Privatización de la Salud
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BARATARIA

Privatización de la Salud

 


Los elocuentes reportajes publicados en EL IMPARCIAL, El Mejor Diario de Oaxaca en los más recientes días sustentados en cifras y datos de fuentes tan disímbolas como Coneval, Inegi, Imco, OMS, la revista científica The Lancet, Insabi y del propio Banco de México, pone reflectores en algo que de manera empírica ya percibíamos pero que ahora se cuenta con respaldo documental: la privatización de la salud como resultado de la catástrofe sanitaria que afecta a México, pero que tiene a Oaxaca como uno de los estados más afectados. Nos explicamos.

Ya habíamos tocado el tema del desplome de la cobertura en salud que se inició durante el presente gobierno y agravó en la fatídica fecha del 1 de enero de 2020, con la desaparición irresponsable, criminal, del Seguro Popular a cambio de…nada. Los mexicanos y oaxaqueños debimos afrontar la pandemia sin el mínimo apoyo institucional: sin medicina pública.

Ahí están los datos publicados ayer por esta casa editorial: de 2016 a 2020 se multiplicó por cuatro (cuadruplicó, si gusta cara lectora o lector) el número de oaxaqueños SIN cobertura médica. De 621 mil que afrontaban carencia de acceso a la salud hace 7 años, se pasó a 2 millones 792 mil 542 en 2022, indican las cifras del propio gobierno mediante el Coneval.

Y así estamos hoy, afrontando los resabios de la pandemia, muchos inmersos en secuelas o afecciones dejadas por el Covid-19; sin esquemas completos de vacunación del propio SARS-CoV-2, de inmunización a menores de edad de algunas enfermedades más, con un dramático repunte del dengue (que es atendido por médico particular o convaleciendo en casa). Con el rebrote de enfermedades como la lepra, el paludismo, la tuberculosis que parecían controladas. Mientras tanto, los políticos llevan acarreados a los mítines de las corcholatas o buscan a toda costa “salir en la foto” o no molestar a los sindicatos de Salud, del IMSS del ISSSTE y despreocupados en entregar insumos y medicinas a sus centros hospitalarios.

Privatizada la atención a la salud ¿De dónde sale el título? Pues de otro reportaje de la compañera Yadira Sosa donde se indica que, ante la saturación de unidades médicas del IMSS, ISSSTE y SSO, los pacientes, los enfermos optan por acudir a los consultorios aledaños a farmacias para “atenderse”, a pesar de los riesgos que ello implica y, por ello, se tiene que pagar, sobre todo para adquirir las medicinas en farmacias de los anexos. En el sector público, simplemente, no hay medicamentos y es una quimera esperar fármacos de alta especialidad o de última generación para atender los males.

Pero hay más formas de “privatizar” los servicios. También EL IMPARCIAL ha dado cuenta que la propia saturación ha llevado a “cerrar” agendas de atención hasta el próximo año en los SSO, IMSS e ISSSTE y se pavimenta el camino para que sean los anexos a farmacias atiendan esa urgente demanda.

¿No es “privatizar” el que familiares de pacientes en todo el sistema de salud deban comprar gasas, insumos, medicamentos de sus enfermos para ser atendidos en un hospital público porque en ellos no hay ni siquiera una mísera venda?

Más datos, si no fuera alta la demanda o “negocio” el cuidado a la salud no existirían 650 unidades médicas particulares solo en Oaxaca de Juárez contra 40 de atención pública; en la capital hay ¡16 veces! más clínicas particulares que unidades públicas. ¿Qué les dice “tufo” privatizador?

Y los estudios de gabinete o laboratorio que se programan a un mes o más. Los oaxaqueños optan mejor por acudir a empresas privadas para un examen general de orina, realizarse un electrocardiograma, detección de Covid, una radiografía poque la unidad médica que les corresponde o no cuenta con el servicio o son remitidos a un hospital de segundo o tercer nivel. Para ello se debe desembolsar, pagar. Y el día de hoy los sospechosos de dengue, del cual el estado es un hervidero, acuden a laboratorios particulares para saber su situación.

 

Es privatización

Y bien, se preguntará querida lectora-lector ¿de dónde está saliendo para “nutrir” la salud privada debilitando las finanzas familiares? Otra vez el periodismo nos da un norte. En la edición del lunes 14 El Sol de México da a ocho columnas “Aumentan tarjetazos para el servicio médico” y “el gasto que los mexicanos realizaron con una tarjeta de crédito en servicios de salud, ya sea médico u hospitales, se disparó en los primeros cuatro años del actual sexenio. De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), entre 2018 y 2022, el pago de consultas médicas con tarjeta de crédito aumentó 84.6 por ciento, mientras que en hospitales el incremento fue de 39.3 por ciento.

El monto pagado con tarjetas (crédito y débito) por los connacionales a médicos y dentistas aumentó 93.3 por ciento entre 2018 y 2022, mientras que el gasto en hospitales se incrementó 50 por ciento en dicho lapso. En conjunto, el gasto realizado por los mexicanos con tarjeta en consultas e intervenciones superó los 73 mil millones de pesos, cifra casi 74 por ciento mayor, respecto de 2018”

Sin duda, un alud de dinero que va a parar a bolsillos de cadenas hospitalarias o pequeños negocios particulares a costa de los oaxaqueños que afrontan los llamados “gastos catastróficos” desamparados por la salud pública que ha cancelado el derecho a la salud y recibir una atención digna en la medicina privada.

Todo ello, sin duda, es privatizador.

 

NI LAS CORCHOLATAS CONFÍAN ENTRE SÍ

¿Debemos confiar en las corcholatas? En cuenta regresiva para el levantamiento de la encuesta que definirá el candidato o aspirante a la presidencia por parte del partido oficial se han multiplicado los señalamientos de falta de transparencia contra las firmas que levantarán el sondeo y que han propuesto las propias corcholatas. Y eso que el procedimiento fue por sorteo.

Si las corcholatas no se fían el uno de la otra. ¿Qué podemos esperar los apartidistas? ¿Debemos confiar en ellos?