La inseguridad urbana es uno de los problemas más graves que enfrentan las ciudades modernas. Este fenómeno, que afecta tanto a grandes metrópolis como a localidades más pequeñas, se caracteriza por el aumento de delitos como robos, asaltos, homicidios y otros actos de violencia que ponen en riesgo la tranquilidad y el bienestar de los ciudadanos.
Las causas de la inseguridad urbana son diversas y multifacéticas, e incluyen factores sociales, económicos, culturales y políticos. Uno de los principales detonantes de la inseguridad urbana es la desigualdad social. En muchas ciudades, la falta de acceso a oportunidades educativas, laborales y económicas genera un caldo de cultivo para que las personas, especialmente los jóvenes, recurran a actividades ilícitas como forma de subsistencia.
Además, la pobreza extrema y la exclusión social crean un sentimiento de frustración y desesperanza que puede desembocar en conductas violentas. Otro factor importante es la debilidad institucional. En muchos casos, las fuerzas de seguridad y los sistemas de justicia no cuentan con los recursos, la capacitación o la integridad necesaria para hacer frente al crimen.
La corrupción dentro de estas instituciones también contribuye al problema, ya que genera impunidad y desconfianza entre la población. Esto deja a los ciudadanos en un estado de vulnerabilidad, en el que no pueden confiar plenamente en quienes deben garantizar su seguridad.
El crecimiento descontrolado de las ciudades también influye en la inseguridad. Las áreas urbanas mal planificadas, con escasa iluminación, falta de espacios públicos seguros y la ausencia de servicios básicos, son terrenos fértiles para el crimen.
Además, la falta de integración entre las comunidades urbanas dificulta la creación de redes sociales sólidas que promuevan la cohesión y la cooperación vecinal para prevenir la violencia. Las soluciones a la inseguridad urbana deben ser integrales. Es fundamental implementar políticas públicas que aborden las causas estructurales del problema, como la pobreza y la desigualdad.
Crece trabajo infantil
En Oaxaca laboran 48 mil personas menores de 18 años en diversas unidades económicas, principalmente en micronegocios, mientras que en los últimos 5 años, las mujeres aumentaron su participación en las actividades económicas de la entidad, pues mientras que en 2018 las mujeres representaban 49.9% del total de personal ocupado, en 2023 su participación representó el 53.1%.
El trabajo infantil es un problema social y económico que afecta a miles de niñas, niños y adolescentes, especialmente en comunidades rurales y marginadas. Según datos recientes, millones de menores de edad en el país realizan actividades laborales que, en muchos casos, vulneran sus derechos fundamentales, obstaculizan su desarrollo y limitan su acceso a la educación.
Suele estar vinculado a condiciones de pobreza, desigualdad y falta de oportunidades para las familias. Muchos menores se ven obligados a trabajar para contribuir al ingreso familiar, realizando actividades en sectores como la agricultura, la minería, el comercio informal, la construcción y el servicio doméstico. En estas actividades, los niños y niñas suelen estar expuestos a largas jornadas laborales, ambientes peligrosos y, en ocasiones, situaciones de explotación o maltrato.
Uno de los sectores más afectados es el agrícola, donde niños y adolescentes participan en la cosecha de productos como café, caña de azúcar y frutas, a menudo en condiciones precarias y sin acceso a protección laboral. Asimismo, el trabajo doméstico es una forma de empleo común entre niñas y adolescentes, quienes en muchas ocasiones enfrentan explotación y violencia en los hogares donde laboran. El trabajo infantil tiene consecuencias graves en la vida de quienes lo experimentan.
A nivel educativo, interrumpe su formación escolar, perpetuando ciclos de pobreza y marginación. En el ámbito físico y emocional, los menores enfrentan riesgos de lesiones, enfermedades y estrés que afectan su desarrollo integral. Además, muchos de ellos carecen de acceso a servicios básicos como atención médica o seguridad social.