Ante los señalamientos del Gobierno de que el alza en los combustibles recae en los gasolineros, veamos: a partir de la Reforma Energética en 2013, el precio en que vende Pemex los combustibles se han elevado de 12 pesos por litro a 18.52 pesos (54%) en la magna, de 12.61 a 19.66 (56%) y en la premium de 12.33 a 19.32 pesos (57%) en el diésel. Además en 2017, el descuento a los gasolineros disminuyó 6.5% sobre el precio de venta a pesos por litro. El Gobierno se olvida que la política de flexibilización de precios y márgenes en los mercados de gasolinas y diésel tiene como objetivo precisamente incentivar la inversión en la infraestructura logística del mercado, fomentar la competencia y lo más importante, garantizar el abasto de gasolinas y diésel.
Finalmente, lo que se está omitiendo es que el estímulo fiscal no lo reciben los gasolineros, sino los productores nacionales, es decir, Pemex, o los importadores. Por lo tanto, el gasolinero sólo puede trasladar al consumidor final menores precios que resulten del otorgamiento de estímulos fiscales, lo cual no ocurre todo el tiempo. Por ejemplo, entre el cinco y seis de abril, la SHCP, dirigida por Carlos Urzúa, determinó ampliar el estímulo fiscal al IEPS de la Magna de 1.5 a 1.622 pesos por litro, es decir, en 12.2 centavos, en esas fechas, Pemex sólo traslado al gasolinero 4 centavos, de los 12.2 otorgados.
En otras palabras litros de a litro.