Cuesta de enero
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Opinión

Editorial

Cuesta de enero

 


Ante un escenario económico y financiero tan complejo, lo más importante es que las personas no soliciten nuevos créditos, no empeñen artículos del hogar, no utilicen tarjetas de crédito, no hagan compras a crédito y no pidan préstamos en efectivo con altas tasas de interés, ya que las personas, al no tener recursos para solventar los gastos al inicio del año, recurren a opciones que no son del todo recomendables, les generan una nueva deuda y les impide cumplir con los compromisos que ya tienen pactados.

Por ello, se deben reducir los gastos en el hogar con pagos de cable, teléfono, gimnasio o clases privadas en caso de tenerlas, gasolina y comidas en restaurantes. En las empresas lo ideal es enseñar al trabajador el ahorro de energía, de agua, de insumos básicos como limpiadores, agua, papel sanitario, gas e incluso, reparación de maquinaria.

Muchos oaxaqueños han encontrado en el Monte de Piedad y en otras empresas que prestan dinero una verdadera tabla de salvación, pues además arrastran la llamada “cuesta de enero”. Las necesidades de los solicitantes de un préstamo son diversas, van desde el pago de las colegiaturas de sus hijos, compra de ropa, zapatos, útiles escolares, completar el pago de las quincenas de los trabajadores, emergencias médicas, saldar deudas e incluso para comer.

A diferencia de otras ocasiones, la “cuesta de enero” se prolongará hasta abril debido al alza en los precios, en tarifas de bienes y servicios. Y si bien los más afectados son las personas de escasos recursos por su situación económica y por la falta de una cultura financiera integral o el hábito del ahorro. Sin embargo, que este fenómeno sea generalizado no quiere decir que no pueda evitarse. Hay familias que vivirán estos efectos el resto del año, en particular las de menos ingresos. Tenemos una sociedad tremendamente segmentada, las diferencias de ingresos entre familias son abismales, entre quienes ganan un salario mínimo o menos, y aquellos que tienen entradas superiores.

 

Conflictos agrarios

 

Ante la problemática agraria que existe en el estado es necesario avanzar en su solución definitiva, con la participación y decidida intervención de las comunidades. La disputa por la tierra sigue siendo una de las causas que más muerte provoca entre los oaxaqueños, a pesar de que muchos problemas tienen décadas de estar vigentes. A lo anterior hay que señalar que la irrupción de organizaciones ha avivado las diferencias y el encono en muchas de las comunidades donde existe esta problemática, además de insistir en obtener beneficios económicos como parte de las demandas planteadas al Gobierno del Estado. En este escenario se debe insertar el añejo conflicto agrario que mantienen los municipios de Santa María Coyotepec y Ánimas Trujano que se reactivó con una serie de bloqueos que realizaron habitantes y comuneros de Santa María para exigir la atención de las autoridades agrarias y estatales.

En ese ánimo de confrontación, se apoderaron de las instalaciones del Cuartel General de la Policía Estatal que se ubica en esta comunidad en donde cerraron el acceso principal y bloquearon la Carretera Federal 175, afectando a miles de ciudadanos. Todo se ha complicado, a pesar de que ya cuentan con una sentencia sobre los límites territoriales, a la fecha no se le ha dado cumplimiento y persisten en la invasión de sus tierras.

Actualmente se debe admitir que el abandono del campo, donde viven seis de cada diez mexicanos pobres, tiene cara de violencia por conflictos agrarios que, en algunos casos, llevan más de 40 años. Invasión de terrenos, falta de definición de límites territoriales y nula certeza jurídica en la tenencia de la tierra son algunos de los asuntos pendientes que generan inestabilidad social.

En pleno siglo XXI, el sector rural se tiñe de rojo por enfrentamientos entre comunidades enteras, las cuales a veces pelean hasta la muerte por un predio para edificar una vivienda, sembrar o conseguir un poco de agua.