Un viejo anhelo
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Editorial

Un viejo anhelo

 


El fin de semana pasado estuvo en territorio oaxaqueño, el presidente Andrés Manuel López Obrador. En Matías Romero, un pueblo ferrocarrilero, reiteró el compromiso de su gobierno con el proyecto del Tren Transístmico, que ha sido como ya lo hemos dicho, un viejo anhelo del pueblo oaxaqueño. A lo largo de los últimos cuarenta años dicho proyecto ha sido sólo un sueño bautizado con diferentes nombres. AMLO sostuvo que el mismo ya tiene el aval de los pueblos originarios, sin embargo, entre los indígenas y sus manejadores la consulta al respecto fue un fiasco. Tal vez por ello, tuvo que hacer una consulta a bote pronto en Juchitán. Es importante subrayar que la vía férrea, vieja y todo, pero ya existe. Sólo se trata de hacer una vía moderna que, evidentemente, tal como se encuentran las comunidades por las que pasará, no hay duda que serán los principales obstáculos. Para llevarlo a cabo, no nos queda la menor duda, habrá un sinfín de problemas, particularmente de aquellos que de manera sistemática se han opuesto a cualquier proyecto de desarrollo que contribuya a mejorar la calidad de vida de los istmeños, sobre todo los que menos tienen.
Sería una torpeza omitir el gran potencial del Istmo de Tehuantepec en diversos rubros. Pero también hay que reconocer los grandes obstáculos para aprovechar de manera idónea el mismo. Hay una lista de proyectos fracasados, el último de ellos, la famosa Zona Económica Especial (ZEE), cuya sede sería la ciudad y puerto de Salina Cruz, cuyo anuncio fue espectacular, con bombo, platillo y la visita presidencial. No hay que olvidar que ha habido muchos más que han sido sólo un buen intento, pero jamás se han concretado en la realidad. Pese a nuestro pesimismo, esperamos que la visita del presidente de México y su propuesta de desarrollar dicha zona sea un sueño cumplido, dado que significaría la construcción de un pivote del desarrollo regional, promotor de empleos y el aprovechamiento de la posición privilegiada de la región istmeña. No olvidemos que ésta ha estado en la mira del gobierno de los Estados Unidos y de otros países, al menos desde mediados del Siglo XIX, justamente por su posición geopolítica en el continente americano. No obstante, la politización y la emergencia de grupos y organizaciones sociales, de los años 60 del Siglo XX hacia acá, ha sido uno de los factores que más han obstaculizado el citado Proyecto.

Día del Niño

Aunque hay una serie de datos encontrados sobre el origen, hay un acuerdo tácito de que tras la recomendación de la Asamblea General de Naciones Unidas que solicitó a los países instituir un día universal del niño y por aprobación de la misma Asamblea, el 20 de noviembre de 1954 se instituyó el Día Niño, el cual habría de celebrarse cada veinte de noviembre, fecha en que se aprueba también la Declaración de los Derechos del Niño. Pese a que la fecha reconocida mundialmente del festejo es la mencionada, cada país ha acogido a su vez la celebración y le ha asignado una fecha específica que no siempre coincide con la general. En el caso de México, el Día del Niño se instituyó tiempo antes de que se aprobara una celebración universal y fue en el año de 1916, en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz, donde tiene su origen la celebración a nivel nacional, sin embargo fue hasta 1924 cuando el entonces presidente, el general Álvaro Obregón, y el ministro de Educación, José Vasconcelos, acordaron la fecha y la volvieron oficial.

Cabe señalar que el objetivo de la celebración es que se consagre un momento a la comprensión de la población infantil y que se realicen actividades para la promoción de su bienestar y de los derechos a los que tienen acceso como seres humanos. Sin embargo, pese a todo lo que se haga para festinar esta fecha, en la realidad niños y niñas siguen siendo el sector más vulnerable en el país, víctimas de trata, explotación sexual y laboral, además de vivir en esquemas de pobreza extrema y situación de calle. Hace poco menos de un año, la Fiscalía General del Estado, luego de denuncias recibidas en el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), operó un importante operativo para desmantelar una célula de explotación infantil, promovida por indígenas tzeltales y tzotziles de Chiapas. Decenas de niños no asistían a la escuela, vivían en condiciones infrahumanas de hacinamiento y eran explotados laboral y sexualmente. Niñas de doce años cargando a bebés recién nacidos. Los niños y niñas son el futuro de la Nación y deben ser una prioridad para los tres órdenes de gobierno, por lo que no pueden estar sujetos a campañas o modas políticas. La violencia que se ha exacerbado en el país, ha hecho de los infantes una de sus víctimas favoritas. La ley debe aplicarse sin restricciones para castigar todo aquello que afecte el sector más vulnerable de la sociedad.