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Editorial

Primer Informe

 


Tras el Primer Informe de Gobierno de Salomón Jara Cruz, la premisa sigue siendo alcanzar transformaciones profundas que impacten positivamente en la vida de cada persona de Oaxaca, con paz, con justicia y bienestar. Un informe puntual entregado a los legisladores locales para su evaluación y análisis pero que en principio establece que las acciones y decisiones se hacen con la mirada puesta en el bienestar del pueblo.

Hoy se insiste que la actual administración se rige por los principios de la Cuarta Transformación, poniendo siempre por delante el interés de los más pobres. No se buscan cambios superficiales, sino transformaciones profundas y que hoy la paz con justicia y bienestar, y el gobierno de territorio, son los pilares que sustentan las políticas y decisiones.

En el recuento de logros en lo que va del primer año de gestión, se resalta que las acciones y decisiones se hacen con la mirada puesta en el bienestar del pueblo y hoy se transforma la vida pública del país y de Oaxaca, amén de que la administración se rige por los principios de la Cuarta Transformación, poniendo siempre por delante el interés de los más pobres.

Pondera la promoción de acciones de paz que significan, no sólo la ausencia de conflictos, sino la construcción de un entorno que fomenta el diálogo, la inclusión y el respeto mutuo y trabajo para crear un entorno en que cada oaxaqueño se sienta seguro y respaldado por las instituciones. Hoy el compromiso es generar en la historia de Oaxaca un cambio profundo, que marque la diferencia histórica entre servir al pueblo y servirse del pueblo.

En estos momentos, el reto, tanto en Oaxaca como en el país, enfrenta una complejidad mayor: la precariedad se incrementa, la desigualdad y la discriminación de profundizan, la violencia inunda el espacio social mientras que la mayor parte de la población no puede acceder a procesos de procuración de justicia. Por eso, pese a los avances, sigue siendo un clamor generalizado la urgencia de construir un Estado de Bienestar capaz de expresarse en la garantía de una vida digna para toda la población.

 

Largo plazo

 

A no dudar, los retos de Oaxaca hay que verlos en un plazo mayor de 20 a 30 años, en proyectos transexenales de cuatro o seis sexenios, con continuidad para que el proceso de desarrollo tenga consistencia y no se trunque en los cambios de gobierno. Es indudable que hay gobiernos más eficientes que otros, por eso se debe buscar tener buenos resultados en un periodo prolongado, sin el ciclo sexenal cíclico en donde hay una baja en inversión cuando ya está por terminar el periodo gubernamental y se continúa en el primer año del sexenio siguiente.

Hoy el objetivo debe ser contar con un programa de gran visión hacia un futuro más prolongado, que haya continuidad, coordinación y cooperación transexenal, fijarnos en programas más productivos, de mayor plazo, de mayor envergadura, que generen empleos suficientes para la gran cantidad de familias oaxaqueñas, ya que una de las características de la pobreza en Oaxaca, es que los ingresos familiares son muy pequeños y se deben abatir.

La entidad necesita de un proyecto de largo plazo para que su desarrollo y crecimiento económico sea sostenido y no se trunque con los cambios de gobierno, sin embargo, para alcanzar este objetivo se requiere de recursos, tiempo necesario, voluntad política de los involucrados y gubernamental, además de capacidad para organizar esa voluntad política y de dirigir esos recursos y esfuerzos.

Los años que han pasado y que no han permitido concluir las autopistas a la Costa y al Istmo de Tehuantepec, ponen en evidencia la necesidad de avanzar en esa ruta. Aunado a ello, se requiere de un ambiente de orden y paz, ya que las empresas vendrán y se quedarán si hay seguridad jurídica y en la tenencia de la tierra, así como una estabilidad laboral que permita trabajar sin complicaciones para alcanzar el pleno desarrollo de Oaxaca.