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La crisis sanitaria por la epidemia Coronavirus vino a exhibir la improvisación y puerilidad del presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Oswaldo García Jarquín. Un aprendiz de brujo catapultado al gobierno municipal por el partido Morena, sin saber a qué iba. 

La prueba de fuego que lo condujo a la pira política fue el fracaso de las decisiones que giró con la idea de controlar la concurrencia en los mercados públicos, principalmente en la Central de Abastos. Todo le resultó adverso.

Entre ocurrencias y desatinos abrió dos frentes en los que ahora no sabe cómo dar la cara.

1.- El desastre en que derivó su decisión de cerrar un área de casetas que manos siniestras incendiaron posteriormente, provocó rebelión de locatarios y algo más grave: ahondó la miseria de los dueños de esas casetas que ya padecían penurias por la epidemia. Al obligarlos a cerrar, sus locales fueron saqueados e incendiados. El gobierno municipal no habla de alguna indemnización, menos de reconstrucción. Que cada quien se rasque con sus uñas, dice don Oswaldo. 

2.- Al tratar de imponer su autoridad movilizó a sus policías a los que envió sin equipo ni protección alguna al centro de contagio de mayor riesgo. Los uniformados que empezaron a caer como moscas reaccionaron y, aunque siguen laborando, lo hacen bajo protesta porque han muerto dos policías, hay dos más hospitalizados por contagio del virus y una veintena están aislados por la misma enfermedad. Nada mueve la responsabilidad del edil García, ni siquiera la recomendación emitida por la Defensoría de Derechos Humanos, en la que le pide que dote de equipo a sus policías que salen a las calles para pedir que la gente acate la cuarentena.  

APESTADO 

Oswaldo García es visto como un apestado en la Central de Abastos que es el principal centro de distribución de alimentos del estado. Los miles de comerciantes que trabajan aquí, lejos de verlo como un político que sueña con saltar a otra candidatura lo advierten como un desastrado presidente municipal.

La presencia de este funcionario es todos los mercados públicos de la ciudad, también causa repudio. 

En la Central de Abastos las medidas de contención fueron un fracaso aún con la presencia policiaca. Ayer, los mismos comerciantes retiraron las vallas y abrieron los accesos. Al edil le faltó destreza para convencerlos a que acataran ordenadamente las medidas sanitarias. En los mercados zonales la rebelión es la misma. Le dicen a Oswaldo que su decisión debería ser para todos. Incriminaron la orden que dio de cerrar los mercados mientras las tiendas departamentales no tienen ninguna restricción. En el de la Colonia Reforma, los locatarios se negaron a las medidas municipales. Advirtieron que cerrarán su mercado cuando lo hagan también los supermercados.  

ONEROSA CAMPAÑA 

Con todo y estas torpezas, el peor presidente municipal que ha tenido Oaxaca de Juárez, sigue dando vuelo a sus esperanzas políticas, pero oh ironía, entre más dinero público desvía para regalar despensas en adelantada campaña, el resultado le es adverso: junta gente, pero en contra. 

Mientras sus policías y empleados andan con la incertidumbre al saber que un diagnóstico de Covid-19 genera angustia personal y familiar, el susodicho edil dispone de la tesorería municipal a sus anchas. 

Un chofer municipal me dice que estar en un centro de gran contagio como son los mercados y cerca de hospitales, siempre deja la duda de qué personas cercanas, qué compañeros de trabajo, pudieron haberse contagiado por estar en contacto.

TIEMPO PARA NEGOCIOS 

Esta sensación deja entre los trabajadores municipales, de todos los órdenes, esta emergencia sanitaria, en cambio, la epidemia le cae a Oswaldo García como “anillo al dedo”, para justificar desvío de recursos municipales. 

Algunos concejales, sorprendidos por la devastación que hace el presidente municipal de Oaxaca de Juárez de la línea Morenista de “no robar, no mentir, no traicionar”, circularon en las benditas redes sociales, evidencias de los gastos extraordinarios del presidente municipal.   

Solo para su campaña política y otros gastos supuestamente para contener la epidemia, el edil gastó 26 millones 666 mil pesos solo en los tres últimos meses. Dice que fue para comprar 40 mil despensas y pago de supuesto hospedaje y alimentación de médicos y personal de salud “contratados por la emergencia de la pandemia”. 

Acciones corruptas entre altos funcionarios del partido Morena, explican lo que hace y dice en estos momentos el presidente AMLO ante el temor de posible rechazo a su partido en las próximas elecciones.   

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