Mañana, 489 aniversario
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Opinión

Editorial

Mañana, 489 aniversario

 


Mañana domingo, 25 de abril, tal vez con una nueva modalidad de celebración, en virtud de la pandemia que hemos padecido, nuestra capital, Oaxaca de Juárez, cumplirá 489 años de haber sido elevada a la categoría de ciudad. En otros años, el día iniciaba con el repique de campanas en la Catedral Metroplitana, música de banda, chirimías o el Coro de la Ciudad y hasta la degustación de exquisitos tamales. Nuestra ciudad, denominada Tepeaca por los primeros españoles que residieron ahí, recibió en 1526 la autorización formal para ser Villa. Luego fue reconocida como la Villa de la Nueva Antequera en 1528, porque el Oidor Real Nuño de Guzmán era de Antequera España. En 1532 recibió el título de “muy noble y leal ciudad”, llamándose “Antequera”, por el rey Carlos V de España, por medio de la Cédula Real firmada el 25 de abril en Medina del Campo, España. Este nombre fue sustituido en 1821 por “Oaxaca”, palabra derivada de la lengua náhuatl Huaxyácac que significa “en la nariz de los huajes”. En 1872, a la muerte del “Benemérito de las Américas” Benito Juárez, recibió el nombre que actualmente ostenta: “Oaxaca de Juárez”.

Según algunos historiadores, los primeros pobladores le llamaron Huaxyácac y fue fundada en 1486 por los guerreros aztecas de Ahuízotl, emperador de México, quien la mandó poner en las márgenes del Atoyac para vigilar la conducta de Cosijoeza, Rey de Zaachila, los cuales talaron una parte del bosque de guaje que existía en este lugar y levantaron sus viviendas. Dicen además que, en 1520, el reinicio de la guerra entre zapotecos y mixtecos por el territorio y el poder, terminó con la llegada de los españoles quien la denominaron Guajaca por encontrarla próxima a un bosque de guajes. En diciembre de 1521, Francisco de Orozco llegó a Oaxaca tras la caída de Tenochtitlan. Según las crónicas, fue enviado por Hernán Cortés, por cuya orden se llamó Segura de la Frontera. Entre los acompañantes venía el clérigo Juan Díaz quien oficia la primera misa bajo un gran árbol que estaba en la rivera del Río Atoyac y donde actualmente se encuentra el Templo de San Juan de Dios.

En la década de los cincuenta del Siglo XX, nuestra capital es declarada “Sitio de Monumentos Históricos” y en 1987, la UNESCO la inscribió en la lista del “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. Hoy, nuestra capital es considerada por revistas de viajes y gastronomía, como uno de los destinos turísticos más socorridos por los visitantes de todo el mundo. 

Paso de migrantes

A lo largo de la historia contemporánea, el territorio oaxaqueño ha sido paso obligado para los migrantes que provienen de Centro, Sudamérica u otros países. El endurecimiento de las políticas migratorias en los Estados Unidos de América y la preocupante situación de la pandemia, están obligando prácticamente al gobierno federal a acatar las recomendaciones del país vecino. La laxitud con la que nuestras autoridades han visto el fenómeno migratorio –y hay que recordar los primeros mensajes del presidente Andrés Manuel López Obrador- ha provocado que por aquí transiten libremente millones de ciudadanos indocumentados, ya sea arriba de trenes de carga, en camiones, autobuses o caminando por solitarios parajes de la región istmeña. Muchas veces son familias completas las que en busca del sueño americano, se exponen al secuestro de los grupos criminales o a caer en manos de tratantes de personas.

Se espera en México la visista de la Vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, quien ha puesto especial énfasis en la cantidad de menores de edad que viajan solos o acompañados y que muchas veces son víctimas inocentes de los citados grupos criminales. El presidente López Obrador hizo un llamado para proteger a niños y niñas. Sin embargo, la frontera sur de nuestro país es demasiado porosa y pese a los miles de elementos de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicaco y del Instituto Nacional de Migración, siguen ingresando a nuestro país, no sólo por Chiapas sino por otros estados como Tabasco, cientos y cientos de migrantes. Se trata de una verdadera tragedia humanitaria, cuyo fenómeno no sea tal vez exclusivo de México y sus vecinos, pero aquí se vive con mayor crudeza.

Atrás quedaron los propósitos de AMLO de darles empleo, de crearles fuentes de empleo. El fenómeno de la migración ilegal se ha disparado y Oaxaca ocupa un lugar importante en su tránsito hacia el Norte y los Estados Unidos. Ya no es sólo la visión de los derechos humanos o la solidaridad con nuestros hermanos, sino la preocupación de la seguridad nacional y otros factores, que no se habrá de superar con dádivas millonarias a Guatemala, El Salvador u Honduras, sino con un programa regional y multinacional, como aquel famoso “Plan Marshall”, que puso Estados Unidos en marcha después de la Segunda Guerra Mundial. Es parte la inseguridad que se vive en esos países, lo que está echando fuera a sus ciudadanos.