La nueva normalidad: ¿futuro distante?
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La nueva normalidad: ¿futuro distante?

 


Después de la negativa de los llamados Municipios de la Esperanza para integrarse a la nueva normalidad en nuestro estado (https://bit.ly/2WYnomh), y con el repunte de casos en la entidad (https://bit.ly/2Zzs5Vh), la ruta a la nueva normalidad se ve aún lejana.

Como ya lo había previsto el estudio liderado por el Instituto de Geografía de la UNAM, nuestro estado se encuentra en un grado de alta vulnerabilidad ante la pandemia de Covid debido a su escaza infraestructura en salud y la precariedad económica de muchas de sus poblaciones (https://bit.ly/2Tsa1Zt), situación que no se prevé cambie, ante la falta de recursos para hacer frente a la crisis sanitaria que, de acuerdo con el titular de los SSO, el monto mínimo asciende a 300 millones de pesos (https://bit.ly/2ZxytfM).

Asimismo, la alta dependencia de la economía oaxaqueña al sector turismo y al comercio al por menor -de acuerdo con el Directorio Nacional de Unidades Económicas del INEGI (https://bit.ly/2WXR6aQ)- hace especialmente endeble el camino de retorno a la mayoría de las empresas y negocios oaxaqueños. Los nuevos brotes en países que ya habían logrado controlar la expansión de la enfermedad (https://bit.ly/3e87RWA) y las restricciones de movilidad que han llegado al cierre de fronteras en algunos casos (https://bit.ly/2LVtAoW; https://bbc.in/2LUkqJ6), pintan un desalentador futuro inmediato para el sector.

Cuando pasar el salero en un bar resulta un riesgo a la salud (https://bit.ly/2TyGmOi) y ante la crítica vulnerabilidad que se padece en nuestro estado, es importante replantearnos las dinámicas sociales y las políticas públicas a ser desarrolladas.

Si bien hay esperanza que próximamente podríamos contar con una vacuna contra el coronavirus, en el mejor de los casos, será hasta dentro de seis meses que la vacuna más prometedora hasta ahora -desarrollada en China (https://bit.ly/36pVO4l)- sea declarada un éxito, y tendremos que esperar los tiempos que requieren su manufactura, producción en masa y distribución, procesos que en sí mismos tienen un alto grado de complejidad tanto técnica como jurídica y política (https://bit.ly/2ATevBP).

En tanto, nuestra vida sigue, con todas las complicaciones que esto implica. En algunos países, ya con brotes controlados, aunque no eliminados, ya comienza la reactivación de actividades, pero a un ritmo y con condiciones completamente diversas a las que existían en 2019. El uso de equipos ligeros de protección, el reducido número de personas, la aplicación de pruebas rápidas, la dirección protagónica de los epidemiólogos y la eliminación de interacciones sociales son las que más se han hecho notar a través de las imágenes que llegan de alrededor del mundo, cambiando radicalmente la forma en que nos relacionamos en todos los entornos sociales (https://bit.ly/3ggwWke; https://bit.ly/3cYy5uK; https://bbc.in/2Txbu0m; https://bit.ly/2zoOg5W).

Seguramente, hasta no contar con vacunas o tratamientos eficaces, esa es nuestra ruta de trabajo, una que debe comenzar a diseñarse y que podrá ponerse en marcha una vez que la curva de contagio detenga su ascendente trayectoria, significando que como sociedad hemos acatado las recomendaciones de salir únicamente si es estrictamente necesario y que, de hacerlo, hemos respetado la sana distancia y los protocolos de higiene que esta conlleva. De otra forma, la nueva normalidad nunca llegará a Oaxaca.

@GalateaSwanson


aa

 

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