Leyes en entredicho
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Editorial

Leyes en entredicho

 


Mientras en el Senado de la República, la bancada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ya preparaba un golpe al consumo de refrescos, con nuevas cargas impositivas, el pasado dos de septiembre, en su conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador le tiró el teatro. En principio, sostuvo que dadas las circunstancias por las que pasa la economía nacional, nada tan nocivo que aumentar impuestos. Pero sostuvo algo más: más que prohibir el consumo de refrescos, lo que hay que estimular es una alimentación sana entre los niños y niñas. Resumiendo: no se puede apuntar a una niñez más sana prohibiendo o responsabilizando a los productores de refrescos o bebidas con alto contenido de azúcar. De inmediato, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado, Ricardo Monreal dio marcha atrás y sostuvo que sus colegas no apoyarían ninguna iniciativa que fuera en el sentido de incrementar impuestos, en clara referencia a los refrescos y haciendo suya la demanda de López Obrador.

Es evidente que la controvertida “Ley chatarra”, que aprobó la LXIV Legislatura del Estado, con mayoría de Morena, no tomó en cuenta la situación económica por la que atraviesa la entidad y los miles y miles de pequeños comerciantes, para prohibir el consumo, venta o donación de refrescos o alimentos con alto contenido calórico. En la perspectiva de la diputada que propuso dicha ley, ello habrá de contribuir a que tengamos una niñez más sana, pero no propone para nada el mejoramiento de la dieta alimenticia, que habrá de contribuir, esa sí, a tener niños y niñas más sanas. Si en la Cámara Alta se pretendía gravar con más impuestos la venta y consumo de refrescos, más grave es prohibirlos a un importante sector de la población.

Bien vista, la postura del presidente López Obrador apunta a cero prohibiciones y más propuestas. Nada se logra con prohibir cuando de lo que se trata es de dar alternativas viables para mejorar la calidad de vida de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. Hay que recordar, asimismo, que otro legislador local del citado partido político, preparaba ya otra iniciativa para incrementar con más impuestos los productos con alto contenido de azúcares, particularmente el chocolate, que es uno de nuestros productos de consumo más tradicionales. Estamos seguros de que la bancada mayoritaria de Morena ya no se saldrá con la suya, al menos que quiera ir en contra de la opinión presidencial.

 Proyectos sin avance

La semana pasada, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, publicó al menos dos notas, muy bien documentadas, respecto a la situación actual de algunos de los proyectos presidenciales insignia, como es el de pavimentación a cabeceras municipales, que puso en marcha el presidente Andrés Manuel López Obrador, a poco de haber iniciado su gobierno en la comunidad serrana de San Juan Bautista Analco y el programa de “Sembrando vida”. Ambos llevan un avance mínimo. En realidad, simbólico para lo que se pensaba. Todo ello fue reconocido por el mismo presidente en el breve II Informe que rindió ante un selecto grupo de personas, el pasado primero de septiembre. Sin embargo, recientemente, la súper delegada de los Programas Bienestar en el estado, Nancy Ortiz Cabrera, afirmó que el gobierno de la llamada Cuarta Transformación le ha aportado a Oaxaca la friolera de al menos 8 mil millones de pesos en 12 programas, aunque no desglosa los presupuestos asignados para tal fin.

Sin duda, se trata de los fondos destinados a becas, apoyos al devastado campo oaxaqueño y programas de vivienda que, todo mundo sabe, están dirigidos a fomentar una clientela política y no a resolver los grandes retos de la marginación y la pobreza, como los que arrastra Oaxaca. Lo que está en tela de juicio, sin embargo, son esos proyectos emblemáticos con los que arrancó el gobierno de López Obrador, sobre todo el de pavimentación de caminos rurales, cuyos recursos ofreció otorgarlos de manera directa a los municipios, principales beneficiarios de los citados caminos. La misma Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), responsable de los mismos, ha reconocido el atraso en la ejecución de las obras ya referidas.

Lo único que tal vez haya que valorar por el gran ruido mediático que se le ha hecho son los trabajos del llamado Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que si bien es cierto que se dice a menudo que lleva un avance notable, fuentes cercanas al gobierno reconocen que en lo único que se ha avanzado es en el cambio de las vías de ferrocarril. Hace unos días el gobernador Alejandro Murat reconoció que al menos 50 grandes empresas han mostrado interés en participar en dicho proyecto. Es una buena noticia, pues hay que reconocer que la mayor parte de las obras ya fueron otorgadas por el gobierno federal a algunos grandes consorcios. Además, ya hemos dicho, ahí no habrá espacio para las empresas locales.