Radicalismo enfermo
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Opinión

De Paradojas y Utopías

Radicalismo enfermo

 


Fueron semanas de suplicio ciudadano y secuestro de autobuses y robo a camiones de mercancía. Asalto a oficinas del IEEPO para robar cheques. Toma de caseta de peaje de Huitzo. Cierre diario de calles y cruceros. Bloqueo de acceso al Aeropuerto. El juego de estos vándalos, disfrazados de normalistas, se puso al descubierto.

No fue una movilización genuina ni de demandas válidas. Menos de banderas justas. Su objetivo fue la provocación. Manejados por radicales del Cártel 22, han pretendido hacer el caldo de cultivo para otro 2006.

Durante el movimiento político-social, hay que recordar, hubo mano negra para crear un ambiente de crispación social, que benefició al hoy presidente Andrés Manuel López Obrador y sus adláteres. En Oaxaca arrasó en las votaciones. En aquel año fueron Flavio Sosa, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), de Zenén Bravo y Rogelio Vargas Garfias; Praxis, CODEMO y otra facciones ligadas al magisterio; el Frente Popular Revolucionario (FPR), de Germán Mendoza Nube y Macamás que con otros cómplices. La Unión de Artesanos y Comerciantes Oaxaqueños en Lucha (UACOL), manejado por el correveidile del Cártel 22, Adán Mejía a) El Panda y ese grupúsculo de vividores de la dádiva gubernamental, denominado “Sol Rojo”, franquicia de Javier Aluz Mancera. Antes de la famosa mesa de diálogo circularon en redes sociales, las fichas de Gustavo Arturo Ramírez Gómez y Jennifer Domínguez Lázaro, responsables de los latrocinios y atrocidades cometidas en contra del pueblo. Delincuentes juveniles, que no activistas.

¿Tuvieron las agallas, la experiencia o el arrojo para poner de rodillas al gobierno, desafiar a las fuerzas federales y generar gravísimas pérdidas económicas? Demasiados intereses hay detrás, sin descartar a la maña. ¿Acaso hay aún ingenuos, que sigan considerando el affaire Ayotzinapa y los 43, como una respuesta de “Guerreros Unidos”, “Los Rojos” o “Los Ardillos”, a una genuina y pacífica protesta estudiantil? paralizado al gobierno para dejar que estos potenciales delincuentes y fracasados revolucionarios hagan y deshagan a su antojo? Oaxaca arrastra tres fantasmas, dos propios y uno externo. El 2006, que, pese a los excesos y decenas de muertos en las barricadas; a la situación de excepción que padeció la ciudadanía, la principal víctima, los carniceros se convirtieron en indefensas reses. ¡Represión!, ¡represión!, fue el grito de las plañideras, que se asumieron víctimas.
El segundo capítulo: el 19 de junio de 2016 y el affaire Nochixtlán. Una vez más, los victimarios devinieron víctimas.
ONGs y comisiones de derechos humanos, acreditando violaciones a las garantías individuales de supuestos agredidos -con armas de fuegoy ocho muertos. ¿Y los cientos de policías heridos? ¿Y la pérdida de dicha comunidad de su estatus de tranquila, para devenir después rehén de un fantasmal Comité de Víctimas (Covic), que ha lucrado a placer y como buitre sigue viviendo de los fallecidos? Y el Síndrome del 26 de septiembre de 2014, cuando desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, un acertijo del que se sigue especulando, mientras algunos buscan raja política.

Por ello, cualquiera que se pinte de normalista puede agredir, robar, asaltar, incendiar, desafiar al Ejército, la Guardia Nacional, Marina, Policías Estatales, etc. Nadie les tocará un pelo. Movidosporinteresespolíticos se alquilan como mercenarios. Hay una coraza que los protege contra la acción del Estado: su impunidad y su cinismo. Gritan ante quien quiera escucharles que hacen una lucha pacífica. Sí, con bombas Molotov, petardos, en un intento torpe que sólo habrá de paliarse relativamente, con plaza docente, en la nómina y cheque quincenal, trabajen o no.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
–En materia de simulación, Oaxaca se pinta sola. Ahora resulta que abogados bravucones, que han despojado a comunidades y familias de sus propiedades, de manera ilegal y truculenta, a lo largo de al menos dos décadas, nada más le cayó encima la ley y ya se asumen víctimas.
–¿Cómo se llamó la obra? “El accidente del Metro o la victimización como forma de gobierno”.
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