Pasó ya una semana de la jornada electoral. Como cada elección se activó el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se dio el resultado del conteo rápido realizado por el INE, se realizaron los cómputos distritales y si no sucede otra cosa el Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación hará hoy la declaratoria de validez de la elección y entregará la constancia de mayoría a la candidata ganadora a la presidencia de la México.
El nuevo INE cometió errores, de los que tendrá que aprender, que vulneraron principios que rigen el proceso electoral. La organización de las elecciones en México es una función estatal regida por cinco principios rectores: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. Acontecimientos y retrasos, como la caída del PREP en el Instituto Electoral de la Ciudad de México, el retraso en el anuncio de Guadalupe Taddei sobre el resultado del conteo rápido programado a las 22 horas y realizado a las 24 horas de ese domingo, discrepancias entre algunos resultados subidos al PREP y las actas publicadas; abrieron espacios para la especulación, vulnerando principalmente el principio de certeza. “No hagas cosas buenas que parezcan malas”, dice el dicho. En términos políticos y fundamentalmente en lo electoral las cosas se deben hacer bien y parecer que se hacen bien. El amplio margen de ventaja de la candidata ganadora de prácticamente 30 puntos evitó que la próxima presidenta tuviera en sospecha su legitimidad.
Se percibe un ambiente tranquilo a pesar de la sorpresa de los resultados anunciados. No se esperaba un avasallamiento de Morena y sus partidos aliados de la forma en que se dio. Más allá de las expectativas y de lo subjetivo es un hecho que la elección estuvo plagada de compra de votos, de malos conteos, de acarreos, de las “mapacherías” de antaño, pero también es un hecho que la mayoría salió a votar por la continuidad del modelo de gobierno actual y una validación a la actuación del actual presidente, quien no disimuló su beneplácito por el resultado electoral. Esto no significa que las políticas públicas aplicadas hayan sido las correctas y menos aún que objetivamente se tengan buenos resultados, simplemente en la percepción, en el imaginario colectivo, el actual gobierno salió bien librado.
“La democracia es el derecho de la gente de escoger su propio tirano”, dice James Madison. Albert Camus dice “el bienestar del pueblo siempre ha sido la excusa de los tiranos”. “El poder absoluto corrompe absolutamente”: Lord Acton. En opinión de quien escribe el pueblo “sabio” se equivocó al dar todo el poder a un partido y a una persona en particular. Tenemos una reedición del presidencialismo que parecía cosa del pasado. El tiempo será el mejor juez
Quien no conoce la historia está destinado a repetirla. A México le costó décadas alcanzar una democracia madura. En 1997, se festejó que en la Cámara de Diputados ningún partido tuviera la mayoría calificada, haciendo del poder legislativo un verdadero contrapeso al ejecutivo federal, lo cual obligaba a las fuerzas políticas a ponerse de acuerdo. A partir de ese momento las iniciativas presidenciales se discutían, incluso en tiempos del presidencialismo el legislativo modificaba estas iniciativas; hoy los diputados afines al presidente quieren que pasen sin cambiarle una sola coma, ninguneando al poder legislativo. Parece ser que caminamos en retroceso.
¿Tendremos otro Maximato en México? La tentación del actual presidente a ser el poder tras el trono en la próxima administración pinta para ser un hecho. Como medida para calmar a los mercados, nerviosos por declaraciones del presidente y legisladores, le correspondía a la candidata ganadora anunciar que en su gobierno permanecería Rogelio de la O como secretario de Hacienda, pero fue el presidente quien hizo el anuncio dando una mala señal de que seguirá en el poder más allá del término de su administración. Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente se decía en tiempos del Maximato de Plutarco Elías Calles.
Tenemos una reedición del sexenio de Luis Echeverría y López Portillo donde el pobre se hizo más pobre, la alta inflación y control de precios causaron escasez de productos básicos. Los aumentos al salario mínimo sin productividad causaron una espiral inflacionaria. Parece ser que los mercados serán los únicos contrapesos al nuevo gobierno. El tiempo tendrá la respuesta.
X: @aguilargvictorm