Áreas naturales
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Editorial

Áreas naturales

 


Durante los últimos 20 años, en Oaxaca se han creado diversas áreas protegidas comunitarias que, a pesar de ser pequeñas, generalmente se encuentran inmersas en un mosaico de actividades productivas que mantienen la estructura y composición de los bosques a nivel de paisaje. Uno de sus objetivos es conservar el Patrimonio Natural de México mediante las Áreas Naturales Protegidas y promover el desarrollo sostenible de las comunidades que viven y dependen de ellas.

Enfrenta fuertes amenazas vinculadas a varios factores. Por un lado, el crecimiento urbano no regulado y el uso no sustentable de recursos naturales como la extracción de madera, de recursos forestales no maderables, la caza, tiraderos, y la contaminación de cuerpos de agua. Dentro de esta problemática, en algunas ocasiones no se están respetando el marco legal para el uso de suelo como de las zonas de uso ecológico restringido o las áreas naturales protegidas. Por otro lado, destacan ciertas actividades agropecuarias de alto impacto por la aplicación indiscriminada de agrotóxicos como sucede con los cultivos de papa y caña de azúcar. Estos cultivos se están expandiendo, generando la destrucción de cafetales de sombra y remanentes de bosque mesófilo de montaña, contaminando suelos y cuerpos de agua.

Las iniciativas comunitarias de conservación combinan sistemas tradicionales con prácticas modernas que buscan asegurar el mantenimiento del respeto por los procesos naturales y las prioridades culturales. Esta combinación de valores culturales y naturales se ejemplifica en el esquema de conservación conocido como Áreas Naturales Protegidas Comunitarias.

El apoyo voluntario contribuye al desarrollo de una conciencia sobre el cuidado ambiental, que a su vez se traduce en la aportación de un beneficio a la sociedad y constituye una forma de participación activa en pro de la conservación de la biodiversidad. Oaxaca es pionera en la conservación voluntaria y ocupa el primer lugar a nivel nacional con 89 áreas con certificado, lo que suma un total de 106.289.11 hectáreas conservadas por iniciativa y deseo de sus propietarios.

 

Invertir en infantes

 

Invertir recursos financieros para ayudar a que los niños sobrevivan y desarrollen plenamente su potencial es, ante todo, un imperativo moral. Pero invertir en la niñez también es importante desde el punto de vista práctico, pues redunda en beneficio de las economías y las sociedades. Teniendo en cuenta que en la primera infancia se sientan las bases de la salud y el bienestar del individuo, el momento más oportuno para romper el ciclo de la pobreza.

Los niños y adolescentes en el país enfrentan carencias de seguridad social y acceso a la alimentación, pero se acentúan en estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas, donde los menores de una familia con padres jóvenes, bajo nivel educativo, con jefatura de familia femenina o si es de un hogar rural o indígena tienen más probabilidad de enfrentar esta y otras condiciones.

Ante escenario tan desolador, es fundamental la inversión en la infancia, ya que puede prevenir problemas como delincuencia juvenil, embarazos en adolescentes y violencia. En el país uno de cada tres mexicanos es niño o adolescente, y dentro de ese sector poblacional los que sufren mayor pobreza radican en esas entidades.

Se debe asegurar que en el gasto social esté presente el interés superior de la niñez, lo que se logra ampliando servicios y que los niños ejerzan sus derechos sociales, así como el que las familias eleven sus ingresos. De otra forma no habrá reducción en la pobreza, ya que este problema puede provocar mortalidad infantil por enfermedades prevenibles, los primeros cinco años de vida son claves en crecimiento físico e intelectual, lo que se haga o se deje de hacer tendrá impacto para siempre.

Según estimaciones de UNICEF, ampliar la escala de dichas intervenciones requiere recursos moderados. Por ejemplo, destinar a la vacunación una suma adicional relativamente pequeña podría salvar hasta 1 millón de vidas infantiles, e invertir unos pocos miles de dólares adicionales en cada niño permitiría que complete su educación básica a la edad de 13 años.