En Pascua de Resurrección
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En Pascua de Resurrección

 


Las iglesias de la cristiandad tienen su propia pascua, la de Resurrección, el famoso “tercer día” después de la muerte de Jesús, cuando aquellas santas mujeres fueron el primer día de la semana (domingo) al sepulcro y lo encontraron vacío.
La referencia a la resurrección de Jesús sólo puede encontrarse en los escritos griegos de los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, cuyos textos son parte del Nuevo Testamento, considerado canónico por todas las iglesias cristianas pero no por el judaísmo. No existe en la historiografía de la época del emperador Tiberio, ninguna referencia siquiera a Jesús, tampoco a su vida pública, sus milagros, sus relaciones; mucho menos a su milagrosa resurrección.
Como se narra también en los Evangelios, los discípulos de Jesús se portaron cobardemente la noche de su detención y el día de su pasión. Judas lo traicionó, Simón-Pedro lo negó tres veces y los demás hicieron mutis. Fue él solo lo a la simulación de juicio ante el sanedrín, Caifás, Pilatos y Herodes. Junto a la Cruz sólo estuvieron mujeres y el discípulo amado (Juan 19:25-27).
En tres de los evangelios se dice que él solo llevó la cruz, pero en el Evangelio de San Lucas se dice claramente que la cruz fue llevada por Simón de Cirene y no por Jesús, quien iba adelante del súbito ayudante.
Jesús siempre anunció de manera simbólica, que se podría destruir el templo y él lo reconstruiría en tres días, pero se refería a su cuerpo, a su muerte y resurrección (Juan 2:19-21). Sin embargo, de acuerdo a los textos evangélicos, la resurrección ocurrió antes de tres días: Jesús murió el viernes, de manera que sería hasta el lunes, pero resulta que el domingo muy temprano ya no estaba en el sepulcro. En esa interpretación, Jesús estuvo sepultado menos de 48 horas, menos de dos días, de manera que las Escrituras griegas carecen de exactitud o de congruencia, algo que la Iglesia primitiva se encargó de remediar mediante un dogma, un artículo de fe, que los fieles deben creer sin reserva. Por eso está escrito en el Credo Apostólico o Credo de Nicea, establecido por la Iglesia de Roma y al cual se adhieren todas las iglesias cristianas: “resucitó al tercer día”.
¿Quiénes eran las mujeres que fueron al sepulcro? Es interesante saberlo, porque en realidad las Escrituras Griegas dan un lugar preponderante a la mujer, algo que las feministas actuales ignoran o fingen desconocer. Según San Mateo, fueron “María Magdalena y la otra María” (Mt. 28:1). Según San Marcos, fueron María Magdalena, María la madre de Jacob y Salomé” (Mc. 16:1). Según San Lucas (24:10) “María Magdalena y Juana; María la madre de Jacob y las demás con ellas”. San Juan sólo menciona a María Magdalena (Jn. 20:1). Como se ve, todos difieren pero coinciden únicamente en María Magdalena, la hermana de su amigo el resucitado Lázaro, a quien se ha interpretado sin fundamento alguno, como la mujer adúltera en el capítulo 8 de San Juan, o con una prostituta y hasta en amante o esposa de Jesús. María Magdalena ha sido objeto de mitos, leyendas, consejas, novelas y veneración profunda en algunos casos, como la creencia de que ella dejó una descendencia del Redentor, que fue a parar a Francia y por eso en París se erigió la fastuosa iglesia de La Madeleine (La Magdalena), objeto de culto reservado y secreto.
Fuera de esas distracciones literarias, hoy domingo 1º de abril es una de las mayores fiestas de la cristiandad, junto con la Navidad, el Jueves Santo en que se instituyó la Eucaristía y el Viernes Santo. Ya no se celebra con el respeto de antaño, ya se han perdido los valores que sostuvieron al cristianismo y en el caso de México, hemos transitado hacia un agnosticismo, y a un desprecio por las viejas creencias que nos habían inculcado abuelos y nobles ancestros. De todas maneras ¡Felices Pascuas!

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