Persecución y purga
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Carpe Diem

Persecución y purga

 


Sabía de ella, aunque no la conocía. En nuestra casa el apellido Tagüeña era familiar por cuestiones del destino. Manuel Tagüeña, físico español, científico en el lenguaje despectivo del Supremo, como le llama Guillermo Sheridan a YSQ, el padre de Julia Tagüeña Parga se enlistó en el ejército republicano y peleó en la Guerra Civil española contra el fascismo y, en la crucial Batalla del Ebro, resultó comandante de Néstor Sánchez, mi padre. No se conocieron entonces dado que Manuel Tagüeña pertenecía al alto mando y mi padre solo era un capitán de infantería.
No conocía a Julia ni a su hermana Carmen, no sabía los altos honores académicos que tenía Julia Tagüeña y de su trascendencia en el ámbito mexicano de las ciencias. La doctora estudió en la UNAM y obtuvo un doctorado en Oxford, dedicando su actividad profesional, en el campo de la física, al estudio del “estado sólido” y a la noble labor de la divulgación científica.
La entrevista Javier Solórzano en un noticiero de Canal 11, ahí supe que era la Coordinadora general de Foro Consultivo Científico y Tecnológico, una institución creada legalmente, dependiente de Conacyt y cuyo fin era el de asesorar en políticas públicas en materia científica al gobierno mexicano.
Afirmó el presidente AMLO en su mañanera del viernes que, además de otros delitos, ese grupo de científicos, como despectivamente los califica, había hasta comprado una lujosa casa en el centro de Coyoacán.
Decidí conocer personalmente a la doctora Tagüeña porque, en común, ambos somos hijos de combatientes republicanos de la Guerra Civil Española y, todo lo que tiene que ver con ese conflicto es de interés personal, como el exilio español o los refugiados, por ejemplo.
Manuel Tagüeña y Néstor Sánchez se conocieron en México. Después de la guerra, mi padre fue enviado a un campo de concentración en Francia y después deportado a México y, Manuel Tagüeña, se exilió en la URSS, y posteriormente en Checoslovaquia, en donde nació Julia. Es pública la decepción del sistema comunista que vivió Tagüeña en su peregrinar en los países detrás de la cortina de hierro. Probablemente le están queriendo cobrar a su hija, nuestros santones revolucionarios, esas críticas públicas.
Fui a buscar a la destacada científica a Coyoacán. El metro Miguel Ángel de Quevedo me dejó a unas seis o siete cuadras, largas, por cierto. El barrio es bonito y muy típico clasemediero de la capital, quizá otro de sus pecados. Caminé por Miguel Ángel de Quevedo hasta el número 305 de Melchor Ocampo, aproveché que un joven estaba entrando y pregunté por la directora sin saber que esa persona era su asistente personal.
Sin protocolo me introdujo y conocí personalmente la lujosa casa de la que se queja el presidente. No es tal, es una casa clasemediera común y corriente, adaptada para albergar oficinas y servir como sede del Foro Consultivo. Un jardín pequeño y bien cuidado, una recepción bonita, un trato sencillo de todos aquellos que saludé y, sin esperar más de 10 minutos, me recibió personalmente en su oficina.
Me saludó con mucho afecto y platicamos sobre nuestros padres. Ella, por razones que no le pregunté, trataba de mantenerse lejana de lo vivido por su padre en la guerra y su familia en su peregrinar por el bloque soviético.
No lo sabía, pero de acuerdo con el presidente, me encontraba ante una peligrosa delincuente perteneciente a la mafia organizada. No sabía que mi integridad peligraba al estar en contacto con esa brillante mujer, destacada científica a nivel nacional e internacional.
No, la casa ni las oficinas tenían ningún lujo u ostentación, mucho menos comparable con el palacio virreinal en que vive el presidente. Seguro las oficinas de muchos profesionistas tienen más lujos de los que yo vi en ese lugar.
El pecado de todos los que ahí conocí en las dos visitas que hice es ser de una clase media trabajadora y, además, ser personas de alto perfil académico. Es sabido el bajo desempeño universitario del presidente y, tal vez, ese complejo sea uno de los motores de sus rencores.
Hoy el Foro Consultivo no existe, le cortaron los fondos porque, de acuerdo con el fiscal de la república, los desviaron para el turismo científico, para el pago de lujos o para la compra de la ostentosa sede. No es cierto, al menos las oficinas que conocí no coinciden con la descripción del presidente.
Este gobierno está imitando las persecuciones y purgas estalinistas. Va contra el conocimiento como parte de su plan de regeneración nacional. Debe recordar el presidente aquella arenga del militar fascista Millán de Astray: “Muera la inteligencia” para entender que este tipo de hostigamiento es una conducta altamente conservadora y retardataria.
No se combate la corrupción equiparando a los científicos con delincuencia organizada. Es un distractor ante la destrucción de México.