Delincuencia desatada
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Opinión

Editorial

Delincuencia desatada

 


Desde la semana pasada y tal como a tiempo lo dijimos, el país se pintó de verde, al encargarle al Ejército Mexicano y la Marina/Armada de México, las tareas de seguridad, luego de un discurso contradictorio del presidente de México, que desde campaña insistió en regresar a los militares a sus cuarteles. Ello hace presumir y lo dijo el mismo presidente de México, que la Guardia Nacional “se estaba convirtiendo en algo semejante a la Policía Federal Preventiva”. Es decir, en la visión oficial, dicha corporación estuvo casi como aparato en los gobiernos pasados. No obstante, el mapa criminal en Oaxaca sigue como si nada. Por ejemplo, el catálogo de homicidios y ejecuciones está tal cual como si no existiera emergencia alguna. Sólo el viernes pasado, en la comunidad de Acatlán de Pérez Figueroa, en la Cuenca del Papaloapan, se suscitaron hechos violentos que tuvieron como saldo, seis delincuentes abatidos por la Policía Estatal y Municipal.

La semana anterior, asimismo, en un retén ubicado en Puebla, dos oaxaqueños, originarios de El Barrio de La Soledad, en el Istmo de Tehuantepec, fueron detenidos. En el interior de la cajuela del vehículo en que se transportaban, llevaban la nada despreciable cantidad de 3 millones de pesos en efectivo. Para aquellos que conocen los pormenores de las guaridas delictivas en Oaxaca, saben que dicha comunidad es un refugio de bandas locales y grupos criminales, he ahí el por qué las ejecuciones y homicidios dolosos en la zona, están a la orden del día. La referida comunidad, no es ajena a las operaciones de robo de gasolina, trasiego de droga y otras.

En los últimos días también, se han documentado acciones criminales en la costa oaxaqueña: Pinotepa Nacional, Puerto Escondido, Pochutla o en el Istmo, llevándose Salina Cruz en homicidios, un lugar privilegiado. La Cuenca, insistimos, sigue como el matadero cotidiano. Lo que vale la pena subrayar es que las acciones de prevención se han descuidado en la entidad. El golpe contra la delincuencia que mencionamos al principio, es al parecer, sólo un golpe de suerte. En la región de Tuxtepec, las ejecuciones y la exhibición de fuerza de los grupos criminales se llevan a cabo en público y a plena luz del día. Esto es una realidad a la que las autoridades parecen no darle la cara. Ya hemos visto que, para la presidencia del país, no es una prioridad combatir a los grupos criminales, “como en los gobiernos neoliberales” 

Respeto a usos y costumbres

En la “mañanera” del pasado miércoles 13 de mayo, el gobernador Alejandro Murat, luego de ponderar la disciplina de los oaxaqueños en el “quédate en casa”, lo que ha contribuido –dijo- a que haya pocos casos de contagio y muerte por el nuevo coronavirus, dejó claro que en al menos 203 municipios que hasta ese día se habían mantenido libres de contagios, se podría regresar a la “nueva normalidad”, desde luego –aclaró el ejecutivo- guardando las debidas medidas de prevención. El jueves, como lo publicamos en nuestra página principal, sostuvo que eso no implicaba “salir a la calle” y con justa razón afirmó que el retorno se haría en función de las disposiciones sanitarias, a partir de este día. Si bien es cierto que el ejecutivo estatal tiene sus razones para haber expresado su disposición de que esos municipios de la entidad, estuvieran ya en la normalidad, no faltaron las críticas y desacuerdos.

En principio, hubo duda en el sentido de que la autoridad sanitaria federal dispuso que, en virtud de que la pandemia llegó a Oaxaca más tarde, el “pico” de la misma está estimado para principios de junio. Ello implica que, lo grave está por venir. Es decir, si existían 203 municipios que se han cuidado en no contagiarse, el sábado la cifra de redujo, quedando solamente 192 libres de contagio. Sería pues un grave riesgo, además de una irresponsabilidad institucional, que –suponemos- no es el caso del gobierno estatal, abrir los espacios y volver a esa normalidad. Por el contrario, se trata de proteger a los ciudadanos que habitan en dichos municipios. Otro motivo de confusión fue el retorno a clases, que con toda oportunidad aclaró el titular del IEEPO, Francisco Ángel Villarreal, en el sentido de que, en educación, la prioridad es salvaguardar la salud y la vida de los estudiantes.

Con mesura, el gobierno estatal puso un ingrediente más para evitar la confusión. Murat Hinojosa reconoció que serán las autoridades municipales y las propias comunidades las que decidan al final, si se instala o no la “nueva normalidad”. Hay que recordar que fueron más de la mitad de los 570 municipios oaxaqueños los que impusieron en sus accesos retenes para evitar contagios. De alguna suerte eso los salvó de los contactos externos. Pero ello no implica que estén a salvo de la pandemia y sus efectos. Tampoco pueden sobrevivir aislados de sus vecinos o de las capitales. El retorno a dicha normalidad pues, sigue siendo un acertijo, que sólo en los días posteriores se acabará de desentrañar.