Áreas protegidas
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Opinión

Editorial

Áreas protegidas

 


Durante los últimos 20 años, se han creado en el estado diversas áreas comunitarias protegidas que a pesar de ser pequeñas, generalmente se encuentran inmersas en un mosaico de actividades productivas que mantienen la estructura y composición de los bosques a nivel de paisaje. Los ecosistemas representados en los bosques de esta región albergan una alta biodiversidad y en particular han llamado la atención de la comunidad científica internacional por presentar una espectacular concentración de diversidad biológica en pequeñas unidades de superficie.

Oaxaca tiene la mayor superficie de áreas certificadas con 1 millón 065.90 kilómetros cuadrados (43%) del país y actualmente, en el estado existen más de 74 áreas de conservación certificadas, con una superficie de 931.21 kilómetros, de la que 74.6% pertenece a bienes comunales, 24.5% a ejidos y 0.9% a propiedad privada. De las 16 etnias de Oaxaca, zapotecos, chinantecos, chontales, mazatecos, zoques, mixes y mixtecos han participado en este proceso.

Son zonas del territorio nacional y aquellas sobre las que la Nación ejerce soberanía y jurisdicción, en las que los ambientes originales no han sido significativamente alterados por la actividad del ser humano, o que sus ecosistemas y funciones integrales requieren ser preservadas y restauradas, quedarán sujetas al régimen previsto en esta Ley y los demás ordenamientos aplicables.

Las áreas comunitarias protegidas deben promoverse y volverse un componente esencial del sistema integral de conservación de la biodiversidad de México, ya que una de las características es que no son lugares aislados, forman parte de un mosaico de bosques, selvas, matorrales conservados, de áreas con programas de manejo forestal, ecoturismo y, de esta manera, participan en la integración de corredores biológicos que permiten el desplazamiento de las especies.

Oaxaca es uno de los estados con más diversidad cultural y biológica en México, las iniciativas de conservación comunitaria ofrecen valiosas lecciones para el país, la región y otras áreas similares en los países en vías de desarrollo.

 

Canasta básica

 

A punto de que concluya este 2023, el precio promedio nacional de la canasta básica se ha mantenido en 1,742.96 pesos, lo que significa una variación a la alza respecto al mes anterior de 0.60%, pero un aumento acumulado de 25.75% en lo que va de la presente administración. Tal situación pone en evidencia que el programa Paquete Contra la Inflación y Carestía (PACIC) ha perdido la batalla contra la inflación, y fue una estrategia que nació muerta.

El fenómeno de la inflación en alimentos ha derrotado los esfuerzos que se han hecho para contenerla, desde subsidios, cancelación de aranceles, política monetaria y programas sociales. La suma de todos estos esfuerzos no ha bastado para controlar el devastador flagelo inflacionario, en franco detrimento de las familias más vulnerables.

Es indudable que son diversos los factores que han influido en este incremento de precios, como los fenómenos estacionales como sequías, desastres naturales y sanitarios, además de factores financieros, comerciales, elevado costo del dinero, litigio por aranceles, costo de mano de obra y falta de mano de obra calificada, seguridad, extorsiones, violencia y una errática aplicación del estado de derecho y la justicia, flujos migratorios supranacionales y domésticos, presiones internacionales, disputas comerciales de Estados Unidos con China y Rusia, conflictos bélicos en Europa del Este.

Todo este panorama adverso condena al fracaso los esfuerzos hasta ahora emprendidos por el estado mexicano. Esto da como resultado que la inflación acumulada en este último sexenio sea de 25.75%, la mayor de los últimos tres mandatos.

Este encarecimiento significa que muchas familias no tienen el ingreso para solventar los gastos básicos de manutención, que el precario poder adquisitivo de la población puede empeorar con la llegada de las celebraciones de fin de año que es la temporada en que más se incrementa el consumo, por lo que muchas personas pueden caer en la tentación de incurrir en endeudamientos.