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El Halloween Mexican en Oaxaca

Somos, como pueblo, uno de los más antiguos de la humanidad. La Civilización del Anáhuac es la que alcanzó el más alto desarrollo humano, la cual tiene, hasta nuestros días, tradiciones, fiestas, usos y costumbres, verdaderamente ancestrales. Una de ellas es “El Día de los Muertos”, el cual cumple con la necesidad filosófica-existencial de saber: de dónde se viene, quién es uno y, a dónde irá después de la muerte. La filosofía clásica le llama pomposamente, “el problema ontológico del ser”. Nuestra tradición ancestral cumple con esta trilogía. Cuando recordamos a nuestros difuntos, estamos recordando nuestro pasado, de dónde venimos. Al darnos cuenta de que algunos no alcanzaron a llegar a la fiesta, nos damos cuenta de que, la vida es corta y que, quién sabe si llegaremos a la siguiente celebración. Finalmente, si los muertos vienen a comer de nuestras ofrendas, nos garantiza que, “nosotros podremos ir al lugar de donde vienen ellos”. Además, es una fiesta que reúne a la familia en torno a la mesa, lugar de encuentro y socialización familiar y con amistades. La Fiesta de los Muertos, es una de las más antiguas de la humanidad y nos hermana a todas las diversas culturas, que desde hace más de 3500 años forman la Civilización del Cem Anáhuac.

Nuestra Cultura Madre sobrevivió a la invasión y destrucción española. A pesar de las encomiendas, la Santa Inquisición, los virreyes, las haciendas y las minas, la milenaria cultura sobrevivió a su muerte histórica. A partir de 1824, cuando los criollos y gachupines deciden hacer las paces, y juntos, construir un país de ellos y para ellos, con lo que había sobrevivido del Virreinato. Este país, equivocadamente le pusieron “México”, que viene de mexicas, cuando desde milenios antes de la invasión esta tierra era llamada Anáhuac. El Estado mexicano, desde esa época, se propuso destruir la memoria histórica y la identidad cultural ancestral. Para ellos, todo inicia desde la creación de “su país” en 1824, la Colonia y la milenaria historia de la Civilización del Anáhuac deberán ser borradas de la mente, las tradiciones, fiestas, usos y costumbres, del “México moderno”. Como de 1824 hasta 1872, los criollos y “su país” se la pasaron entre guerras fratricidas e invasiones, fue hasta el porfiriato que se empezó a “construir filosóficamente” su patria. Porfirio Díaz mando escribir en 1884 la primera “historia oficial”, y se la encargó a Vicente Riva Palacio. Posteriormente, después de la Revolución, en el Gobierno de Álvaro Obregón, se crea la SEP en 1921 y con ella, Vasconcelos inició el proyecto de la construcción de la “Identidad Nacional”. Esta se trató de hacer intentando “desaparecer” a la Civilización Madre. La idea es, que es una sola identidad, una sola lengua, una sola cultura y un solo México. Si Díaz trató de afrancesar a la nación, los gobiernos postrevolucionarios trataron infructuosamente de crear “un país mono”. Es decir, monolingüe, mono cultural, mono étnico, esto a través de lo que ellos llamaron “la modernización”. A pesar de todas estas agresiones, la Civilización Madre se mantuvo presente y vigente en el territorio nacional. Más débil en lugares “en vías del desarrollo” y más fuertes en las regiones apegadas a la milenaria forma de vida.

Sin embargo, existen dos fiestas ancestrales que unen a todos los ciudadanos de este país. Me refiero al 12 de diciembre, la celebración a nuestra “Madre Querida” y el 2 de noviembre, la celebración de nuestros difuntos. La cristianización, la occidentalización, la modernidad y el neoliberalismo, no han podido desaparecer estas dos fuentes de identidad cultural ancestral. Sin embargo, vemos con tristeza que, en los últimos 30 años, el Halloween le va ganado terreno a nuestra ancestral fiesta. Lo más triste es que son las maestras de los jardines de niños, las que han cambiado el Día de Muertos, por el Halloween. En la primera y más importante etapa de la formación escolar, las maestras del nivel preescolar organizan un “desfile” de niños disfrazados, en el mejor de los casos, de “Catrinas”, pero en general, gracias a la inercia de la cultura gringa que nos penetra, los padres disfrazan a sus hijos de brujas, vampiros y monstros. Son los mismos maestros los que destruyen en vez de fortalecer los valores cultuales de nuestra Civilización Madre. Me pregunto si no existen autoridades en el IEEPO, que tengan un poco de vergüenza, interés por la educación y sentido común. Descolonizar es dignificar.
www.toltecayotl.org

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