Peso fuerte, remesas anémicas
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Opinión

BARATARIA

Peso fuerte, remesas anémicas

 


María vive en alguna comunidad de la Mixteca y cada mes o cada dos meses se acerca a la ciudad de Oaxaca a cobrar “su dinerito” que envía su esposo, hermano, hijo, nieto o familiar, a saber, para apoyar o, de plano, brindar un tanque de oxígeno a la economía familiar.

En noviembre de 2021, en una de las etapas con el dólar más caro, en Día de Muertos se cotizó en 21.32 pesos en ventanilla, alrededor de 20 pesos a la compra. Ayer, de acuerdo con el tipo de cambio de Banamex, se pagaban ya 16 pesos con 53 centavos a la compra; este es el monto que pagan a la inmensa mayoría de familiares de paisanos de este lado de la frontera.

En 20 meses, entonces, por cada dólar que María recibe le han dejado de pagar 3 pesos con 47 centavos, en promedio. Perdió alrededor de 17.3% del poder adquisitivo de ese dinero, a lo que debemos sumar el incremento de precios de la canasta básica. Especialistas señalan que el quebranto es aún mayor, el peso “se ha fortalecido” 22%, esta es la magnitud del daño a quienes cobran divisas.

María, elegimos ese nombre dado que, de acuerdo con un estudio del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), los nombres de mujer que aparecieron con más frecuencia en la muestra de receptores de remesas fueron: María, con 21.5 por ciento o Rosa 1.9 por ciento; Juana, 1.8 por ciento; Ana, 1.8 por ciento; Martha, 1.4 por ciento.

En promedio, hace una década cada paisano remitía 300 dólares por envío, para mayo de 2023 el Banco de México ya indica que la media es 391 dólares “por evento”, en mazo el promedio fue de 394 dólares por cada vez que depositaban remesas para Oaxaca.

Regresemos al caso de “María”, ella no sabe de números, de porcentajes, de cotización del peso o de divisas; si es el caso, saca de su pecho el envoltorio con sus billetes verdes o su identificación con el número de guía y folio para tomar los pesos que le dan a cambio. Nada sabe del “peso fuerte” o del “superpeso”.

Así, por ejemplo, aceptando los 391 dólares que reciben en promedio, en noviembre de 2021 “María” cobró 7 mil 820 pesos que le permitió comprar alimentos y medicinas. Ayer “María” regresó al lugar donde recibe su “dinerito”, pero esta vez apenas recibió 6 mil 463 pesos por esos 391 dólares, mil 357 pesos menos que hace poco más de año y medio; ella está padeciendo los estragos de tener una “moneda fuerte” como festinan los políticos que alaban al “superpeso” pero que está causando estragos en hogares humildes, sobre todo oaxaqueños.

La baja en la cotización se debe, insisten especialistas, en el arribo de turismo y el envío de cada vez más dólares por concepto de remesas pero, sobre todo, por capital especulativo y parece que el gobierno de la 4T no se ha dado cuenta de ello o no se quiere dar cuenta.

Y he aquí el misterio, de acuerdo con un artículo publicado en el diario español El País, “El ‘Carry’: el negocio favorito de los inversores extranjeros que impulsa al peso mexicano”, las altas tasas que el gobierno mexicano está pagando por los Cetes, 11.25% de interés, un suculento bocadillo para el mercado especulativo de divisas. “Representa una oportunidad para residentes en el extranjero que pueden no solo comprar Cetes, sino también pedir prestado en dólares a una tasa mucho menor fuera de México. Tomando el Cete de 28 días como ejemplo, así funciona un carry trade: un operador del mercado pide dólares prestados, con un vencimiento de 28 días, a una tasa anual de 5.75%. Ese mismo operador toma esos dólares y los invierte en un Cete, también de 28 días, que le ofrece una tasa anual de 11,30%. Al vencimiento, el operador tuvo un rendimiento neto de 5.55%”.

¿Qué representa ello? Una bomba de tiempo con la mecha encendida. El día que se “compacten” las tasas de interés, los “inversores” extranjeros se llevan sus dólares y dejarán un boquete en las finanzas del país. ¿Les suena esto a “error de diciembre” o a las devaluaciones de los 70?

También se señala otro severo riesgo: “los extranjeros han vendido sus posiciones de bonos de largo plazo y algunos regresan a comprar Cetes (de corto plazo). Es decir, a los inversionistas extranjeros les es más atractivo especular sobre el desempeño del peso mexicano en los próximos 28 días, que invertir en el país a lo largo de varios años. De tal suerte que NO es inversión productiva, para impulsar proyectos a largo plazo, sino que buscan ganancias para mañana, si las obtienen, pues simplemente toman sus ganancias y se van. ¿De dónde sale o saldrá esa ganancia que los grandes capitales están obteniendo? ¿Quién las pagará?

Solo recordemos que, en alguna etapa de los 80 o 90, con un dólar “barato”, llegamos a comprar Coca-Cola canadiense, indú, brasileña, pakistaní y muchos otros productos chatarra porque estaban baratos, ¡y así nos fue?

Ojalá y estemos errados. María seguirá cobrando poco por los dólares que le envían, pero cuando el peso deje de ser atractivo, podrá obtener más por sus billetes verdes, pero se afectará al resto de la economía nacional por la improvisación, incapacidad e irresponsabilidad del gobierno federal.

Y esto María no lo sabe, ni tendría porqué saberlo. Solo tomará sus monedas, abrirá la mano y contará para ver a qué le alcanza.

GUELAGUETZA ¿BENDICIÓN?

“¡Gracias a Dios por la Guelaguetza!”, declaró en la misa dominical el arzobispo Pedro Vázquez Villalobos, sin duda. Sin embargo, por lapsos parece haber una ambivalencia de la fiesta de todos los oaxaqueños entre una bendición o una maldición: el manoseo de políticos, el negocio y desfiguración de la festividad, la “explotación” irracional de los Lunes del Cerro con valores netamente comerciales.

Además, el “negocio” del turismo está solo en manos de unos cuántos. Invierte el estado en favor de un pequeño grupo. El turismo no es el principal motor económico, son las manufacturas, aún el campo y a estos sectores no se les brinda apoyo. En hoteles, restaurantes solo se ofrecen trabajos temporales, y basta preguntar a un mesero las condiciones salariales y laborales en que se encuentran. Es cierto, hay derrama, se mueve dinero.

Así que ¿bendición?