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Editorial

No más quejas

 


Desde el inicio de la gestión de Francisco Martínez Neri al frente de la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez, uno de los argumentos más comunes es la deuda que le dejó su antecesor Oswaldo García Jarquín, que suma alrededor de 400 millones de pesos, de los cuales, dijo recientemente, se han pagado 104 millones. A poco de tomar las riendas del gobierno local y en medio de claroscuros, el edil capitalino afirmó una y otra vez que se fincarían responsabilidades a los responsables del desfalco, por lo que, los expedientes serían consignados ante la Fiscalía General del Estado. Ha pasado más de un año y nada ha pasado. Y mencionamos claroscuros pues todo han sido verdades a medias y mucha demagogia. Como lo dijimos hace semanas en este espacio editorial, tal parece que hay un avieso propósito de solapar a su antecesor.

El lunes pasado, en su conferencia de prensa, el gobernador Salomón Jara Cruz se refirió a este espinoso asunto. Y enfático dijo: “si el ex presidente municipal, Oswaldo García Jarquín cometió un delito, tiene que pagar. Y fue más allá, al afirmar que ya le dijo a Martínez Neri poner las denuncias correspondientes, pues “aquí no habrá impunidad para nadie”. Es decir, de manera velada le espeta que ya no se queje y actúe en consecuencia. Y es precisamente la opinión que ha permeado en la opinión pública. No se trata de algo menor. Pero tal parece que no existe voluntad política para actuar, habida cuenta de que la última declaración a este medio de comunicación por el titular de la Contraloría Municipal, se han integrado l0s expedientes, pero, los mismos estarían lejos de ser consignados ante la autoridad ministerial correspondiente.

El gobierno local tiene frente a sí, un sinfín de problemas, uno de ellos es el irresuelto tema de la basura en cuyo traslado, ante la falta de un predio exclusivo de relleno sanitario, ha costado la considerable suma de más de 30 millones de pesos. Existe, asimismo, el tema de la inseguridad. El estado de fuerza que guarda la Policía Municipal es lamentable. Hace falta personal, equipo de radiocomunicación, patrullas, armamento, avituallamiento, etc., cuyo costo han estimado en el gobierno de la ciudad en más de 22 millones Recuperar parte de esos 400 millones que estarán en alguna cuenta bancaria personal, sería un aliciente para el magro presupuesto municipal. Martínez Neri ya tiene pues luz verde para actuar. Será una torpeza no hacerlo.

 

Cuentas alegres, otra vez

 

En el actual régimen, en el tema de seguridad pública, nada ha cambiado en Oaxaca. Seguimos padeciendo un escenario criminal que dista mucho de la entidad segura que tanto criticamos en la pasada administración. En efecto, sólo ha cambiado el escenario político, las promesas, los programas clientelares y la cacareada austeridad, pero en los mandos policiales y responsables de la seguridad pública, el discurso es el mismo. Hubo tantas detenciones u operativos de disuasión; tales medidas de prevención y demás, pero poco se dice de las ejecuciones y el clima de criminalidad que ha seguido azotando a la Costa oaxaqueña o al Istmo, como en ninguna parte. Esto es, las cuentas alegres siguen como antaño, mientras los funcionarios responsables se van por la tangente, es decir, nadan de muertito, como se dice vulgarmente.

En el mes de diciembre se documentaron al menos una centena de homicidios. En el mes de enero, las cosas no van mejor. La Costa oaxaqueña se sigue perfilando como una de las regiones proclives a las operaciones de grupos criminales. Las ejecuciones están a la orden del día. Solo la semana pasada fue asesinado al interior de su camioneta, un conocido promotor cultural de Huaxpaltepec, además de un pastor cristiano en El Ciruelo, Pinotepa Nacional. En el Istmo de Tehuantepec, las cosas van de mal en peor. Un operador del transporte urbano fue ejecutado en plena plaza principal de Salina Cruz, amén de otros delitos similares en Tehuantepec, Mixtequilla o Santa María Xadani. Es más, la misma capital ha sido escenario de ejecuciones como la de un velador ocurrida el miércoles de la semana anterior.

Sin embargo, pese a la gravedad de este mapa criminal, cada boletín de los responsables de la seguridad pública del gobierno estatal, siguen siendo las mismas cuentas alegres y estadísticas laudatorias que en la pasada administración. El fin de semana pasado, la visita a Oaxaca del presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibida por al menos nueve ejecuciones en las últimas horas. Si bien es cierto que ello no debe sorprender al primer mandatario que tiene al país salpicado de sangre con su aberrante política de seguridad, ello no es justificante para que el gobierno oaxaqueño se siga regodeando y minimizando esta escalada criminal que sigue lacerando a una entidad con muchas carencias y pobreza. Urge una nueva estrategia de seguridad pública que no sea sólo decir que estamos mejor que otras entidades del país.