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Una segunda oportunidad

Acusado de violación, no le guarda rencor a su compañera luego de pasar más de un año privado de su libertad; el adolescente tiene proyectos empresariales


Una segunda oportunidad | El Imparcial de Oaxaca

Unos tragos de cerveza cambiaron drásticamente la vida de un adolescente, al ser acusado de abuso sexual. Pese a que pasó privado de su libertad más de 15 meses, ahora con una empresa propia vislumbra un futuro prometedor.

“Mi vida ha cambiado, ahora aprecio cada momento como un tiempo valioso. No prefiero el oro, elijo ser yo mismo. No soy un exconvicto, porque aunque no he sido un santo, tampoco soy malo. Es mucho lo que he reflexionado”, son las palabras de joven panadero.

 

UNA VIDA DE VALORES

El adolescente admite que sus padres, aún en su humildad, siempre les dieron una buena educación, al igual que a su hermana. Los apoyan y hacen muchos esfuerzos para que tengan una carrera. Él siempre soñó con ser marino, desde niño le atrajo el uniforme y la disciplina.

Cumplió internado un año con tres meses en la Dirección de Educación de Medidas para Adolescentes (DEMA) y sus planes cambiaron. “Dejar de estudiar nunca, ahora lo hago por línea, voy a terminar mi bachillerato y elegir qué carrera estudiar, dice convencido el entrevistado.

El joven vive en San Pablo Huitzo, Etla, donde inició un pequeño negocio. “En el DEMA aprendí a hacer pan (…) al salir mis padres me apoyaron y con ellos hicimos un horno para pan. Ahora éste es mi oficio”.

Al mismo tiempo, apoya a su padre en su trabajo y refiere, “él me enseñó de herrería y también lo ayudo en las labores del campo. Estoy ocupado en todas estas actividades, aprovecho que el juez y el DEMA me dieron la oportunidad del prisión arraigo domiciliario.

Su rutina inicia muy temprano, va a laborar al campo con su familia, de ahí a preparar la masa para elaborar el pan, para después vender. Muchos de sus vecinos son sus clientes.

Adicionalmente, cuando su padre tiene trabajo de balconería lo ayuda en la fabricación de puertas, ventanas o escalares; por las tardes, estudia.

Asegura que será un profesional en el ramo en el que se desenvuelve. Tras el trabajo en la panadería le gustaría estudiar gastronomía y ampliar el giro comercial.

“Vivo la vida plenamente. Todo es mejoría. Mis papás y mi hermana están orgullosos de mí”, comenta emocionado.

El joven salió en libertad el pasado 17 de julio, “ahora que estoy libre, mi propósito es superarme y demostrar a quienes me juzgaron, que no soy lo que pensaban. Voy a cumplir 18 años y siempre seguiré los consejos de mis padres, que ahora son mis presentes”, platica contento el joven emprendedor.

TRAGO AMARGO

Su infortunio ocurrió cuando estaba matriculado en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (Cbtis) de Santiago Suchilquitongo, Etla.

La fecha, 11 de marzo de 2019 no la olvidará jamás. Esa tarde, alrededor de las 14:00 horas recibió una llamada de sus compañeros María y Jesús (los nombres fueron cambiados).

El adolescente estaba en clases y la llamada fue para invitarlo a tomar cerveza. Sus compañeros estaban en el Ojo de Agua, un bar localizado frente a la escuela del Cobao en Huitzo.

En un inicio se negó, pero le insistieron y decidió unírseles. Cuando llegó sus compañeros ya habían bebido y continuaron la fiesta.

Decidieron salirse a las 16:00 horas, pues María estaba muy mareada por el alcohol. Se retiraron del bar y la sujetaban, ya que apenas y podía caminar.

En el trayecto se encontraron a vecinos, quienes al verlos, supusieron que ambos jóvenes pretendían abusar de la jovencita.

Los vecinos llamaron a la policía, por lo que no paso mucho para que fueran detenidos. Los acusaron de abuso sexual.

Una vez retenidos, los trasladaron al palacio municipal. Lo hechos trascendieron y comenzaron a reunirse más vecinos, quienes amarraron a ambos adolescentes a las columnas del edificio.

Ahí les tomaron fotografías para exhibirlos en las redes sociales, lo que también serviría para que sus padres y vecinos de otras poblaciones se enteraran de lo ocurrido.

Mientras los tenían atados, amenazaron con lincharlos para darles un escarmiento como a otros “violadores”.

Policías municipales acudieron a su auxilio y evitaron que fueran lastimados con severidad. Los trasladaron a la capital oaxaqueña y los pusieron a disposición de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca.

María acusó solamente a J.M. de violación. Al adolescente entrevistado, lo condenaron a purgar dos años privado de su libertad bajo el resguardo del DEMA.

El joven dice comprender a su denunciante, ya que la situación embarazosa en la que se vio envuelta tras el escándalo lo hiceron estar entre la espada y la pared, al enfrentarse a sus papás y a la comunidad estudiantil.

“No le guardo rencor a mi excompañera (…) las cosas pasan por algo. Mi vida cambió para mejorar, la experiencia me fortaleció y mi único objetivo ahora es superarme para ser mejor cada día”.


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