Respuestas vagas y torpes
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Opinión

Editorial

Respuestas vagas y torpes

 


El asesinato de cinco periodistas en las primeras semanas de 2022 rebasó las fronteras mexicanas y se convirtió en un tema preocupante para el gobierno y el Congreso y gobierno de nuestro vecino mayor y principal socio comercial: los Estados Unidos de América. No es algo simple. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es visto ya como un capítulo al que hay que tener en la mira, luego de algunas posturas no sólo disparatadas sino abiertamente autoritarias, lo cual dista mucho de un régimen democrático y respetuoso del clima de libertades. El congresista, Ted Cruz, mencionó el caso del periodista Carlos Loret de Mola, cuyos presuntos ingresos fueron expuestos violentando la Constitución. Y López Obrador volvió a la carga en la mañanera del pasado jueves 24 de febrero, esta vez ampliando el espectro a otros comunicadores como Carmen Aristegui, Joaquín López-Dóriga, Ciro Gómez Leyva y otros.

Esto implica que, enarbolando la soberanía nacional, el presidente continúa desestimando cualquier llamado a la cordura o la racionalidad, como es el caso de lo que publicó respecto a los atentados en contra de la libertad de expresión y el clima de violencia que existe en México para el ejercicio periodístico, el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, argumento que fue rebatido por AMLO en el sentido de que estaba poco informado. La Casa Blanca, a través de su vocera, Jen Psaki, volvió a enmendarle la plana, mientras el Secretario de Relaciones Exteriores, en una acción temeraria, sostuvo en una carta que los periodistas habían sido asesinados con armas que llegan de los Estados Unidos. Es decir, lejos de admitir la realidad en que vivimos, siguen en su papel burdo de pretender maquillar la verdad.

Lo que ha exhibido el gobierno de México en su política exterior, es ignorancia, torpeza y veleidad. La muestra está en el ninguneo al servicio exterior al imponer a fieles lacayos, incondicionales y rastreros, en cargos diplomáticos en consulados y embajadas. Desde muchos foros se ha insistido en que hay temas que están tensando la relación con los Estados Unidos principalmente. Pero tal parece que por un oído les entra la razón a los íconos de la llamada Cuarta Transformación y, por otro, les sale. Hay políticas que se quieren emprender que afectar la relación comercial con nuestros socios. Pero no. Ahí se sigue arando en el error, con el pueril argumento de que somos un país soberano y autónomo.

 

UABJO, bajo acoso

 

La Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), nuestra Alma Mater, sigue bajo el acoso de sindicatos, grupos porriles y verdaderas cofradías que ahí se han enquistado. La semana anterior, para variar, militantes de una de las facciones del Sindicato de Trabajadores y Empleados (STEUABJO), procedió a tomar las oficinas de rectoría. Lo ha hecho infinidad de veces durante lo que va del año. Pareciera que es el deporte favorito de las dos corrientes: la que maneja Ariel Pérez Luján y la que encabeza un porro: Julio Mora. Dicho gremio se partió en dos y, extrañamente, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCyA), prácticamente reconoció a ambas corrientes. Algo parecido ocurre con el Sindicato de Trabajadores Académicos (STAUO) que, durante los últimos años ha padecido al menos tres o cuatro escisiones.

Está por demás insistir en que nuestra institución, antes prestigiada y académicamente reconocida a nivel nacional, debe recobrar su naturaleza y dejar de ser como hasta hoy, un bastión de intereses y cotos de poder, inclusive de grupos delictivos. Es decir, debe refundarse con la anuencia o presión del mismo Estado. Requiere algo así como las medidas que se impusieron el julio de 2015, para recobrar el manejo de la educación pública que, desde 1992 manejó a su arbitrio la Sección 22 del SNTE, ante un gobierno complaciente y timorato. Si bien es cierto que la autonomía universitaria está de por medio, debe ponerse en marcha una política para ir desmantelando las redes de corrupción que han prohijado ahí algunas cofradías familiares, las cuales se han apropiado junto con los sindicatos de la vida universitaria.

Estamos convencidos de que la UABJO debe dar un viraje; debe retornar a sus orígenes; de recuperar todo lo que ha perdido desde los años 70 del Siglo XX, cuando se perdió toda su esencia de formación académica, para dar lugar a un vertedero de ideologías, grupos y organizaciones. Hoy, como lo hemos comentado en otras ocasiones, está bajo el yugo de al menos sietes sindicatos, grupos porriles y cotos familiares, que le han impedido avanzar en la ruta de la ciencia y el conocimiento; la academia y la investigación. Hay muchos oaxaqueños egresados y no de nuestra Máxima Casa de Estudios que le apuestan a cambiar su destino. Urge pues una refundación y la liquidación de rémoras perniciosas, que siguen frenando su desarrollo. Y hay que hacerlo sin dilación.