Discriminación mediática
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Editorial

Discriminación mediática

 


Si bien es cierto que el título de este segmento editorial suena agresivo, no se trata de medias tintas, sino de poner en la mesa la discriminación que se da a los medios del interior del país, de información que se genera en las altas esferas del poder público. Es decir, en pleno auge de la llamada Cuarta Transformación, sigue la discriminación en materia informativa, tal cual, si los medios de la capital del país efectivamente permearan en lo más recóndito de la geografía nacional, como lo hace la prensa que se edita en los estados y municipios. No se trata de poner en tela de juicio su circulación o impacto, que bastante nos descalifican todos los días y golpeados también lo estamos desde el podio mañanero, sino de cuestionar el porqué de asuntos y temas que les competen a ciertas entidades, en este caso Oaxaca, tengamos que saberlo por medios nacionales, sin que se tome en cuenta a los medios de las entidades afectadas o beneficiadas.

A lo que vamos es a esto. La semana pasada trascendió –y hubo notas periodísticas de ello- que de la Ciudad de México se habían despresurizado algunos penales, para enviar al menos a 237 internos de los mismos, procesados o sentenciados por homicidio o secuestro, entre otros delitos, a penales de mediana seguridad en algunas entidades, una de ellas Oaxaca. Es decir, desde que el gobierno federal decidió construir en Mengolí de Morelos, perteneciente a Miahuatlán de Porfirio Díaz, un penal de mediana seguridad, éste se convirtió en depósito de parte de la basura delincuencial, incluyendo capos de reconocida fama que, son enviados a dicho centro de reclusión, presumimos, sin ser validados por las autoridades estatales. Lo cuestionable es que de dichas acciones no se le dé parte a los medios de comunicación locales.

Es una realidad que los medios y periodistas estamos de manera permanente descalificados por el presidente de la República o miembros de su gabinete. Es más, el desprecio se ha visto en otras esferas del país, lo que ha ocasionado crímenes de los que aquí hemos comentado. Lo que sí está en tela de juicio es la centralización infame de la información y la discriminación que siguen padeciendo, como en los peores tiempos de los gobiernos neoliberales, la prensa escrita, radiofónica o digital, del interior del país. Tal cual si siguiéramos en la misma época colonial que tanto ruido le ha ocasionado al gobierno de la 4T.

 

¿Cuál pausa?

 

Desde el inicio del actual gobierno federal, la política exterior de México, antes respetada en todo el mundo, se convirtió en una zahúrda. Los principios básicos de la misma, cifrados en algunos temas básicos como la no intervención en los asuntos internos y la soberanía de otras naciones; la solución pacífica de las controversias y la postura enérgica en contra de la proliferación de las armas nucleares, motivo por el cual le fue otorgado a un diplomático mexicano, Alfonso García Robles, el Premio Nobel de la Paz, han pasado a un segundo plano. El Servicio Exterior Mexicano, donde han hecho carrera grandes reconocidos diplomáticos mexicanos, ha sido para el presidente Andrés Manuel López Obrador, un juguete, al darse a conocer personajes impresentables para representar a México en otros países, como es el caso de Pedro Salmerón, acusado de acoso sexual o Jesusa Rodríguez en Panamá que, con justa razón ha rechazado el país a donde habían sido acreditados.

Tres cosas han quedado al descubierto: por una parte, la ignorancia supina del presidente López Obrador de política exterior y de la relación de México con sus vecinos y con otros países; la historia diplomática mexicana y, sobre todo, la sumisión absurda del canciller Marcelo Ebrard, que no ha levantado la voz, pese a saber las repercusiones que tienen esas medidas arbitrarias en el entorno de las relaciones comerciales, económicas, culturales, etc., como es el caso de la “pausa” que ha dispuesto AMLO en nuestra relación con España. Hasta el momento, el deslenguado presidente de México, obnubilado con sus reformas, particularmente la eléctrica, se ha cegado para emitir acusaciones, en virtud de las presiones que tiene a nivel internacional por su negativa tácita y burda de darle la espalda a las energías limpias y renovables.

México es, hoy en día, el hazmerreír de los Estados Unidos, de socios como Canadá o naciones europeas, luego de su visión simplista de lo que significa la relación bilateral y multilateral, en el entorno mundial. Los desbarres y excesos verbales del presidente de México auguran serios conflictos diplomáticos y desacuerdos innecesarios. ¿Quién le metió en la cabeza que México es una nación que puede ser una ínsula que sobreviva por sí misma en un mundo global? Sin duda, la famosa “pausa”, es un término inexistente en el lenguaje diplomático, que pone en entredicho la relación con una nación como España, con quien nos unen muchas ligas a lo largo de la historia de ambos países.