tener efectos sedantes, puede potenciar la acción de medicamentos como ansiolíticos, antidepresivos o sedantes, incrementando el riesgo de somnolencia excesiva.
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Reacciones alérgicas: Aunque son poco comunes, se han registrado casos de erupciones, dificultad para respirar o hinchazón facial.
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Riesgos durante el embarazo: Algunos estudios sugieren que la ashwagandha podría inducir contracciones uterinas, por lo que su consumo en embarazadas está contraindicado.
Además, expertos advierten que consumir ashwagandha como sustituto de tratamientos médicos convencionales puede agravar condiciones de salud no diagnosticadas.
Riesgos y efectos adversos documentados
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Daño hepático
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Casos documentados en Hepatology Communications (2021) reportaron toxicidad hepática aguda asociada al uso de suplementos de ashwagandha. Los síntomas incluyeron ictericia, fatiga y dolor abdominal. En la mayoría de los casos, la función hepática se normalizó al suspender su uso.
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📌 Björnsson ES, et al. (2021). “Ashwagandha-induced liver injury.”
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Interferencia con la tiroides
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Un ensayo clínico en 50 personas con hipotiroidismo subclínico mostró que la ashwagandha (600 mg diarios) aumentó los niveles de T3 y T4, lo cual podría ser riesgoso si se combina con medicamentos tiroideos.
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📌 Sharma AK, et al. (2018). “Efficacy and safety of Ashwagandha root extract in subclinical hypothyroid patients.” J Altern Complement Med.
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Efectos gastrointestinales y somnolencia
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En estudios de seguridad, los efectos secundarios más comunes fueron náuseas, somnolencia y diarrea leve. Estos efectos ocurrieron en menos del 10% de los participantes.
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📌 Raut AA, et al. (2012). “Safety and efficacy of Withania somnifera in human volunteers.” J Ayurveda Integr Med.
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¿Quiénes deben evitarla?
El uso de ashwagandha debe evitarse en personas con enfermedades autoinmunes como lupus, artritis reumatoide o esclerosis múltiple, ya que puede estimular la actividad del sistema inmunológico y empeorar los síntomas.
Tampoco se recomienda en personas con trastornos hepáticos, ya que existen reportes aislados de daño hepático en personas que tomaron suplementos de esta hierba durante períodos prolongados.
En general, se aconseja consultar con un médico antes de iniciar cualquier suplemento herbal, especialmente si se toman medicamentos de forma regular.
¿Moda o medicina?
La tendencia a buscar soluciones naturales y rápidas para el estrés, la ansiedad y el insomnio ha catapultado a la ashwagandha como una de las hierbas más vendidas en farmacias naturistas y plataformas digitales. Sin embargo, su auge también ha sido impulsado por la desinformación y el marketing que la presenta como una “cura para todo”.
Especialistas en fitoterapia y medicina integrativa recomiendan prudencia y recuerdan que “natural” no es sinónimo de “seguro”. La clave está en el uso informado, moderado y supervisado.
La ashwagandha puede ofrecer beneficios reales para algunas personas, pero no es una solución mágica ni está libre de riesgos. Su creciente popularidad exige un enfoque más crítico por parte del público y mayor regulación por parte de las autoridades sanitarias.
Mientras tanto, los expertos coinciden: lo mejor es informarse, consultar con profesionales y no dejarse llevar únicamente por lo que se ve en redes sociales.