Así no es o la fuerza de la narrativa
Hace unos días salió a la venta un libro titulado “Así no es”, de la autoría de Viri Ríos y de Ray Campos, dos investigadores y analistas que abordan los problemas de la desigualdad desde un enfoque no tan común: el de la narrativa.
El planteamiento del libro es aparentemente sencillo. Se presentan enunciados que se repiten de manera cotidiana en el día a día —en los medios de comunicación, en las aulas, en los trabajos, en la charla cotidiana y en los productos culturales tanto en medios televisivos como en las redes sociales— y se contrastan con los datos económicos, históricos y demográficos para verificar qué tanto estas creencias empatan con la realidad.
Enunciados como “el pobre es pobre porque quiere” o “los jóvenes ganan menos porque tienen menos experiencia”, se ponen a prueba frente a la frialdad de los números y las estadísticas.
Más allá de los hallazgos que proponen los autores de este el libro —que son grandes aportaciones en sí mismos—, resulta fundamental el planteamiento inicial de la publicación: se trata de una invitación en pensar dos veces en aquellas “verdades” que parece que tenemos casi incrustadas en el ADN en México y reflexionar en qué medida estas formulaciones resultan una barrera para trascender obstáculos comunes y comunitarios.
¿Qué tanto estos mitos de la sabiduría popular soportan dinámicas sociales regresivas y perjudiciales para el bienestar y desarrollo social? ¿Qué peso tienen las historias que nos contamos para validar un sistema que notoriamente no está llevando bienestar a todas las personas por igual? ¿Qué tanto los enunciados que repetimos una y otra vez definen nuestra posibilidad de actuar y nuestra capacidad de imaginar?
Las historias que nos contamos —de forma individual y colectiva— no solo definen los relatos de nuestro pasado, sino que definen nuestro presente y las posibilidades de futuros diferentes.
El poder de la narrativa al centro del análisis social, político y económico.
En la era de la posverdad, esta invitación a replantearnos el alcance de los enunciados que damos por sentado resulta fundamental.
@GalateaSwanson