Día del Trabajo
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Opinión

Editorial

Día del Trabajo

 


Este 1 de mayo se conmemora en México y en otras partes del mundo, el “Día del Trabajo”. El objetivo de esta celebración es recordar la lucha de los trabajadores para hacer valer sus derechos laborales y reconocer el esfuerzo cotidiano, el mismo que aportan a su empresa o al gobierno. En nuestro país se conmemora desde 1913, después de que, durante Revolución Mexicana, la Casa del Obrero Mundial unificara a varias organizaciones obreras. Durante el año anteriormente mencionado se celebró el primer desfile, en el que participaron más de 25 mil trabajadores. Según fuentes consultadas en Internet, el 1 de mayo continúa siendo una fecha emblemática para la sociedad en su afán por reivindicar los derechos sociales y el derecho a una vida digna.

A lo largo de la historia de la humanidad, los movimientos de los trabajadores en el mundo han reflejado las necesidades y carencias a los que gran parte de las sociedades han sido sujetas bajo regímenes esclavistas, feudales o patronales. Después de la Revolución Industrial las malas condiciones de trabajo y vida de la clase obrera se exacerbaron: explotación laboral, remuneraciones ínfimas y precarias, condiciones de trabajo insalubres, horarios interminables y pagos a destajo, trabajo infantil y femenino subpagado, entre otras calamidades. Es en este contexto que durante el siglo XIX el movimiento obrero cobra mayor relevancia, manifestándose con notorio vigor y presencia en los Estados Unidos, considerando la importancia que se otorgó a la industrialización como base de su desarrollo económico capitalista.

Se dice que los albañiles y los carpinteros de Nueva York y Boston fueron los precursores remotos de la lucha obrera. La contienda obrera se dio en diversos ámbitos y lugares, sin embargo, destacan los sangrientos sucesos que culminaron con la tragedia de Chicago, iniciada en mayo de 1886 y epilogada con el ahorcamiento de varios dirigentes sindicales anarquistas el 11 de noviembre de 1887, que desde entonces son conocidos mundialmente como los Mártires de Chicago. A ellos se debe que la clase proletaria, después de muchas luchas, disfrute ahora de la jornada máxima de labores de 8 horas. La fecha se fijó durante el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889. La idea era recordar y reivindicar a los Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas que fueron condenados a muerte por su participación en una huelga que inició el 1 de mayo de 1886 en Estados Unidos.

 

Desalojo: Ya era necesario

 

El pasado viernes 28 de abril por la mañana, trascendió que al fin, luego de dos meses de obstaculizar los trabajos del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), a raíz del bloqueo a las vías férreas, entre Mogoñé Viejo-Vixidu, vecinos de poblaciones mixes, afiliadas a la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), que dirige un conocido redentor social, Carlos Beas Torres, fueron desalojados por elementos de la Marina/Armada de México, la Guardia Nacional y la Policía Estatal. Un día antes, los mismos festejaban el arribo de la llamada Caravana del Sur, encabezada por activistas, como Omar Esparza, dirigente del Movimiento Agrario e Indígena Zapatista, un sujeto que vive de la imagen de su esposa, Beatriz Cariño, la activista que junto con el finlandés Jyri Antero Jaakkola, fueron asesinados en la zona triqui, en abril de 2010. La idea era seguir extendiendo la inconformidad y no dejar que los trabajos del CIIT avancen, como ha pedido el mismo presidente López Obrador.

Como ya es común, la dirigencia de UCIZONI se desgarró las vestiduras, argumentando “un ataque”, además de la aprehensión de algunos (as) de sus compañeros (as). Denunció destrucción del campamento “Tierra y Libertad” y el robo de pertenencias. Nada nuevo en este tipo de organizaciones que por sesenta días han ignorado los llamados al diálogo y las ofertas del gobierno de Salomón Jara para permitir la continuación de las obras, de este importante proyecto. Queda claro que, cuando hay voluntad política para actuar, las cosas se hacen sin importar los aspavientos y quejas ya conocidas, de quienes se asumen blancas palomitas, pero no reconocen el daño ocasionado a terceros.

Una medida similar debe aplicarse a aquellos que han hecho del cierre de calles, avenidas, oficinas y carreteras, un modus vivendi. De quienes han convertido el chantaje en un mecanismo de presión. Hayan sido justas las demandas de los indígenas mixes que bloquearon las vías férreas o no, ya es tiempo de que se impongan medidas que eviten que demandas o exigencias particulares se conviertan en una afectación colectiva. Y en el Istmo deben hacerse más operativos de esta naturaleza. No es posible que en un solo día se instalen hasta seis bloqueos carreteros. Nada debe impedir que un proyecto que se advierte será motor del desarrollo regional, se torpedeado por intereses oscuros y liderado por activistas que viven como reyes de las rentas que reciben o recibían del gobierno. Y la lección, por cierto, parece no haberles enseñado nada, porque de inmediato UCIZONI volvió a bloquear la vía carretera.