... ¡Lástima!
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

El Crematorio

… ¡Lástima!

 


De verdad fueron millones de mexicanos que creyeron y pensaron que con la llegada de Andrés Manuel López Obrador iban a cambiar las cosas, pues el hombre hablaba de reconciliación, de unidad, de progreso, de trabajo, de acabar con la miseria, con la desigualdad, con la violencia, la injusticia  y la corrupción; amén de todos aquellos flagelos que durante sexenios y sexenios enteros nos llevaron a la brutal crisis que hoy padecemos. Pensamos que la Cuarta Transformación (4T) sería el puntal de un México más justo y próspero como nos lo prometieron, pues López Obrador se convirtió en la “esperanza de México”. Pero desde el primer día que asumió el poder, su discurso se tornó diferente; en vez de hablar de armonía, de paz, de concordia. Empezó a hablar de enemigos, detractores, oponentes, de conservadores, de volver el pasado en presente,  y en vez de sumar empezó a dividir. La brecha entre los mexicanos se ensanchó entre ricos y pobres, y al parecer gente “leída y escribida” se creyó el verbo de un México mejor. Pero qué lástima, gran desilusión, ya no se pudo alcanzar un futuro próspero y bueno; el verbo presidencial se tornó agrio y retador. Aquellos que esperábamos un buen gobierno caímos en la desesperanza, pues diariamente lejos de unir, se desune y no se construye un futuro promisorio.

 Lo cierto es que la inmensa mayoría de los que votaron por López Obrador, lo hicieron pensando en que las cosas iban a mejorar; que los pobres serían menos pobres y que las oportunidades serían parejas para todos. Pero quienes se tardaron 18 años en llegar al poder, se les olvidó prepararse para gobernar, pues hoy se gobierna con el hígado y no con un plan agresivo y progresista que incite al trabajo y a la unidad. Gobernando con ocurrencias y discordias, encasillándonos entre buenos y malos, pero si hubiera sido al revés, hoy México —a pesar de la pandemia— sería un país unido y con ánimos de trabajar en busca del México esperado. ¡Lástima!