Injerencia nociva
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Editorial

Injerencia nociva

 


Algunos de los problemas que se han disparado en los últimos tiempos en la entidad, particularmente desde que Salomón Jara asumió la gubernatura el 1 de diciembre de 2022, tienen una mano que mece la cuna. En el caso de los normalistas, con su postura cerrada y beligerante, dispuestos a seguir con el chantaje y el vandalismo, el mismo ejecutivo estatal advirtió que hay ahí mano negra y señaló a su correligionario de Morena, el diputado federal Irán Santiago Manuel. Una y otra vez éste se ha deslindado y ha exigido pruebas. Pero quien conoce cómo se mueven los hilos en el magisterio y sus ligas con los normalistas no descartan que el ejecutivo estatal tenga razón. Según información oficial, hay más de 1 mil 600 plazas disponibles para otorgarlas, sólo que los vándalos y pseudo radicales tienen que cumplir las disposiciones que para poder otorgarlas impone desde hace años, la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Otro de los actos de desestabilización que se han dado tiene que ver con un diferendo político local, en donde –se dice- tiene metidas las manos otro diputado federal de Morena: Daniel Gutiérrez. Pues bien. Poco después de que el gobierno federal, en coordinación con el estatal destrabaran el bloqueo a los trabajos de la carretera a la Costa, por parte de vecinos de San Vicente Coatlán, en virtud de su añejo diferendo con Sola de Vega, ahora brincó un asunto local. En su intento por imponer como presidente municipal de San Pablo Coatlán, por donde pasa la vía, a uno de sus incondicionales, el citado legislador federal, famoso por presionar a los ediles de su distrito para que la obra sólo él la pueda negociar, convenció a vecinos de la agencia municipal de San Francisco Coatlán, para bloquear los trabajos.

Muchos nos preguntamos: ¿y no hay algún poder dentro de la llamada 4T o al interior del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que le lea la cartilla a este par de agitadores que en la curul que ocupan en el palacio legislativo de San Lázaro, jamás abren la boca? ¿O es que al gobernador Salomón Jara le ha faltado interlocución con sus propios correligionarios que, dicho sea de paso, estuvieron en la cancha contraria? Alguien tiene que llamarlos a cuentas y detener sus maquinaciones perversas. Están afectando a la ciudadanía oaxaqueña no al gobierno. Están actuando como enemigos de Oaxaca, entidad a la que contradictoriamente representan. Eso es no tener ética ni vergüenza.

 

Tierras de nadie

 

Hace al menos un par de años, San Juan Bautista Tuxtepec se había convertido en el eje de las acciones criminales, por lo que, a menudo había ejecuciones, secuestros y ajustes de cuentas. Esa inseguridad había permeando toda la zona y hablar de la Cuenca del Papaloapan era mencionar delincuencia. Como comentamos hace unos días, las actividades de grupos criminales y bandas locales se fue desplazando a otras poblaciones, como San Lucas Ojitlán, Loma Bonita y otras, pero el crimen y la muerte pareció quedarse en Temascal, perteneciente a San Miguel Soyaltepec, en donde se han dado verdaderas masacres. Afirman que bandas locales en su disputa por la plaza, que implica trasiego de droga y tráfico de indocumentados, han acabado a familias completas. En menos de un mes, fueron asesinados cuatro miembros de una familia y, al poco tiempo, se dio un hecho similar. El viernes 24 de marzo, Marina/Armada de México, Policía Estatal y Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), catearon y detuvieron a los presuntos autores materiales de éstos y muchos ilícitos más.

Por tener patrones similares, bien harían las autoridades en llevar a cabo operativos similares en Matías Romero, Santa María y Santiago Petapa, por decir sólo tres lugares en donde al parecer la muerte tiene permiso. En la primera, se habla de ejecuciones a diario, a plena luz del día y en zonas densamente pobladas. Sólo el 21 de marzo, mientras se hablaba de que había una reducción de delitos de alto impacto en el país, en Matías Romero fueron ejecutados el propietario de un taller de refrigeración y un comerciante de sombreros. Dicha ciudad ferrocarrilera ya no es el remanso de paz de antaño sino un nido de la delincuencia organizada que cobra derecho de piso, extorsiona y ejecuta a quienes no caen en su trampa.

Es decir, lo que la ciudadanía espera de las autoridades es que este tipo de operativos sean algo común cuando la incidencia delictiva así lo reclama. Ya no más declaraciones ni cuentas alegres de que las estadísticas advierten que vamos muy bien y se pondera el aseguramiento de ladrones caseros o callejeros, pero nada que ver con las operaciones criminales. Si bien es cierto que, según se informó recientemente, se han asegurado aeronaves y semi-sumergibles en nuestras costas, ello no obsta para ir con el trabajo de tierra para poder acotar ese cáncer social tan pernicioso que es la inseguridad.