SOAPA, Muro de Lamentaciones
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Opinión

BARATARIA

SOAPA, Muro de Lamentaciones

 


SOAPA se ha convertido en Muro de Lamentaciones más que de soluciones. El director de la dependencia, Omar Pérez Benítez, y sus jefes no han comprendido la importancia que tiene en la búsqueda de soluciones expeditas para ofrecer un abasto seguro y habitual de agua a la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca y algunas otras ciudades del estado, como Pinotepa Nacional, cuyo problema puede trocarse en asunto político, pues es un hecho que se ha convertido en una bomba de tiempo social.

Las advertencias están ahí con los bloqueos, protestas por aquí y por allá de capitalinos que exigen agua luego de soportar entre 30 y 40 días para el “tandeo” del vital líquido que apenas reciben por algunos minutos u horas. Ya no es habitual escuchar “hoy no voy a poder ir” o “me desvelé porque llegó el agua en la madrugada y me puse a lavar y a llenar mis tambos” ¡qué diéramos por poder decir esto justo ahora!

El funcionario ha repetido hasta el cansancio que no llovió suficiente, lo cual es cierto, que ha bajado el caudal de San Agustín, pero hasta ahora nada ha propuesto para buscar una salida y, a corto plazo, ofrecer la esperanza de que en los próximos meses no se agrave la situación, en pleno estiaje.

Dependemos de la sobreexplotación de los mantos freáticos a través de pozos agotados, obsoletos y con una buena cantidad de materiales ferrosos, sedimentos que van tapando las tuberías de distribución de la ciudad y las de los domicilios, amén de los posibles problemas sanitarios que desencadenan.

En su muy limitado currículum, Omar Pérez Benítez, destaca apenas dos intervenciones en los templos de San Juan Bautista Coixtlahuaca y Santa María del Municipio de Santa María Ecatepec; el arquitecto en el área de restauración egresado de la UABJO hace alrededor de 13 año poco o nada sabe de manejo y soluciones hidráulicas.

Estaría mejor encaminado a supervisar o establecer un programa para la recuperación de edificios, por ejemplo, dañados por los sismos, no para solucionar la sed de la ciudad. En un año de cobrar como director de SOAPA no ha presentado proyecto alguno. Ha señalado lo obsoleto de la red de distribución en donde se pierde la cuarta parte del de por sí limitado aforo. Eso ya lo sabemos pero que nos digan “no hay dinero” solo nos inunda en la desesperanza. Y para las campañas ¿si hay dinero?

El 4 de enero cumplió un año del cambio de nombre de Servicios de Alcantarillado y Agua Potable de Oaxaca (SAPAO) al Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SOAPA) pero nada se transformó. El maquillaje no vino aparejado con un mejor servicio o, al menos, la contención del constante desabasto de agua.

Producto de una decisión política, el nombramiento de inexperto arqui-tierno el resultado de una cuota política “pagada” o demandada por su tía, la diputada Nancy Benítez Zárate, pero que puede tener un alto costo político si se traslada a las urnas como voto de castigo a la desatención de algo fundamental como el derecho al agua.

Que el caudal disponible apenas era de 235 litros por segundo al inicio de la marchita Primavera Oaxaqueña y ahora es apenas de 190 litros cuando la ciudad demanda más de mil litros en ese lapso, pero no hay ni un mínimo plan para traer agua, ni siquiera la “esperanza” de perforar más pozos. La propuesta es “rehabilitar” los ya existente para exprimir más violentamente el subsuelo.

Las colonias recibían tandeos cada 15 o 20 días hace apenas unos meses ahora, si bien nos va, tenemos la “esperanza” de captar algunas gotas de la tubería cada 30 o 40 días. Pero eso sí ¡los recibos llegan puntualmente para cobrar lo que no recibimos! Parece una broma macabra.

Habría que descontar el costo de las pipas que cubren las deficiencias de SOAPA.

El proyecto de Paso Ancho, ese que con Gabino Cué nos ofrecía “inundar” la ciudad con agua de la Sierra Sur para las próximas décadas está muerto desde hace más de una década y el funcionario se sigue refiriendo a él. No le han informado los problemas técnicos (una falla geológica) ambientales (destrucción de hábitat) y de la clausura por parte de Profepa en abril de 2013 por no presentar documentación para el cambio de uso de suelo.

Además, afronta oposición social por parte de las comunidades de los Coatlanes y el costo que representa “subir” por bombeo el líquido a una ciudad distante a 100 kilómetros de la posible presa. A todo ello se suma las 3 o 4 fugas diarias por lo obsoleto de la red pero, “tampoco” hay dinero para repararla o sustituirla. En algunas zonas la tubería tiene más de un siglo.

El caso es que en algún momento los funcionarios morenistas se tendrán que poner a trabajar. Dado que no tienen ni clima ni viento a favor al arreciar el estiaje, la carencia de agua se agravará y el descontento, acéptenlo, podría reflejarse en las urnas. Hoy hay jaloneos por las presidencias municipales de la capital, donde parecen ir en caballo de hacienda; sin embargo, el factor agua podría poner en entredicho o hacer peligrar posiciones de elección popular que parecen seguras.

 

OTRA DE SEGO

La ineficacia, carencia de inteligencia (de la que investiga y de la otra) llevaron a un nuevo gazapo de la Secretaría de Gobierno, el delegado de paz, Enrique Martínez, buscó mediar en el bloqueo que sostenían pobladores de Reforma Pineda en el tramo de Santiago Niltepec el Guamol, en el Istmo de Tehuantepec.

Por los malos oficios terminó amarrado en el lugar y su imagen fue difundida por redes sociales; los manifestantes exigían la presencia del titular de la Secretaría de Gobierno (Sego), Jesús Romero, y la destitución de José Méndez R, presidente municipal. Por el bloqueo hasta anoche no había paso hacia Chiapas.

En abril el propio Romero López fue retenido en Los Chimalapas en “arraigo comunitario”. Al finalizar noviembre, habitantes de Teojomulco amarraron y le bajaron los humos al subsecretario de Concertación, Edgar Gandarillas.

Lo más sencillo es “mete paz” y sacas más. Pero desnuda la falta de oficio político en la secretaría y que muchos de los funcionarios no saben a qué se enfrentan, no se informan, menos analizan y, de plano, no saben ni dónde están parados.