¿Y el semáforo rojo?

Con registros de nuevo casos confirmados de Covid-19 y defunciones al alza, estos días son las más difíciles desde que empezó la pandemia, tanto a nivel nacional como local. De acuerdo con el análisis de Sebastián Garrido, profesor-investigador del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del CIDE, con información hasta el 23 de enero, 19 de los 20 días con más muertes desde que inició la pandemia son de enero.

En Oaxaca, en la última semana se han registrado más de 300 nuevos casos por día, algo que no se había visto antes.  De acuerdo con los Servicios de Salud de Oaxaca, con información del 23 de enero, el porcentaje de ocupación hospitalaria estatal es del 62.5%, esto significa que cerca de 20 hospitales tienen una ocupación del 100%. Al considerar la ocupación por jurisdicción sanitaria se encuentra lo siguiente: Valles Centrales 73.6%, Mixteca 66.7%, Costa 56.9%, Istmo 50.4%, Tuxtepec 43.8% y Sierra 5.6%.

Ante el incremento acelerado en el número de contagios y defunciones, es necesario que los diferentes niveles de gobierno tomen las medidas correspondientes para romper la cadena de transmisión. Parece que el gobierno local aún titubea cambiar de naranja a rojo el semáforo epidemiológico, lo cual se puede deber a las presiones del sector empresarial, quienes verían mermados sus ingresos, sin embargo, no se puede anteponer los intereses económicos de unos cuantos a la salud de la población oaxaqueña. Recordemos cómo en la Ciudad de México el gobierno de Claudia Sheinbaum tardó en cambiar el semáforo a color rojo, a pesar de las tendencias de los datos y los llamados realizados desde diferentes espacios, esto influyó de forma importante para que hoy en día los habitantes de la gran urbe no encuentren camas disponibles en los hospitales.

El 2021 arrancó con 5 entidades en rojo, 22 en naranja, 3 en amarillo y 2 en verde. Del 18 al 31 de enero, el semáforo de riesgo epidémico ubica a 10 estados en rojo, 19 en naranja, 2 en amarillo y 1 en verde. En semáforo rojo solamente se permiten actividades económicas esenciales, como son los servicios de entrega, financieros, hospitalarios, telecomunicaciones, construcción, venta de medicamentos, seguridad, entre otros. Además, se deben mantener cerrados centros comerciales, gimnasios, cines, plazas comerciales, templos de culto, iglesias, bares, antros, entre otros espacios.

Debido al repunte de casos y el incremento de la ocupación hospitalaria en la entidad, el pasado viernes 15 enero, cerca de 20 colegios médicos exigieron al gobernador del estado, Alejandro Murat, al entonces secretario de salud, Donato Casas Escamilla, y al presidente municipal de la capital, Oswaldo García Jarquín, “la instrumentación del semáforo rojo epidemiológico y el confinamiento de los sectores no esenciales durante 30 días”, además señalaron que “es inaudita la actitud irresponsable de ustedes como autoridades por priorizar la politiquería y la economía por encima de la salud”. Lamentablemente, los trabajadores del sector salud han tenido que estar al pie del cañón durante todos estos meses, muchas de las veces sin el equipo necesario.

También en los últimos días, muchas familias oaxaqueñas han tenido que buscar un tanque de oxígeno. De acuerdo con varios reportajes, las filas son largas y los precios se han incrementado considerablemente. Se ha vuelto frecuente que, en nuestros grupos de interacción, encontremos a amigos o conocidos que están buscando un tanque de oxígeno.   Nadie quiere pasar por eso.

Ante la disyuntiva ¿economía o salud? Los gobiernos deben privilegiar lo segundo. Por eso, esperamos que el gobierno del estado atienda las exigencias de diversos sectores y cambie el semáforo a rojo, debido a que esta es la única forma de disminuir el número de contagios, la ocupación hospitalaria y las defunciones.

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