El placer
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Debates y Deslindes

El placer

 


Del placer del ser humano y las posibilidades de disfrutarlo es poco lo que se ha escrito. Salvo publicaciones muy especializadas en el placer sexual es poca la oportunidad de ver algo escrito sobre el placer humano. Recuerdo que en mi adolescencia me inculcaron que el placer sexual, si no era malo, sí era sucio e inoportuno. Creencia que me persiguió durante un buen tiempo hasta que una mujer me hizo entender que no tenían nada de malo, y si, era total y absolutamente maravilloso. Encontrar el placer pleno fue uno de los procesos lentos que fui descubriendo conforme crecí y tenía más experiencia. Finalmente llegó esa mujer cuya libertad, experiencia y amor culminó mis enseñanzas y mis horas de intenso y agradable placer. No fue fácil llegar a la cima. Gracias…   

Hasta fines del siglo XIX en México hablar del placer públicamente estaba prohibido. Se reservaba para algunos comentarios misóginos, para pláticas de “hombres” solamente. Casi en ningún texto del siglo XIX que circulara en México aparece el placer como tema central. Eric Fromm había publicado “El arte de amar” en el que analiza parte de la conducta humana, el amor, la libertad y el placer. Era un libro científico que daba respuestas desconsoladoras.

Todo el siglo XX el tema del placer fue relegado en México, no existía una literatura sobre el placer, existen algunas ediciones europeas o traducidas que circulaban poco y hasta las décadas de los años 80 cuando una encuesta en los Estados Unidos reveló que el 80 por ciento de las mujeres de ese país no habían tenido ningún orgasmo en su vida se llegó a la conclusión de que, ¡algo no estaba funcionando!   

Se dieron cuenta que el sexo y sus placeres había sido relegado de la educación pública y que los americanos y americanas en su gran mayoría estaban ignorantes del placer sexual y las posibilidades y placeres que proporciona una buena educación sexual. Si había una serie de satisfacciones sexuales entre las parejas, pero éstas eran rústicas, sin refinamiento, en ocasiones vergonzosas. El placer, placer como un arte no estaba reconocido públicamente dentro de la cultura occidental. La iglesia católica en sus escritos privó a Jesús de los placeres mundanos y deformó la figura de María Magdalena como una posible compañera de Cristo. Los casos del placer místico o deportista se liaban aparte.   

En los Estados Unidos, durante la década de los 80, el Estado inició una campaña de educación sexual masiva, se publicó un texto básico “El Juego del amor”, que causó sensación porque se hicieron todo tipo de ediciones infantiles, para jóvenes y para adultos. Las ediciones bellamente ilustradas e impresas se distribuyeron en todos lados. Recuerdo que mi amigo Eliseo me llamó la atención sobre el libro en una ciudad americana que visitábamos y compramos dos cada uno.

En México afortunadamente ya empiezan aparecer desde finales del siglo XX algunas tiendas con juguetes y literatura sexual. En las escuelas primarias se dan clases de educación sexual y en general los jóvenes que entran a la secundaria saben con certeza cómo funcionan esos mecanismos para obtener placer y ser feliz.  Existen canales en las benditas redes sociales donde sin el menor recato puede uno acceder a cualquier característica de ese tema y por lo que parece junto con el libre mercado, con los modelos democráticos, con los diversos temas y formas de modernización   aparecen textos, mensajes, fotografías y videos que poco a poco van formando una cultura sexual en nuestros hijos, los cuales andan en busca de la felicidad.      

La inflación   

Uno de los grandes monstruos de la economía de libre mercado es la inflación. No hay programa de gobierno que la resista. Acaba con todos los planes y proyectos de los gobiernos y de las familias, en pocas horas destruye cualquier beneficio que se haya otorgado a la población y hace negativo cualquier mejora en la calidad de vida.   

Hasta fines del año pasado la administración de la 4T había mantenido al país sin problemas de inflación. Los combustibles se habían mantenido en un mismo precio y en términos generales los indicadores más importantes como la canasta básica, el precio del intercambio del dólar, los combustibles y los alimentos habían mantenido índices aceptables casi fijos. Lamentablemente hace dos años que la pandemia del Covid, además de la muerte de miles de personas en todo el mundo, trajo un parón en la economía de pronóstico reservado.

Los efectos se sintieron en todos los rubros, la agricultura dejó de atenderse y cultivarse, la industria tuvo que detenerse para parar los contagios en un principio y ahora no tienen los trabajadores especializados que existían, diversas áreas de las cadenas productivas se quedaron sin trabajadores, y aunque los países industrializados ya están produciendo artículos la producción es menor que la demanda. Hay menos productos alimenticios, hay menos artículos industriales y eso provoca un alza de precios que alguien bautizó como inflación, la gran destructora de sueños del capitalismo.     

Los ingresos con los que se contaban disminuyen en forma acelerada, si antes compraba uno un litro de leche, repentinamente, con la misma cantidad de dinero no podemos comprar ni un decilitro. La canasta básica o lo que comprábamos semanalmente disminuye, y poco a poco nos vamos quedando con un consumo básico, muy muy básico.    

El problema es global. En la medida en que se controle la inflación en los países desarrollados, se va a controlar la inflación en los más pobres, sin embargo, no hay que olvidar que la inflación les pega a los que menos tienen. O sea, a nosotros los oaxaqueños que vivimos en el fin del subdesarrollo, de un país subdesarrollado.  Lamentablemente el comercio y el intermediario oaxaqueño es inhumano. [email protected]


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