Mañaneras y paleros
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Mañaneras y paleros

 


La semana pasada, las redes sociales, portales de noticias y medios de comunicación impresos y electrónicos se dieron vuelo para destacar la valentía, la firmeza y cojones de la periodista sonorense, Reyna Haydée Ramírez, quien puso en evidencia la farsa que han sido y se han convertido en los últimos tiempos, las llamadas conferencias de prensa “mañaneras”, de las que tanto presume el presidente Andrés Manuel López Obrador. La colega de Sonora, sin titubeos le dijo que ahí sólo acudían aquellos seleccionados que hacían preguntas de contentillo, es decir, a modo, para que el presidente metiera jonrones. Puso en evidencia los ataques sistemáticos que han padecido medios y periodistas, a menudo estigmatizados y satanizados desde el podium del Salón de la Tesorería. Si bien es cierto que el aludido hizo cuanto pudo para poder contrarrestar o desmentir, que ahí se da la oportunidad a todos, Ramírez no cedió ni un ápice en su denuncia.

En realidad, dijo lo que todo mundo sabe pero nadie se había atrevido a espetar así de frente. Es una farsa, es un teatro. Sólo a los escogidos por su sumisión y condescendencia son quienes pueden preguntar y recibir respuestas a modo. Los demás pueden esperar meses. Se trata, sin duda alguna, de una postura vergonzosa para el periodismo mexicano, actitudes como las de ese caricaturesco personaje llamado “Lord Molécula”, insustituible para quienes pretenden hacer del ejercicio mañanero una rendición de cuentas diaria, pero lo han convertido en un teatro de zalamería y rastrerismo. Para quienes como Reyna Haydeé hemos ejercido el periodismo sin esas actitudes penosas, teniendo como tribuna un periódico serio, hecho por periodistas como El Mejor diario de Oaxaca, nos congratulamos de que al fin, alguien haya quitado el velo de la farsa mañanera.

¿Servirá este evento para corregir o darle un viraje a la política de comunicación social de la Presidencia de la República? Sin ser pesimistas, estamos seguros que no. Hay demasiada soberbia, hay mucha incapacidad pero también un acendrado autoritarismo. Sin embargo, la postura de la periodista sonorense ha marcado un hito en la historia de los medios en el país, luego de tantas ofensas, descalificaciones y diatribas, que nos han hecho ver a quienes ejercemos el oficio, como si fuéramos los causantes de todos los males del país, cuya responsabilidad compete a quienes tienen el mando.

 

Bloqueos y chantaje

 

Nuestra entidad ha sido calificada como una de las más socorridas en el país por las protestas y la presión social. Cualquier ciudadano puede constatarlo a diario. No hay un solo día en que las carreteras, las calles, los cruceros u oficinas públicas no estén sujetas a los abominables bloqueos. Durante la temporada vacacional dicha situación se exacerba. Es la etapa propicia para que el turismo del país o el extranjero que visita la capital o transita por las carreteras para ir a cualquiera de nuestros destinos de playa quede penosamente varado por horas o días, atrapado por comuneros, dirigentes de organizaciones sociales u otros vividores, que han encontrado en dichas medidas de presión una mina de oro cotidiana. Sin embargo, pese al daño tan grave que hacen no sólo a la industria turística sino a la estabilidad política y la paz social del estado, ni la Secretaría General de Gobierno ni, mucho menos, la de Seguridad Pública intervienen bajo la acartonada política de diálogo y más diálogo.

Ha sido pues la excesiva tolerancia lo que ha permitido que estos atropellos y excesos cometidos por vivales ampliamente conocidos en el gobierno, lo que pone cada en cuando de rodillas a la ciudadanía oaxaqueña. Lo que más cala de manera negativa es que se aproveche la temporada vacacional para poner de nueva cuenta en evidencia, la falta de energía, de la vigencia de la ley y de una política convenenciera para conducir al estado por los caminos del orden y del Estado de Derecho. En el Istmo, por ejemplo, la protesta de empresarios, profesionistas y modestas amas de casa se ha generalizado ante el permanente cierre del llamado Puente Caracol, que paraliza por completo el libre tránsito, ocasionando graves afectaciones a la economía regional. Lamentablemente, ninguna dependencia estatal acusa recibo y actúa.

Es penoso reconocerlo, pero desde que inició el gobierno de Alejandro Murat se ha observado un temor cerval para aplicar la ley. Se ha gobernado con miedo, pues según se sabe, no quiere repetir los episodios del movimiento político y social de 2006 o los hechos lamentables de Asunción Nochixtlán, el 19 de junio de 2016. Sin embargo, por ello, hemos sido los más de cuatro millones de oaxaqueños los que hemos tenido que lamer la coyunda de la frustración y la indignación, ante los abusos y atropellos que señalamos líneas arriba.